«Creado a partir del polvo de la tierra»
Por Jose Rasero
Chencho Ríos. Editorial Origami. 2012.
Chencho Ríos (Cádiz, 1960), pintor con más de 80 exposiciones, diseñador de la Baraja de Cádiz (Museo de naipes), ilustrador de libros, revistas y prensa diaria, destaca en su faceta literaria con obras como el centón Ulisen Cai (2008), el poemario Amen Dick (2011) o las obras de teatro Los dientes (2011) y RatoNEAN (2011) y, por si todo ello fuera poco, es también librero de viejo y lo encontraremos en la calle Larga de Jerez de la Frontera al frente de su puesto-librería “Un azul como la mar de Jerez”.
El título de su último poemario, Creado a partir del polvo de la tierra, tan bíblico, tan genético, nos dibuja la esencia de lo que vamos a encontrar en sus páginas: la voz de una existencia nueva, de una voluntad original, de un mundo quizás redimido que deja atrás, sepultadas, las cenizas de lo que fue («…la voluntad de reconstruir manifestada de la manera / más ingenua. / Fijar un gesto, / una expresión, / una sobria idealización»), como parece aclararnos el autor en el poema que da título al libro.
La poética de Chencho Ríos hemos de entenderla ligada a la corriente literaria iniciada por el escritor granadino Gregorio Morales en su ensayo El cadáver de Balzac (1998): la «estética cuántica» define la poesía como «misterio más diferencia», a lo que Chencho Ríos -siguiendo las ideas de Carl Jung- une los conceptos de «acasualidad» y «sincronicidad». Así se lo explica al escritor Pedro Sánchez Sanz (autor del Prólogo de Creado a partir del polvo de la tierra) en el blog Abisales: «Según Jung la Sincronicidad es “una coincidencia temporal de dos o más sucesos relacionados entre sí de una manera no causal, cuyo contenido significativo es igual o similar”. Son coincidencias, difíciles de creer, que se dan en nuestro devenir diario… y crean lo que llamamos realidad… No existe la causalidad, la causa-efecto es un concepto ilusorio. Todo está escrito, como se ve soy fatalista, las cosas suceden porque tienen que suceder… ‘A’ y ‘no A’, como diría la física cuántica, son al mismo tiempo. La providencia y la libertad de elección coexisten a la misma vez. Ambas pasean, creando mis textos».
Para Chencho Ríos la poesía es la búsqueda y el reconocimiento de uno mismo. Se lo comenta a Pedro Sánchez Sanz: «Mis escritos son muy ambiciosos, pretendo ahondar, examinar, sondear y dar conmigo mismo… Lentamente intento encontrar mi interior y entender los porqués. Es este un libro de ‘poesía Chencho.’ Lo cuántico forma parte de mí».
Así pues el poeta se desprende del pasado («cada X años mi mente / va borrando sus recuerdos») y crea -con el barro de la palabra- su nuevo cosmos, la nueva existencia («la puerta abierta / a todas las posibilidades / a todas las opciones / a todos los mundos paralelos»), en la que, junto al dolor («pavorosos golpes / hacen dudar del camino»), la sinrazón («pasan cosas increíbles / tan normales, / perfumes del alma»), se abren paso el amor («me asaltó alegre el corazón»), la esperanza («como una jirafa, alargando el cuello para ver más allá»), o la razón empírica («lo importante es la percepción del hecho»).
Y a todo este mundo acasual y cuántico, a esta autodenominada ‘poesía Chencho’, a este aparente hermetismo, ha de acceder el lector de forma abierta, con curiosidad y sin urgencias, dejándose mecer por la cadencia del lenguaje («el vértigo se acentuó / estrecha franja del cielo / en todas partes a un tiempo») y lo inquietante de sus imágenes: «con materiales reciclables desafiando monstruos…/ algo anda mal en ninguna parte».
Creado a partir del polvo de la tierra es un libro sin etiquetas ni clasificación posible. Como su propio autor, pertenece a uno de esos mundos paralelos a los que tan saludable y conveniente resulta acercarse de vez en vez para curiosear, para juguetear, para declamar. Para aprender.