Los necios en la política acrecientan su absurdo
Por José Antonio Ricondo
El absurdo es la razón lúcida que constata sus límites
Alb. Camus
Hace dos semanas -el día 11 de los corrientes-, Entretantomagazine publicaba un artículo de Javier Vayá, Zombies en Melilla, en el que, más que una crónica, se dolía de la posible intransitividad ingenua ante ciertas realidades que dejan a la peña como antes de haberlas oído o leído, a no ser con más endorfinas por haber hecho chascarrillos al uso y haberse echado unas risas, que siempre ‘vienen’ bien.
O sea que no solo a los poderes -Gobierno, políticos, grandes fortunas (perdón por el despiste), por ejemplo- las infamias humanas, las degradantes calamidades del ser humano (degradantes para el que las padece y para los que las permiten) se las traen al pairo. Para cierta ciudadanía no dejan de ser mamandurrias; tienen caducado, sin saberlo, el caleidoscopio de su neocorteza cerebral.
Chapeau! por tu artículo, Javier. En proporción al tamaño de esta ignominia innombrable, pocos artículos de pensamiento leo. Algo alivian los reportajes de los periodistas que, digámoslo sottovoce -no vayan a enterarse los que manejan la libertad de expresión y también nos la censuren, pues andan perdiendo, al galope, la manija- magníficamente nos los dejan, para que podamos buenamente digerirlos.
Aspecto de la concertina barbada instalada en Melilla.
Foto: Jesús Blasco de Avellaneda.
Bueno, que un jefe de los obispos critique estas cuchillas del horror de y en Melilla da cierta esperanza a los que la hemos perdido, y que diga que los que vienen saltando y asaltándonos no son un peligro pues, mire usted, es importante.
Un poquito más podría ser que los poderes de la Iglesia se situasen, para no ser un mero tañido de campana y comprender la realidad transvasado sus razones y sus rasgos que la identifican y los nuestros particulares, en la cultura del profeta bíblico que hablaba y denunciaba la realidad en la que vivía, por inspiración divina, en nombre de Dios -ellos sabrán qué les inspira Dios-. Por ejemplo, Jeremías, uno de ellos, levantó al pueblo para romper las cadenas a los sometidos, a los subyugados, a los tiranizados, como constancia de su conversión.
La triple valla de Melilla que separa la ciudad autónoma de Marruecos./ Foto: J. Blasco de Avellaneda, en eldiario.es
También, es cierto y lo veremos, que a estas personas no les va a frenar nada. No tienen nada que perder. ¿La vida? Vienen aquí porque vivir allí es miserable… Saben perfectamente que otros lo lograron a la cuarta, quinta o sexta vez y que para ello sufrieron muchas adversidades y desgracias. Están famélicos, pero tienen mucha fe en ellos, en una idea fija, en su religión, en sus compañeros, en su familia que dejaron, en su corazón…
Una renuncia a seguir para adelante, aun con cuchillas, con golpes, con miedo, sería para ellos un fracaso. E imagino que sienten además nuestra debilidad, nuestras contradicciones, a pesar de tener de todo aquello de lo que ellos carecen. Y con eso, ninguna malandrinada, ninguna perversión, por mortífera que sea, tiene el suficiente poder para arredrarles.
Lanza primero tu corazón y tu caballo saltará el obstáculo.
Muchos desfallecen ante el obstáculo. Son los que
no han lanzado primero el corazón.
Noel Clarasó
¡Qué complacencia!, qué falta de compasión la de los miembros de este Gobierno, ellos tan conservadores, religiosos y piadosos. Quién se atrevería a apostar en contra de cómo estarían las caras de ciertos chotacabras cuando decidieron poner las cuchillas mortíferas, dándose palmadas unos a otros en la espalda.
A Ruiz-Gallardón, con gran satisfacción, riendo como ríe solo él, agitando los hombros y los labios fruncidos, con risa floja, pero desconociendo si la instalación de las concertinas barbadas de la valla suponen un posible fraude de ley. Al taciturno y opusdeísta Fernández Díaz, satisfecho también del deber cumplido, con otra noche más de tranquilidad, y llegando al espasmo y al clímax político.
Ber. Vergara, La valla de Melilla, en eldiario.es
El único del Gobierno sin responsabilidad alguna en el tema no puede ser otro que el presidente. Él no sabe ni que existían… Pero pide un informe -¿es que nunca se hizo un informe sobre esa arma mortífera?- a Interior acerca de los doce kilómetros de alambrada, cuando semanas antes ordenó su instalación.
Este no es el único ejemplo de desconcierto, de mala praxis, de estar, si se está, a otras cosas. Ahora, lo más fructífero es la campaña de los dos años de gobierno, las europeas y por fin, las próximas generales. ¡Ay, si estos inmigrados pudiesen votar!
Solo nos queda una, ya que pretender que los políticos de turno se miren al espejo…, sí lo hacen, pero con ninguna gana de ser serios y no defraudar al sentido común. Todos tienen una carrera, una competición, para ver quién es el más majo en los papeles de prensa, se pisan unos a otros y se dicen Y tú más, sin faltarles razón en este caso; y en esa cabalgadura alocada, los más empobrecidos, los sin techo y los sin nada ven cómo van temblando sus pequeñas esperanzas…