La reina… de la televisión, Isabel la Católica

Por Sandra Ferrer

perfil1Hay personajes históricos que por más que algunos se empeñen en esconder o denostar siguen al pie del cañón, dando guerra y demostrando que su papel en la historia fue determinante, le disguste a quien le disguste. A pesar de los nefastos planes de estudio que hace tiempo invaden las aulas de nuestros sufridos estudiantes, gracias a otras vías yo diría que no hay nadie en nuestro país (o lo que queda de él), que a estas alturas no sepa quién es Isabel la Católica.

A mí, personalmente, es una de las mujeres del pasado que más me atrae. Siempre me ha gustado, he leído muchas biografías y novelas sobre su persona y siempre he encontrado algo nuevo de ella. No haría como los extremistas que la quieren hacer santa o los que la quieren arrastrar a los confines más calientes del infierno. Pero sí que creo que fue una mujer de armas tomar. Eso dicho de una fémina del siglo XX o XXI puede ser más o menos relevante. Reconocer como tal a una mujer de finales del siglo XV es otra cosa.

 

Al margen de valoraciones políticas, de si fue autoritaria, fanática religiosa o una gran gobernante, creo que todos deberíamos de estar de acuerdo en que fue una mujer con valentía, coraje, cultura y personalidad que no dudó en poner a todo el mundo en su sitio. Empezando por su marido. Si la situación hubiera sido al revés, si Fernando hubiera sido el rey de Castilla y no el rey consorte, no habría hecho falta negociar derechos políticos y jurídicos para que el marido no viera degradada su hombría. Una mujer guerreando, una mujer estudiando, una mujer gobernando, ¡qué osadía! Si ella hubiera sido él, seguramente habría gobernado como cualquier otro rey y ya está mientras su señora esposa pasaría los largos y tediosos días ante la rueca. Pero Isabel tuvo que gobernar con la sombra de la constante justificación por haber nacido «ella» y no «él».

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Las valoraciones políticas e históricas se las dejo a otros más versados en el tema que una humilde servidora. Lo que está claro es que su real persona lleva siglos despertando interés. Ahora una serie de televisión y multitud de novelas y ensayos que han salido a rebufo del éxito audiovisual han vuelto a ponerla en primera línea de actualidad. Y ha vuelto a crear polémica con los rifi rafes provocados en algunos puntos calientes de esta nuestra geografía peninsular que niegan y boicotean la realización de la serie. A lo mejor se creen que así desaparecerá de la historia o se le hará una nueva afrenta. Me hubiera gustado verla a ella responder. Y digo yo que otros grandes personajes históricos más crueles y viles que la susodicha reina han tenido su momento de gloria en los medios de comunicación modernos y no ha pasado nada… pero bueno, cada cual a lo suyo.

Sea o no rigurosa históricamente, es cierto que algunas licencias se toman siempre en las ficciones históricas, el que así no lo crea es que no entiende la palabra «ficción», cada semana disfruto viendo la serie arrebujadita en mi sofá o leyendo alguno de los últimos títulos dedicados a ella, entre ellos la novela, El juramento de Isabel  de C.W.Gortner, con la cual estoy pasando ratos de lectura muy agradables y que aprovecho para recomendar desde aquí.

 

 

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