La fortaleza de los lazos emocionales
Ante un riesgo, el cerebro humano no distingue entre la seguridad propia y la de aquellos que amamos
Un estudio sugiere que creamos lazos emocionales tan fuertes que el cerebro no crea distinciones entre lo que amenaza a nuestros seres queridos y los que nos amenaza a nosotros como individuos.
Investigadores de la Universidad de Virginia llevaron a cabo un experimento que buscaba determinar la base neural para la empatía, y así definir de qué manera reaccionamos ante amenazas individuales y aquellas que afectan a otros.
Para obtener resultados los investigadores sometieron a las participantes a escaneos de resonancia magnética. Mientras que escaneaban los cerebros de los participantes los investigadores amenazaban con darles choques eléctricos, o con dar los mismos choques a un ser cercano o a un desconocido.
Los resultados mostraron que las regiones del cerebro que responden al peligro —la ínsula anterior, el putamen y el giro supramarginal— se activaban cuando el participante era amenazado, como era de esperarse. Sin embargo, esas mismas regiones cerebrales reaccionaban como si estuvieran amenazando al participante cuando amenazaban al ser querido también. El cerebro prácticamente no reaccionaba al amenazar a un desconocido.
James Coan, profesor de psicología de la Universidad de Virginia, resume los resultados de la siguiente manera “muestran la extraordinaria habilidad del cerebro para modelar el “yo” a otros; nuestros seres cercanos se convierten en parte de nosotros, no hablamos de una metáfora o poesía, es algo muy real. Cuando un amigo es amenazado, literalmente nosotros también somos amenazados. Pero no funciona de la misma manera cuando un desconocido es amenazado.”
Los resultados sustentan la teoría del Dr. Daniel Siegel, en la cual afirma que nuestras mentes están parcialmente definidas por las intersecciones con otras mentes, o dicho de otra manera, estamos “sincronizados” con otros, y mientras más cercanas sean las otras personas, menos distingue el cerebro la diferencia en el yo y los otros.
Coan concluye: “Algo que nos amenaza, amenaza nuestros recursos. Las amenazas pueden quitarnos cosas. Cuando desarrollamos amistades, personas en las que podemos confiar y depender en esencia se convierten en nosotros, entonces nuestros recursos crecen y ganamos. Tu meta se vuelve mi meta. Es parte de nuestra supervivencia”.
El estudio completo “Familiarity promotes the blurring of self and other in the neural representation of threat” se encuentra en el Social Cognitive and Affective Neuroscience Journal.
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