Más allá de El Dorado: oro y poder en la antigua Colombia
Museo Británico – Sala 35
del 17 de octubre al 23 de marzo, 2014
La leyenda de El Dorado, una imaginada ciudad de oro perdida en algún lugar de América del sur, ha obsesionado y deslumbrado a los europeos durante centurias. La verdad que se esconde tras este mito es aún más fascinante que la leyenda: El Dorado se refiere, en realidad, a un ritual celebrado tradicionalmente en el Lago Guatavita, cerca de la moderna ciudad de Bogotá. Según este ritual, el elegido se zambullía cubierto de polvo de oro en las aguas del lago, para emerger convertido en jefe y nuevo líder de los Muiscas, pueblo precolombino que habitaba la región central de lo que hoy en día conocemos como la Cordillera Oriental de Colombia.
La impresionante exposición, organizada por el Museo Británico en colaboración con el Museo del oro de Colombia, y patrocinada por Julius Baer, muestra algunos de los objetos más interesantes extraídos durante las campañas de excavación realizadas en el Lago Guatavita, desde principios del siglo XX.
En la antigua Colombia, el oro se utilizó para decorar algunas de las piezas artísticas más espectaculares y sofisticadas producidas en todo el territorio americano, en el periodo anterior al contacto europeo. Esta exposición cuenta con más de 300 exquisitos objetos pertenecientes a los fondos del Museo del Oro de Bogotá -poseedor de una de las mejores y más extensas colecciones de orfebrería prehispánica del mundo-, y del propio Museo Británico. A través de estos objetos excepcionales, la exposición explora la compleja red social de las poblaciones de la antigua Colombia -un mundo desconocido, de gran diversidad cultural, que abarca desde el 1600 a. C. al año 1700 de nuestra era-, entre las que destacan los cacicazgos Muisca, Quimbaya, Calima, Tairona, Tolima y Zenú.
Aunque el oro no se valoraba como moneda en la Colombia prehispánica, sí tenía una fuerte presencia simbólica. Era la manera que tenía la élite social de afirmar públicamente su rango y condición semi-divina, tanto en la vida como en la muerte. Los extraordinarios objetos incluidos en la exposición revelan fragmentos de la vida espiritual de estas culturas como, por ejemplo, el uso de objetos de oro, música, baile, luz del sol y sustancias alucinógenas para relacionarse con los espíritus animales, a través de una transformación física y espiritual que permitía la comunicación con lo sobrenatural. La iconografía animal se utilizaba para expresar esta transformación por medio de piezas de gran calidad -pectorales de aves, collares con garras felinas o espectaculares hombres-murciélago, transformados por medio de una profusa decoración corporal-, que demuestran una gran capacidad creativa.
La exposición, además, servirá para profundizar en el estudio de las sofisticadas técnicas de trabajo en oro desarrolladas por estas poblaciones, como la de la tumbaga, una aleación de oro y cobre utilizada en la elaboración de las creaciones más espectaculares de la antigua Colombia. Por otra parte, elementos como los “poporos” (contenedores de cal en polvo) nos sirven para reconstruir las técnicas alcanzadas por estos artistas colombianos, tanto en la fundición como en el repujado de metales.
Otros objetos, igualmente importantes que componen la muestra, son una pieza textil pintada de origen Muisca y una de las pocas esculturas de piedra, existentes fuera de Colombia, de San Agustín. Éstas, junto con las llamativas máscaras de oro, formaban parte de los objetos utilizados en los rituales funerarios de la antigua Colombia.
Traducción: Ruth Cereceda
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