El «círculo dorado» en Holanda
Por José Rasero
Uno de los grandes diques del norte de Holanda -que es al mismo tiempo una impresionante autopista- resguarda dos grandes lagos de agua salada: Ijsselmeer y Markermeer. En sus alrededores se encuentra el conocido como ‘Círculo dorado’ holandés: antiguos poblados marineros transformados hoy día en uno de los más hermosos y visitados reclamos turísticos del país.
Desde Centraal Station, en Amsterdam, sale un autobús directo que en 20 minutos recorre los 35 Km de separación y nos deja en pleno centro de Volendam: lugar de 19.000 habitantes de ineludible (y agradecida) visita. El ambiente del antiguo puerto pesquero que fue (cuando sus marineros todavía podían faenar en el Mar del Norte) aún se mantiene y, aunque quizás haya algo de teatral en él, no hallaremos cartón piedra por parte alguna.
Podemos acceder a su historia, a las tradiciones locales y, entre otras curiosidades, a una amplia colección de trajes holandeses visitando elVolendam Museum, inaugurado en 1991.
Toda la calle que recorre el puerto se halla repleta de restaurantes y terrazas con buena comida y precios asequibles (o no, hay que andar espabilados), así como de tiendas de recuerdos en las que adquirir trajes regionales, zuecos de madera, collares de calcio de coral rojo(bloedkoralen), porcelana azul,bulbos de tulipanes o simplemente recrear la mirada sin tocarnos el bolsillo.
Menos artificiosa resulta la calle paralela a los diques, Doolhof: sus puentes y canales, sus casas de madera sin reclamos publicitarios y sus habitantes, dedicados a los quehaceres y tareas de la vida cotidiana, nos ofrecerán una visión más auténtica de la población.
La isla de Marken, tras mucho tiempo de aislamiento, se comunicó con tierra firme gracias a la construcción de un dique de 2,5 Km en 1957. Desde Volendam, sin embargo, es recomendable acercarnos a la isla tras un breve y relajante paseo en barco.
Con apenas 2.000 habitantes hay quien dice que Marken es uno de los pueblos más fotografiados de todo el país. Sus casas de madera pintadas de verde -levantadas sobre pilotes para sortear las inundaciones- y los jardines amplios y mimados con esmero y buen gusto habrán contribuido, sin duda, a ello.
La mayoría de sus habitantes se dedica a la pesca, aunque el boom turístico ha hecho crecer el número de restaurantes y de tiendas de souvenirs. Emblema y orgullo de la localidad es su faro, HetPaard, uno de los más antiguos y curiosos del norte de Europa.
En el Markenmuseum contemplaremos el proceso de ahumado del pescado, la fabricación artesanal de zuecos y la de sus deliciosos quesos.
Para completar en su totalidad el ‘Círculo dorado’ nos quedan ciudades comoMonnickendam, de unos 10.000 habitantes, que debe su nombre al primer asentamiento que hubo en ella: un monasterio en el siglo XIII.
Edam, con 7.500 habitantes, fue fundada a finales del siglo XII y, además de por su especial encanto, es mundialmente conocida por su característico queso de bola.
Alkmar, Hoorn, Enkruizen o el sorprendente ZaanseShans,parque temático o pueblo de ficción creado en 1950 con el objetivo de mantener la tradición de los molinos de viento, consumarán, si los visitamos, el maravilloso círculo. Dice la leyenda que quien lo completa tendrá amor y riqueza durante el resto de sus días.