Madame Bobarín “Culturista” – Croniquillas de una cultura anunciada.
Por Guillermina Royo-Villanova
Como siempre he dicho – y voy a seguir diciendo toda la tarde- los artistas no tienen síndrome postvacacional porque nunca tienen vacaciones. Un artista jamás deja de trabajar; si un creador tiene la desfachatez de no plasmar sus ideas, le sale una úlcera o dos. Esto bien nos lo demostró la actriz y poeta Lucía Camón que inauguró curso con un espectáculo exquisito, volviendo a seducir nuestros sentidos junto al músico Borja Barrueta. De sus cuatro manos y a sus pies atravesamos “La senda de lo salvaje” en el madrileño Café Berlín (epítetos a la mar).
Su representación es impecable, sus poemas honestos y la guitarra hawaiana de Barrueta una delicia que baila al compás del alma sacudido por la poeta. Tuve la suerte de ir acompañada de dos animales de fábula – con su moraleja y todo- el poeta y activista cultural Gonzalo Escarpa que amenaza con volver a la capital -para el terror de algunos que combaten la cultura- y el músico Luis Lasso que lleva la imaginación a realidad despeinándose un poco. Estaba claro que íbamos a terminar viajando en un tren a los rincones más recónditos de nuestras mentes.
Luis Lasso es un señor que para hacer música sólo necesita una batidora -no se pueden imaginar lo que puede llegar a hacer con una Thermomix- el compositor, idealista y vital, vive buscando en la sonrisa de su teclado la canción más bonita del mundo.
Fotografía: Luis del Roto de Andrea Silván
Lo que está claro es que los artistas se unen ante la crisis y la adversidad, unos más que otros porque siempre hay alguno que va dando puntapiés a otros de su especie. Hablando de especies especiales, otro espacio que se apunta a esta tendencia unificadora es el Bar Cambalache -la casa de los músicos- dónde las guitarras, el piano y el bajo esperan afinados para ser tañidos por los espontáneos. Estos poetas de la música estrenaron con gran éxito de público y crítica las “Matiné Tentempié” – aunque no sé por qué se llaman así, yo salí a cuatro patas- donde todos los domingos al medio día ofrecen una comida a bajo coste amenizada por un artista invitado.
El encargado de inaugurar estas sesiones fue el músico Luis del Roto que tras su último éxito “Yo fui el asesino” se prepara para sacar nuevo disco.
Fotografía: Luis del Roto y Hector Tuya de Andrea Silván
Del Roto estuvo acompañado de Hector Tuya, el músico y productor asturiano que asentó su estudio en Bailén 37 está terminando un Lp en solitario, pero a él como a mi no le importa nada eso de estar solo mientra sea en un LP.
Paseando entre la algarabía del cambalache tuve un choque frontal con el poeta José Antonio Pamies que a parte de un pisotón por mi parte acaba de recibir el premio de poesía “Homenaje a los poetas” otorgado por el Círculo de Bellas Artes de Palma. A pesar de que este premio no está dotado de compensación económica el autor lo recibió con gran alegría y contento porque da gusto que le reconozcan a uno, además, ya se sabe, los artistas vivimos del aire; yo me puse algo envidiosa porque además le dieron una caja de buen vino isleño y una escultura que queda muy mona en la chimenea, que es una mesilla. Pamies me aseguró que “lo más gratificante es el reconocimiento y respeto” de poetas como Antonio Rigo y yo le creí a pies puntillas, que queda muy mono.
Su libro “Afonías” va ya por la quinta edición y afónico está a estas alturas el escritor de tanto declamar sus poemas en las diferentes presentaciones.
Tras recuperarme del golpe con Pamies me tropecé con el fotógrafo y bailarín Mosquera de la Vega, pero no me hice daño porque como buen bailarín sabe caer y amortiguar los golpes. Mosquera es el culpable de que el pasado verano la danza en espacios no convencionales de “Nomadans” diera un toque de distinción al Mula Fest. Actualmente y hasta noviembre Mosquera de la Vega junto a sus compañeros Juan Carlos Arévalo, Camille Hanson y Elías Aguirre nos ofrecen un completísimo ciclo dentro de la programación del Auditorio de Tenerife en el Museo de Arte Contemporáneo (TEA).
El Bar Cambalache al que ya muchos llamamos “El Camba” -algo que cobra sentido al recordar la particular visión del mundo de Julio Camba- es sin duda otro planeta;
Con el ojo flotando en cerveza por la emoción atiné a divisar al escritor Javier Divisa cuya novela “Tres hombres para tres ciudades” de Amargod Ediciones tuve el placer de encontrarme paseando tan campante por la Feria del Libro de Soria, organizada por el Concejal de Cultura Jesús Bárez, probablemente el concejal más implicado con eso de “la cultura” ; un hombre volcado por la igualdad y la integración cuya agenda de programación tiene el grosor del Quijote -del libro- claro está, que el personaje como los artistas también vivía del aire.
Una croniquilla documentadísima de Madame Bobarín
