El patriarca de la música antigua
Por Thomas Moller Mulvad
La primera vez que oí de Jordi Savall fue en un programa de radio en mi país de origen, Dinamarca. El músico catalán había ganado el Premio Musical Leonie Sonning, el galardón más prestigioso con que se puede premiar a un músico por parte de la sociedad musical danesa. Fue premiado ”por su esfuerzo extraordinario para redescubrir y revitalisar la música antigua europea con gran pasión y fantasia. Además lo recibe por su trabajo en facilitar que las distintas culturas musicales mediterráneas se encuentran, viven y ocupan parte de nuestra consciencia.” El premio Sonning implica que la persona premiada se presenta en un concierto en Copenhague. Por casualidad yo tuve la oportunidad de asistir al concierto en el cual Jordi Savall se presentó con su orquesta Hesperion XXI en la íntima Trinitatis Kirke en Copenhague el 31 de mayo de 2012. Todo el público, hasta el príncipe de Dinamarca, resultaron cautivados por la música y el conjunto de músicos de distintos ámbitos geográficos y culturales que unían su música particular en un manto de dulzura para el oído. Esta música realmente me tocó y empecé a investigar más sobre Jordi Savall, sobre su producción musical y sobre las cosas a las que se dedicó. Rápidamente me di cuenta de que Jordi Savall no solamente logró cautivar el público esa noche de mayo, sino también que ha cautivado a todo el mundo musical ya que se lo reconoce como la primera figura en la renovación de la consciencia histórica de la música y en la interpretación musical histórica.
La historia de Jordi Savall
Jordi Savall es la figura mas reconocida en el ámbito de la música antigua. Su fama no solamente se limita a la peninsula ibérica, sino que se celebra en gran parte del mundo. Pero para valorar su importancia solo hay que ver la cantidad de premios y distinciones que ha recibido durante su carrera musical, los cuales ocuparían una lista casi interminable si tuviéramos que elaborarla. Demuestra un gran afecto por parte del público musical y su importancia es muy reconocida.
Savall tenía un gran interés en la música desde su primera infancia. A los seis años de edad empezó en un coro infantil. Luego siguió estudiando en el conservatorio de Barcelona. Allí se despertó su interés por la música antigua y en particular el instrumento viola da gamba le llamó la atención. La viola da gamba era un instrumento muerto cuando Savall empezó sus estudios del instrumento en el año 1968 en la Schola Cantorum Basiliensis en Suiza. La viola da gamba llegó a ser el símbolo de Savall mismo y en simbiosis con su instrumento Savall llegó a ocupar el primer lugar en la nueva generación de músicos cuyo objetivo era redescubrir y re-interpretar la música antigua. Al empezar los estudios de la viola da gamba, Savall descubrió que no había ningún profesor vivo y que quedaban muy pocos ejemplares de este instrumento tan estimado en los siglos XV-XVIII. Era una aventura para Savall explorar el instrumento y empezó a tocar piezas de Bach y Marais. Gracias a su timbre tan particular, la viola da gamba ofrecía nuevos aspectos a la música clásica ya canonizada, aspectos que hasta nuestra época se habían perdido en el pasado. De esta manera, Jordi Savall y la viola da gamba, nos han dado nuevas perspectivas y nueva vida a la música del pasado.
Después de sus años de formación musical, Jordi Savall se dedicó al estudio de distintas culturas musicales en diferentes épocas. Trabajó exhaustivamente en la presentación de estas mismas culturas para así ofrecer una nueva música para un público amplio. Más que nada su legado musical está conectado con su papel en la orquesta par excellence de la música antigua: Hespèrion.
Hespèrion XXI
Jordi Savall tocó con varias formaciones musicales, pero la que sin duda ha hecho las mejores interpretaciones y ha tenido la fama más alta es la orquesta que yo tuve la suerte de ver aquella noche en Copenhague: Hespèrion XXI
Jordi Savall fundó esta orquesta en 1974 (se fundó bajo el nombre de Hespèrion XX con referencia al siglo) junto a, entre otros, su esposa la cantante Montserrat Figueras. Savall mismo es el director de la orquesta que durante siglos se conformó de músicos de varias partes del mundo. Hespèrion ha tenido una importancia inmensa en el aumento del interés por la música antigua, la cual interpreta de una manera muy respetuosa y dedicada. La orquesta ha tenido como objetivo presentar una música definida en un tiempo y un espacio geográfico, lo más amplio posible. El concierto al que yo asistí trataba de presentar la música tradicional de la zona mediterráneo. En el concierto había músicos de varios países mediterráneos, de ambas esferas culturales: la esfera árabe y la europea. El objetivo del concierto, y que Savall logró con creces, consistía en la unificación de las distintas culturas musicales. El espectáculo funcionó como evidencia viva de que la música es un idioma universal, capaz de unificar a las personas en una nueva creación musical.
Los músicos en conjunto amplifican la idea de lo que es una música nacional y trabajan en el campo de tensión entre las particularidades de las distintas músicas nacionales y la coherencia y la universalidad. Por mi parte fue una experiencia inolvidable que me llenó de emoción musical.
Historicamente, han existido grandes debates sobre qué es la cultura española y qué no es. De hecho la historia de España, en cierta medida, es una microversión de la historia de Europa y de la cultura occidental que desde la Edad Media ha tenido una frontera cultural y religiosa claramente trazada contra la cultura árabe. Y Savall fue capaz de mostrarnos en su música y en los encuentros musicales que facilita, que no son tan diferentes las culturas mediterráneas y propone la idea de que hay una hermandad cultural por ambos lados del estrecho de Gibraltar.
Además logra a unir la música clásica y la música folclórica y borra la división de las categorias que han tenido un gran papel en la música europea desde el siglo XVIII. La música que toca Hespèrion no pertenece a ninguna de estas categorias y no acepta la premisa de esta divisón. De esta manera, Savall presenta una visión de la música, unida y universal.
La crítica de la música antigua
No existe ninguna duda de que Savall tiene las mejores intenciones con su música, pero no obstante, pertenece al movimiento música antigua o early music que ha sido muy criticado por parte de la sociedad musicológica.
La crítica se basa en la idea de que existe una verdadera interpretación de la música y que esta interpretación verdadera solo puede ser lograda si hay una concordancia entre la interpretación y la intención del compositor de la obra. El núcleo del debate es que el movimiento se asume capaz de definir esta autenticidad y la interpretación correcta mientras que la musicología moderna argumenta que es un trabajo imposible y reaccionario. Yo creo que la crítica que presenta la sociedad musicológica es adecuada cuando está dirigida a los puristas del movimiento que rechazan cualquier interpretación que no esté en concordancia con los estudios históricos del compositor, instrumentos de mano, etc. Y aunque Savall en su música intenta pintar una imagen de cómo se soñaba la música en aquellas épocas lejanas, no afirma que ha encontrado la verdad de la música, ni que la ha buscado. Por el contrario, intenta desarrollar la música y conectar distintos hilos musicales pasados y presentes dejando un producto musical que apunta hacia delante, pero con el peso teórico en el pasado.
Intenta bucar conexiones entre las distintas tradiciones musicales. Este hecho es lo que puede ofrecer la música cuando está en su forma más útil para el bien común. Nos hace capaz de tener sueños de un pasado lejano en tiempo y espacio. Facilita una aventura musical que enriquece nuestra concepción de qué es y qué puede ser la música. Y, en un tiempo lleno de conflictos y guerras, nos ayuda en entender que en la música tenemos un idioma común con que nos podemos entender transcendiendo fronteras y culturas. Este es el importante legado que nos ha dejado la inmensa figura de Jordi Savall.