Posted on 8 diciembre, 2013
By Redaccion
Eros y Psique, portada
Por Alexis Rebolledo C.
«Caída del hombre, pecado original y expulsión del Paraíso», por Miguel Ángel, Capilla Sixtina (1509)
Pocos temas en el campo de la conducta humana son tan fascinantes, emocionantes, polémicos y controvertidos como el sexo. Ha estimulado más atención que cualquier otro aspecto de la conducta humana. Aún más curiosidad se despierta por las prácticas sexuales consideradas inusuales, anormales o desviadas. También señaladas como perversiones sexuales, o más comúnmente como parafilias, estas prácticas van desde el conocido sadismo, masoquismo, fetichismo y voyeurismo a otros más «extraños» como la homilophilia (excitación sexual al escuchar o dar sermones), choreophilia (la excitación sexual de la danza ) y tripsolagnia (excitación sexual de tener el pelo con champú). ¿Son estas expresiones de la sexualidad algo contemporáneo? Por supuesto que no.
- Las disfunciones sexuales, que se caracterizan por inhibiciones en el deseo sexual. Estos son los más comunes de todos los trastornos sexuales.
- Las parafilias, caracterizadas por la excitación en respuesta a objetos o situaciones sexuales que no forman parte de los patrones normales de la excitación y actividad sexual, y
- Los trastornos de identidad de género, que se caracterizan por la identificación clara y continua con el sexo opuesto y el malestar persistente con el propio.
¿Qué edad tienen los comportamientos parafílicos y delitos sexuales en relación con la historia de la humanidad? Varias pinturas rupestres de hombres manteniendo relaciones sexuales con animales indicarían que al menos la bestialidad era común incluso en los hombres prehistóricos.
Dibujo rupestre presentando una escena de sexo humano-animal. Fue encontrado en Tanum, Bohuslän, condado de Västra Götaland, Suecia
Pero para conocer relatos antiguos de los patrones de conducta sexual que prevalecen en los tiempos históricos, revisemos un libro bien antiguo: la Biblia.
El adulterio está prohibido de acuerdo con la Biblia. En Éxodo (20:14), el segundo libro de Moisés dice: «No cometerás adulterio» (לֹא תִּנְאָף׃ ס). En el Levítico (20:10), el tercer libro de Moisés, se prescriben penas por varios actos de inmoralidad, entre ellos se encuentra el adulterio. «Si alguien comete adulterio con la mujer de su prójimo, tanto el adúltero como la adúltera serán condenados a muerte» (וְאִישׁ אֲשֶׁר יִנְאַף אֶת־אֵשֶׁת אִישׁ אֲשֶׁר יִנְאַף אֶת־אֵשֶׁת רֵעֵהוּ מֹות־יוּמַת הַנֹּאֵף וְהַנֹּאָפֶת׃). Las relaciones sexuales con la esposa de un vecino está específicamente prohibido (Levítico 18:20): «No te acostarás con la mujer de tu prójimo, contaminándote con ella» (וְאֶל־אֵשֶׁת עֲמִיתְךָ לֹא־תִתֵּן שְׁכָבְתְּךָ לְזָרַע לְטָמְאָה־בָהּ׃).
En esta publicación de la Biblia en 1611 se omitió el “no” en uno de los diez mandamientos, por lo que uno de ellos decía: “Cometerás adulterio”.
Sobre el incesto:
Se supone que la primera instancia de incesto está en la Biblia misma. En el Génesis (4:17) dice: «Y conoció Caín a su mujer, y ella concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad y la llamó Enoc, como el nombre de su hijo» (וַיֵּדַע קַיִן אֶת־אִשְׁתֹּו וַתַּהַר וַתֵּלֶד אֶת־חֲנֹוךְ וַיְהִי בֹּנֶה עִיר וַיִּקְרָא שֵׁם הָעִיר כְּשֵׁם בְּנֹו חֲנֹוךְ׃). Dado que en ese momento, no había otras mujeres, se cree que Caín tuvo una unión con su madre, o tal vez una hermana que no ha sido identificada. El mismo Moisés, el gran líder de Israel, nació como resultado de una relación incestuosa. En Éxodo 6:20 dice: «Y Amram tomó por mujer a Jocabed, su tía, y ella le dio a luz a Aarón y a Moisés; y los años de la vida de Amram fueron ciento treinta y siete años.» (וַיִּקַּח עַמְרָם אֶת־יֹוכֶבֶד דֹּדָתֹו לֹו לְאִשָּׁה וַתֵּלֶד לֹו אֶת־אַהֲרֹן וְאֶת־מֹשֶׁה וּשְׁנֵי חַיֵּי עַמְרָם שֶׁבַע וּשְׁלֹשִׁים וּמְאַת שָׁנָה׃)
Una de los más famosas historias de incesto padre-hija (cuando por cierto la iniciativa fue tomada por las hijas y no por el padre), es cuando Dios destruyó a Sodoma y Gomorra por su perversión y terrible pecado. La mujer de Lot se convirtió en estatua de sal y le deja solo con sus dos hijas. Con el fin de repoblar un mundo devastado, las hijas deciden tener relaciones sexuales con su padre:
«Subió Lot de Zoar y habitó en los montes, y sus dos hijas con él, pues tenía miedo de quedarse en Zoar. Y habitó en una cueva, él y sus dos hijas. Entonces la mayor dijo a la menor: Nuestro padre es viejo y no hay ningún hombre en el país que se llegue a nosotras según la costumbre de toda la tierra. Ven, hagamos que beba vino nuestro padre, y acostémonos con él para preservar nuestra familia por medio de nuestro padre. Aquella noche hicieron que bebiera vino su padre, y la mayor entró y se acostó con su padre, y él no supo cuando ella se acostó ni cuando se levantó. Y aconteció que al día siguiente la mayor dijo a la menor: Mira, anoche yo me acosté con mi padre; hagamos que beba vino esta noche también, y entonces entra tú y acuéstate con él, para preservar nuestra familia por medio de nuestro padre. De manera que también aquella noche hicieron que bebiera vino su padre, y la menor se levantó y se acostó con él, y él no supo cuando ella se acostó ni cuando se levantó. Y las dos hijas de Lot concibieron de su padre. Y la mayor dio a luz un hijo, y lo llamó Moab; él es el padre de los moabitas hasta hoy. Y en cuanto a la menor, también ella dio a luz un hijo, y lo llamó Ben-ammi; él es el padre de los amonitas hasta hoy.» (Génesis 19:30-38)
En referencias posteriores, sin embargo, el incesto está específicamente prohibido en la Biblia. Está prohibido mantener relaciones sexuales con la madre de uno (biológico o de otro tipo) y con la nuera. La pena es la muerte para ambos. «Si alguno se acuesta con la mujer de su padre, ha descubierto la desnudez de su padre; ciertamente han de morir los dos; su culpa de sangre sea sobre ellos. Si alguno se acuesta con su nuera, ciertamente han de morir los dos, han cometido grave perversión; su culpa de sangre sea sobre ellos.» (Levítico 20:11-12)
En el capítulo 27 del Deuteronomio, el quinto libro de Moisés, se prohíbe la unión sexual con la esposa del padre, la hermana (la hermana biológica o paso), y la suegra: «Maldito el que se acueste con la mujer de su padre, porque ha descubierto la vestidura de su padre. Y todo el pueblo dirá: Amén» (אָרוּר שֹׁכֵב עִם־אֵשֶׁת אָבִיו כִּי גִלָּה כְּנַף אָבִיו וְאָמַר כָּל־הָעָם אָמֵן׃ ס). «Maldito el que se acueste con su hermana, la hija de su padre o de su madre. Y todo el pueblo dirá: Amén.» (אָרוּר שֹׁכֵב עִם־אֲחֹתֹו בַּת־אָבִיו אֹו בַת־אִמֹּו וְאָמַר כָּל־הָעָם אָמֵן׃ ס). «Maldito el que se acueste con su suegra. Y todo el pueblo dirá: Amén» (אָרוּר שֹׁכֵב עִם־חֹתַנְתֹּו וְאָמַר כָּל־הָעָם אָמֵן׃ ס).
El acoso sexual es un problema serio hoy en día, con la mayoría de los países con leyes contra este comportamiento. Sobre todo cuando las mujeres son acosadas sexualmente por varones. Sin embargo, en el primer caso de acoso sexual registrado en la Biblia fue una mujer la que acosó sexualmente a un hombre. El caso ocurrió en los tiempos bíblicos, cuando se hicieron proposiciones sexuales a José por parte de la esposa de su empleador, Putifar. José había sido capturado por comerciantes ismaelitas, donde Potifar, un oficial de alto rango en la corte del Faraón, le compró a ellos. José resultó ser una ganga para Putifar. Él comenzó a hacer todo tipo de dinero para su amo, tanto es así que Potifar le entregó toda la gestión de sus bienes a él. Un día, cuando Potifar estaba lejos, su mujer miró a José con deseo, y le dijo: «Acuéstate conmigo», pero él se negó diciéndole: «Estando yo aquí, mi amo no se preocupa de nada en la casa, y ha puesto en mi mano todo lo que posee. No hay nadie más grande que yo en esta casa, y nada me ha rehusado excepto a ti, pues tú eres su mujer. ¿Cómo entonces iba yo a hacer esta gran maldad y pecar contra Dios?». Pero esas denegaciones tuvieron poco efecto sobre ella, la que insistió en su acoso día tras día. Al ver que sus peticiones tuvieron poco efecto en José, un día ella lo tomó por su ropa y volvió a decir: «Acuéstate conmigo», José dejó su ropa en sus manos, y huyó fuera. Herida por su negativa, se quejó con su marido cuando él llegó a casa, diciendo que José había querido acostarse con ella, y cuando ella levantó la voz, dejó su ropa, y huyó fuera. Potifar creyó la historia de su esposa y mandó a José a la cárcel (el relato completo está en Génesis 39:1-23).
Si repasamos las regulaciones de la
Comisión de Igualdad de Oportunidades de Empleo (EEOC) en cuanto a la definición de hostigamiento sexual, podemos entender muy bien por qué las invitaciones de la esposa de Potifar a José constituían un caso de acoso sexual. Las pautas de la EEOC afirman que el acoso sexual constituye «Los avances sexuales mal recibidos, los pedidos de favores sexuales y otras conductas verbales o físicas de naturaleza sexual constituyen hostigamiento sexual cuando esta conducta explícita o implícitamente afecta al empleo de un individuo, interfiere de manera irrazonable en el rendimiento del individuo en su trabajo o crea un ambiente de intimidación, hostil u ofensivo».
Sobre el uso de drogas para el abuso sexual:
Uno podría imaginar que esta es un área cuyas referencias pueden no estar disponibles en la Biblia. Sin embargo, en el paper titulado «
Revisiting the lot of the first incestuous family: the biblical origins of shifting the blame on to female family members» se piensa que la relación sexual de Lot con sus hijas se tomaría hoy como violación mediante el uso de drogas. Como mencionaba antes, las hijas de Lot utilizaron vino a modo de droga, antes de «mentirle» para extraer su semilla. La hija mayor tuvo relaciones sexuales con Lot en el primer día y la más joven en el día siguiente. Lot fue drogado con el vino en los dos días. Ambos enlaces resultaron en embarazos.
Lot huyendo con sus dos hijas mientras su esposa yace convertida en estatua de sal…lo que vino luego es un relato tanto o más «interesante».
Sobre la violación sexual:
La Biblia establece claramente una ley de violación. Si la mujer que fue violada ya estaba casada, la pena era la muerte. Si ella no estaba casada, el violador debía pagarle 50
siclos (shekels) de plata y casarse con ella. «Si alguno seduce a una doncella que no esté desposada, y se acuesta con ella, deberá pagar una dote por ella para que sea su mujer. Y si el padre rehúsa dársela, él pagará una cantidad igual a la dote de las vírgenes» (Éxodo 22:16-17).
El Deuteronomio también arroja algo de luz sobre las leyes de la violación:
«Si hay una joven virgen que está comprometida a un hombre, y otro hombre la encuentra en la ciudad y se acuesta con ella, entonces llevaréis a los dos a la puerta de esa ciudad y los apedrearéis hasta que mueran; la joven, porque no dio voces en la ciudad, y el hombre, porque ha violado a la mujer de su prójimo; así quitarás el mal de en medio de ti. Pero si el hombre encuentra en el campo a la joven que está comprometida, y el hombre la fuerza y se acuesta con ella; entonces morirá sólo el que se acuesta con ella, no harás nada a la joven; no hay en la joven pecado digno de muerte, porque como cuando un hombre se levanta contra su vecino y lo mata, así es este caso; cuando él la encontró en el campo, la joven comprometida dio voces, pero no había nadie que la salvara. Si un hombre encuentra a una joven virgen que no está comprometida, y se apodera de ella y se acuesta con ella, y son descubiertos, entonces el hombre que se acostó con ella dará cincuenta siclos de plata al padre de la joven, y ella será su mujer porque la ha violado; no podrá despedirla en todos sus días.» (Deuteronomio 22:23-29)
Sobre la violación en grupo:
Casos de violación en grupo también se pueden encontrar en la Biblia. Un levita regresaba a su casa luego de visitar a su suegro en Belén, junto con su concubina-esposa y su criado. A su llegada a Guibeá, un anciano les ofrece alojamiento para pasar la noche en su casa. Pronto muchos hombres de la ciudad rodean la casa y le exigen que les entregue a sus invitados masculinos a ellos para que pudieran sodomizarlos. Dado que el anciano quería proteger a sus invitados, les ofreció su propia hija virgen, pero ellos la rechazaron. Finalmente, aceptan a la concubina-esposa del levita, a la que violan toda la noche. Al día siguiente, el levita encuentra a su mujer en la puerta de su anfitrión. La carga sobre su burro, y al llegar a casa, descuartiza su cuerpo en doce partes, y envía una parte a cada una de las doce tribus de Israel para informarles de lo que había sucedido a su esposa a manos de los hijos de Benjamín de Guibeá (el relato completo lo encuentran en Jueces 19:1-30).
La homosexualidad está prohibida en la Biblia. En el Levítico (20:13) dice muy claro: «Si alguno se acuesta con varón como los que se acuestan con mujer, los dos han cometido abominación; ciertamente han de morir. Su culpa de sangre sea sobre ellos» (וְאִישׁ אֲשֶׁר יִשְׁכַּב אֶת־זָכָר מִשְׁכְּבֵי אִשָּׁה תֹּועֵבָה עָשׂוּ שְׁנֵיהֶם מֹות יוּמָתוּ דְּמֵיהֶם בָּם׃).
El castigo es la muerte para ambos. Sin embargo, hay varias alusiones a la homosexualidad en la Biblia que no son precisamente de condena. Quizás el más famoso es el enlace homosexual entre David y Jonatán, el hijo mayor de Saúl.
«Y aconteció que cuando él acabó de hablar con Saúl, el alma de Jonatán quedó ligada al alma de David, y Jonatán lo amó como a sí mismo. Y Saúl lo tomó aquel día y no lo dejó volver a casa de su padre. Entonces Jonatán hizo un pacto con David, porque lo amaba como a sí mismo. Jonatán se quitó el manto que llevaba puesto y se lo dio a David con sus ropas militares, incluyendo su espada, su arco y su cinturón» (I Samuel 18:1-4).
Cuando Jonatán yace muerto en el monte David se lamenta diciendo que su amor por él superó el amor de las mujeres, lo que indica que se trataba de una atracción de tipo sexual entre los dos: «Estoy afligido por ti, Jonatán, hermano mío; tú me has sido muy estimado. Tu amor fue para mí más maravilloso que el amor de las mujeres» (II Samuel 1:26).
El travestismo fue prohibido en la Biblia. En el Deuteronomio (22:05), el quinto libro de Moisés dice: «La mujer no vestirá ropa de hombre, ni el hombre se pondrá ropa de mujer; porque cualquiera que hace esto es abominación al Señor tu Dios».
Algunos casos de voyeurismo se pueden encontrar en la Biblia. El libro del Génesis menciona que una vez Noé estaba acostado desnudo cuando su hijo Cam lo ve: «Entonces Noé comenzó a labrar la tierra, y plantó una viña. Y bebió el vino y se embriagó, y se desnudó en medio de su tienda. Y Cam, padre de Canaán, vio la desnudez de su padre, y se lo contó a sus dos hermanos que estaban afuera. Entonces Sem y Jafet tomaron un manto, lo pusieron sobre sus hombros, y caminando hacia atrás cubrieron la desnudez de su padre; y sus rostros estaban vueltos, y no vieron la desnudez de su padre. Cuando Noé despertó de su embriaguez, y supo lo que su hijo menor le había hecho, dijo: Maldito sea Canaán; siervo de siervos será para sus hermanos» (Génesis 9:20-25). Así, por este acto de voyeurismo, todos los descendientes Cannan fueron relegados a una posición de servidumbre perpetua para los descendientes de los otros dos hijos de Noé. Otro caso de voyeurismo en la Biblia es cuando David se levanta de su cama, camina alrededor de la azotea de su palacio y ve a Betsabé tomar un baño. Él se excitó tanto que envió mensajeros a buscarla, para poder tener relaciones sexuales con ella (en II Samuel 11:1-4).
La Biblia tiene varias alusiones al sexo con animales. En Ezequiel (23:20) dice: «Y se enamoró de sus rufianes, cuya carne es como carne de asnos, y cuyo flujo como flujo de caballos.» La Biblia aquí parece estar alabando a los amantes comparando el tamaño de sus penes con los asnos y la potencia de la eyaculación con la de los caballos. En varios lugares la Biblia prohíbe el contacto sexual con animales, como en Levítico (20:15) «Si alguno se ayunta con un animal, ciertamente se le dará muerte; también mataréis al animal». La bestia debía ser matada tal vez porque se temía que la unión sexual entre el hombre y el animal podría dar lugar a monstruos. Una mujer que cometiera bestialidad también debía ser condenada a muerte junto con la bestia. El Antiguo Testamento dice: «Maldito el que se acueste con cualquier bestia» (Deuteronomio 27:21), y «cualquiera que tuviere ayuntamiento con bestia, será condenado a muerte» (Éxodo 22:19).
El exhibicionismo como un trastorno fue descrito por primera vez en una revista científica en 1877 por un médico psiquiatra francés,
Charles Lasègue (1809-1883). Aunque fue descrito por primera vez en 1877, los casos de exhibicionismo se pueden encontrar en la Biblia. David engancha a esta actividad. Cuando David se enteró de que el Señor había bendecido a Obed-edom geteo, debido a la presencia del Arca de la Alianza, decidió vestirse con un efod de lino (una prenda de vestir, bastante exigua en tamaño, comúnmente usada por los sacerdotes de la antigua cultura israelita), y «bailó ante el Señor con toda su fuerza». Esta prenda era tan escasa en tamaño (David no llevaba ropa interior) que cuando los sacerdotes se acercaron al altar durante las ceremonias religiosas en el templo, se les advirtió de no subir los escalones para que no ver su desnudez. Sin embargo, David, vestido sólo con su efod, saltó y bailó tan salvajemente que su esposa Mical (hija de Saúl), que observaba desde su ventana, podía ver su desnudez y le menospreció por su exhibicionismo descarado (relato completo en II Samuel 6:12-16).
En los tiempos bíblicos, una falda corta era el atuendo habitual para un sacerdote hebreo, y que era posible que si el sacerdote era descuidado, sus genitales se hacen visibles a los demás. En el Éxodo (20:26), Dios prohíbe específicamente a los sacerdotes de participar en esta forma de exhibicionismo: «Y no subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no se descubra sobre él». Y esto no es todo, Dios les dio instrucciones específicas a sus sacerdotes respecto al tema: «Les harás calzoncillos de lino para cubrir su desnudez; llegarán desde los lomos hasta los muslos» (Éxodo 28:42).
La necrofilia es una parafilia donde el autor obtiene placer al tener relaciones sexuales con muertos, y a pesar de su extraña conducta ha sido estudiada ampliamente (Aquí un pueden ver una clasificación:
A new classification of necrophilia, 2009). No hay referencias a la necrofilia en la Biblia directamente, pero algunas referencias indirectas están ahí. Un ejemplo muy claro de dónde tonos de sadismo y la necrofilia se pueden ver es la famosa danza de los siete velos realizadas por Salomé. Era un baile muy erótico, en el que ella se quitó uno de sus siete velos a su vez hasta que quedó usando poco y nada. Herodes estaba tan contento por su baile (que era por cierto su hija) que hizo un juramento solemne ante todos sus invitados para darle todo lo que ella deseara. Fue en ese momento en que ella le pide la cabeza de Juan Bautista en un plato. Oscar Wilde (1854-1900) escribió una obra de teatro basada en esta historia, destacando el hecho de que Salomé estaba encaprichada con el profeta, ocupando la cabeza cortada de Juan para besarla, un acto que no pudo hacer cuando Juan estaba vivo. Al hacer esto, ella revela sus intereses sádicos y necrofílicos.
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Con esta breve revisión de pasajes de la Biblia no he querido más que mostrarles que algunos comportamientos sexuales contemporáneos tienen antecedentes tan antiguos como en los mismos tiempos bíblicos. Es importante tener en cuenta y comprender que lo que es moral en una época, puede en algún otro momento comenzar a ser visto como inmoral… y vice-versa. Hubo un tiempo en que fue considerado inmoral, incluso para los ginecólogos, tener una mirada directa a los genitales de la mujer. Por esta razón, cualquier procedimiento que tenían que hacer en los genitales femeninos había que hacerlo mirando a través de un espejo. Hoy esto suena ridículo, incluso para un estudiante de medicina común. Del mismo modo que es muy posible que lo que consideramos hoy como moral y aceptable, puede el día de mañana ser condenado como inmoral… y vice-versa.
Cabe añadir que la cultura y la sexualidad están íntimamente entrelazados, uno influye en el otro profundamente. Kinsey, Pomeroy y Martin comentaron muy acertadamente en su artículo «
Sexual Behavior in the Human Male» que los antiguos códigos religiosos siguen siendo las principales fuentes de actitudes, ideas y racionalizaciones por las cuales la mayoría de los individuos define el patrón de su vida sexual.
Es muy posible que nuestros actuales patrones de comportamiento sexual estén influenciados – aunque sea inconscientemente – por más de alguno de estos relatos de textos antiguos. Pero eso no da argumento para citarles como referente irrefutable de la «verdadera expresión de sexualidad».
No es ético, justo ni procedente el pretender imponer un estatus normativo de prácticas sexuales a partir de relatos de culturas, valores, creencias y contextos ajenos apelando a su supuesta inspiración divina y sagrada.
En mi opinión, no se debe legislar con la Biblia en la mano.
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Las citas en hebreo las saqué de Biblia paralela en línea.
Hipothesis
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