Crítica: El secreto de sus ojos
Por Héctor Anaya.
Juan José Campanella, con actores del nivel de Ricardo Darín y Soledad Villamil, nos ofrece en El secreto de sus ojos un thriller, una intriga dramática única, brillante, humana y absorbente.
La película nos ubica en la Argentina de los años 70, en la vida de Benjamín Espósito, retirado de la vida laboral, y su obsesión por un caso que vivió años antes, sobre el cual decide escribir una novela. Al revivir su pasado profesional, también revivirá el recuerdo de una mujer y todo lo que sintió entonces.
Un regalo a los sentidos, una serie de momentos y reflexiones difíciles de olvidar, eso es lo que ofrece El secreto de sus ojos. Mucho más densa y profunda que las anteriores películas de Campanella como El hijo de la novia o Luna de Avellaneda, la película plantea una reflexión sobre el paso del tiempo, sobre las esperanzas y los sueños, sobre los recuerdos y la vejez.
Asimismo, el director consigue, dirigiendo a un Ricardo Darín y una Soledad Villamil que viven y ayudan a vivir la historia con ellos, abordar lo cotidiano de una forma que provoca la complicidad entre espectador y película. Además, el resto del elenco de la película no se queda corto en elogios: íntimos, discretos, profundos… todo eso consiguen en una interpretación sincera y natural, que retrata lo habitual de la mejor forma posible.
Por otra parte, Campanella logra dejar atrás uno de sus puntos débiles en otras películas: la sensiblería. De esta forma, logra narrar una historia trágica y sensible, sin artificios ni tópicos ñoños.
En definitiva, El secreto de sus ojos es un thriller policíaco con un gran argumento y ambientación; es una historia de amor sensible y verosímil, es en ocasiones una comedia y reflexión sobre aspectos trascendentales de la vida; es, en conjunto, una obra grandiosa y redonda.
HÉCTOR ANAYA