El porqué de algunas de nuestras expresiones más comunes
Quizás muchos de nosotros nos habremos preguntado alguna vez, sobre el origen de algunas expresiones o refranes populares. Aquí les presento las historias sobre varios de ellos muy conocidas.
O.K.
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Durante la guerra de secesión de los EE.UU (1861-1865), cuando no presentaban bajas en una batalla, escribían en una gran pizarra o tablero las letras O.K (Cero Killed). De ahí proviene la expresión O.K. que hoy se usa para indicar que todo está bien.
HAY GATO ENCERRADO
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Durante la época conocida como “El Siglo de Oro” español, comprendida entre el S. XVI y S. XVII, era muy común utilizar bolsas o talegos con piel de gato para guardar dinero o monedas, de hecho se les llamaba “gatos” a estos elementos. Era habitual llevar alguno de estos “gatos” con sus respetivas monedas, escondidos entre la ropa o guardarlos bien ocultos en algún lugar de la casa, como remedio a los posibles robos.
La víctima que era vigilada por los ladrones, la espiaban para ver si tenía dinero y dónde lo llevaba, por lo que la consigna que se daban entre sí, los amigos de lo ajeno, era decir que había allí había “gato encerrado” o, lo que es lo mismo, una bolsa con dinero guardado o escondido.
Hoy en día, esta expresión se utiliza para indicar que se desconfía de alguna cosa o que hay algo raro en algún asunto en particular.
LAS COSAS CLARAS Y EL CHOCOLATE ESPESO
Cuando desde América el monje español Fray Aguilar, envió las primeras muestras de la planta de cacao a sus colegas de la Congregación del Monasterio de Piedra (Aragón, España) para que la dieran a conocer, al principio no gustó a causa de su sabor natural amargo, motivo por el cual fue utilizado con fines medicinales exclusivamente. Posteriormente unas monjas del convento de Guajaca (sur de México), se les ocurrió la maravillosa idea de agregarle azúcar al preparado de cacao. Este nuevo producto al cruzar el Océano Atlántico y llegar al “viejo continente”, causó furor inicialmente en España y luego en el resto de Europa. En esos tiempos, mientras la Iglesia se debatía si esa bebida rompía o no el Ayuno Pascual, el pueblo discutía sobre cuál era la mejor forma de tomarlo: espeso (al estilo español) o claro (al estilo francés). Finalmente ganaron los que se inclinaban por el chocolate cargado o espeso, por lo que la expresión “las cosas claras y el chocolate espeso”, se popularizó en el sentido de llamar las cosas por su nombre.
BRINDIS
La costumbre de chocar las copas cuando se bebe algún licor proviene de los romanos (S. IV A.C.), quienes decían que al beber participaban todos los sentidos excepto el oído, por eso al tocarse las copas este sentido quedaba incluido.
Otra historia menos romántica, nos cuenta que durante la misma época, era muy común entre los romanos asesinar a sus enemigos mediante el envenenamiento de las copas con vino. La costumbre de chocar fuertemente las copas de los anfitriones con los invitados era un gesto de confianza, pues al hacerlo parte del vino de una copa terminaba en la otra y al final ambos bebían del mismo licor.
PASAR LA NOCHE EN BLANCO
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Cuando una persona es incapaz de conciliar el sueño por un dolor, una preocupación u otro motivo, se dice que ha pasado la noche en blanco. El origen de esta frase, está relacionado con la noche que ritualmente solían pasar sin dormir aquellos que, durante el medievo, querían formar parte de ciertas órdenes de caballería.
La noche antes de ser armados caballeros, los aspirantes hacían la vela de las armas que les honrarían como tales, llevando como atuendo una túnica u otra vestidura blanca que simbolizaba la pureza espiritual. El color blanco de las ropas y lo larga que se hacía la espera hasta el amanecer dio origen a la expresión «pasar la noche en blanco».
MANDAR A LA PORRA
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En el período comprendido principalmente entre los siglos XVII y XVIII, el soldado que interpretaba el tambor mayor del regimiento llevaba un largo bastón, con el puño o pomo de plata, pero muy ligero de peso para poder girar, voltear y adornar con diversos movimientos su uso dentro de las presentaciones en público. Este bastón se llamaba “porra”. Por lo general este bastón era colgado en el centro de los patios de los cuarteles, que quedaban un poco alejados del lugar de mayor concentración de personal. A este punto era a donde debía acudir el soldado castigado con arresto: – Vaya Ud. a la porra! le gritaba el oficial, y efectivamente el soldado se dirigía a ese sector y se mantenía ahí durante todo el tiempo que duraba el castigo. Posteriormente fue cambiada la forma de castigo, pero la expresión “mandar a la porra”, quedó en el uso del lenguaje popular con un matiz netamente despectivo.
METERSE EN CAMISA DE ONCE VARAS
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La frase tuvo su origen en el ritual de adopción de un niño durante la Edad Media, en donde el padre adoptante, debía meter al niño adoptado dentro de una manga muy grande de una camisa de gran tamaño tejida para la ocasión. Posteriormente debía sacarlo a través del cuello de la prenda. Una vez recuperado el niño, el padre le daba un fuerte beso en la frente como prueba de su paternidad. La vara (835.9 mm), era una barra de madera o metal que servía para medir cualquier cosa. La alusión a las once varas, es una exageración de la dimensión de la camisa que si bien era grande, no podía medir once varas (serían más de nueve metros). La expresión se aplica para explicar la inconveniencia de complicarse innecesariamente la vida.
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