Lugares invisibles – Doctrina Parot, ¿de quién son estos muertos?
Hace unos días el señor González Pons arengaba y se permitía el lujo de solicitar al PSOE que, por favor, se pusiera del lado de las víctimas y demostrara ser solidario con su dolor. Lo hacía para exigirles que acudieran a la manifestación, que estará teniendo lugar mientras escribo esto, organizada por la AVT en contra de la derogación de la doctrina Parot. No seré yo quien defienda la sentencia del tribunal de Estrasburgo, de hecho tampoco me considero capacitado para teorizar sobre ella, no creo que ninguna persona de bien esté satisfecha de que varios asesinos, la mayoría miembros de ETA, y violadores de diversa índole salgan a la calle. Sin embargo sorprende el grado de hipocresía, interés propio y manipulación con el que, una vez más, se tratan estos asuntos desde diversos frentes.
Lo primero que cabría indicar es que la doctrina Parot fue un parche (seguramente bienintencionado) para cubrir las lagunas de un código penal que ninguno de nuestros dirigentes a lo largo de los años ha sido capaz o ha querido modificar. Y que todo el mundo que parece saber algo de estos temas tenía claro que lo normal es que Estrasburgo lo acabara tumbando. Esos asesinos y violadores, mal que nos pese, han cumplido ya con creces más de la condena permitida en nuestro país, otra cosa es que estemos de acuerdo con las condenas que se aplican en España. Primer hecho que ahora los miembros del partido en el gobierno obvian de manera hipócrita, es decir si tanto les repugna que esta gente salga a la calle —repito que con sus condenas más que cumplidas— ¿por qué en lugar de aferrarse a una triquiñuela ilegal no modificaron el código penal?
Resulta curioso ver ahora a algunos de estos miembros del gobierno en una manifestación cuando se pasan la vida despreciando el resto de manifestaciones que tienen lugar a miles en las calles de este país. Lo hacen ahora de manera oportunista y buscando obtener rédito político de la indignación ciudadana en estos temas, formando parte de una manifestación cuya principal reclamación es que se haga caso omiso de la sentencia de Estrasburgo mientras el gobierno es el primero en saber que eso no va a ocurrir. Repiten como un mantra esa frase que les habrán ordenado en el ideario: “nosotros estamos con las víctimas”, frase que resulta totalmente obscena porque contiene una acusación velada al resto. Como si los demás no estuviesen con las víctimas, como si al resto de partidos políticos o periodistas o gente de a pie no les hubieran asesinado, mutilado, torturado, amenazado o secuestrado gente.
Una manifestación, la de la AVT, que me parece muy lícita que se celebre para mostrar el dolor y la rabia de las víctimas, pero que hay que recordar que no es la única asociación de víctimas en España. De hecho resulta preocupante la forma en que esta asociación desea desde siempre influir en la política de manera antidemocrática así como los métodos de extorsión y amenaza al resto de miembros de asociaciones de víctimas que no comulgan con su marcada ideología. Resulta deleznable que para reivindicar el legítimo dolor y rabia se utilicen banderas, proclamas y símbolos Franquistas. Sobre todo cuando estamos en un país en el que miles de víctimas son ninguneadas en nombre de una transición que no fue más que una pantomima. Porque hay demasiada gente a la que también le duelen sus muertos y no saber a dónde llevarles unas míseras flores o si es cierto que yacen en esa cuneta por la que pasan todos los días. Porque también resulta repugnante que vengan desde Argentina para recordarnos que torturadores y asesinos llevan una vida plácida en libertad sin haber pasado, ya no 30 años como la mayoría de los beneficiados por la doctrina Parot, ni tan siquiera un solo día entre rejas. Porque es muy miserable que mientras se sigue reclamando un poco de dignidad para saber qué ocurrió con los 130.000 desaparecidos forzosos documentados (el segundo país del mundo en número de desaparecidos después de Camboya) la Iglesia Católica nombre mártires a los caídos de un solo bando. Una celebración a la que acudió, de manera insultante, el actual ministro de justicia, el mismo que prometió la cadena perpetua revisable de la que nada se sabe.
Se dice que va siendo hora de cerrar heridas. Pero dichas heridas no se cerrarán jamás en un país que tiene por costumbre apropiarse en exclusiva y de manera interesada del dolor y hacer ventajismo y revancha con sus muertos. Los muertos por ETA, que solo parecen pertenecer a la derecha o a la AVT, los muertos de ETA, que ellos reivindican como héroes de la causa para autoconvencerse de que son algo más que unos vulgares asesinos, los muertos por la simple maldad, los muertos de la Iglesia, los muertos de Franco, los muertos por Franco…Quizá todos estos muertos que ya solo pertenecen a la dolorosa memoria no quieran nada más que ser honrados, dejar de ser arma arrojadiza entre unos y otros, motivo de más muertos, de más dolor de más heridas. Quizá cuando decidamos tratar a nuestros muertos, a todos, con dignidad, memoria y respeto podamos avanzar como país. Por desgracia, en días como los que vivimos, parece que todavía eso queda muy lejos.
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