«Greta y las hadas de Groenlandia», de Salomé R. Hage, un recorrido por la ruta secreta de la fantasía
Por Elena López
Greta y las hadas de Groenlandia es el cuento infantil más bello y alegre que he leído en los últimos tiempos. Es sencillamente eso, un cuento para niños, un cuento lleno de fantasía y , con unos personajes adorables y una historia fabulosa, original y divertida. Salomé R. Hage tiene un mundo propio y particular y en este nuevo cuento para niños vuelve a desplegar su fecunda imaginación y su capacidad para despertar la fantasía e imaginación de los más pequeños.
Greta y las hadas de Groenlandia se ha publicado, en versión española e inglesa, en formato como aplicación para smartphones y tablets. Se puede descargar a través de la plataforma Playtales o directamente en Apple Store o en Google Play Store. A través de esta App para niños, los pequeños tienen la posibilidad no sólo de leer un cuento sino también de verlo como una pequeña película de dibujos animados, de escucharlo por voz de una narradora que se los cuenta, de cantar con los personajes y de interactuar y jugar con las imágenes.
Fue en la librería Playtales donde descubrí Greta y las hadas de Groenlandia y, desde las primeras líneas, supe que había entrado en un mundo fantástico del que no querría salir ningún niño. La historia te atrapa enseguida, te envuelve, te arrastra hacia ella con su ritmo y musicalidad, con su desbordante fantasía, con sus simpáticos personajes, con sus situaciones disparatadas y divertidas y con sus encantadores escenarios. He disfrutado leyendo este espléndido relato como cuando era niña y me quedaba extasiada con los cuentos de Hans Christian Andersen o de los hermanos Grimm. Y no es que Greta y las hadas de Groenlandia se les parezca, sólo tiene algo en común con ellos, un universo particular e inconfundible, un mundo fascinante y encantador que evidencia a una escritora de talento. El temperamento creativo, la agudeza inventiva de Salomé R. Hage viene a reanimar el desgastado paisaje de los cuentos infantiles, tan escasos hoy de personajes sugestivos e historias imaginativas y divertidas que son las que, en definitiva, atraen a los niños.
La autora nos invita en Greta y las hadas de Groenlandia a conocer a una serie de personajes singulares, nuevos, frescos, diferentes a los que componen la aburrida y repetitiva galería de la literatura infantil contemporánea. Es difícil encontrar una protagonista infantil más adorable y divertida que la princesa Greta de Kalamata que desayuna con la jirafa Feliciana, el elefante Jacinto y la tortuga Cornelia y que habla el lenguaje de las hadas. Sí, el lenguaje de las hadas, que parece al escucharlo que fue transmitido en secreto a Salomé por las mismísimas hadas para que lo enseñara a los niños de todo el mundo. La princesa Greta lo aprendió de su tutor, el extravagante loro Jeremías, experto educador de las Princesas de los Cuentos, que proviene de la prestigiosa Universidad de Divinópolis. El mejor amigo de Greta es una simpática bolita de nieve llamada Bob y juntos parten desde el castillo de Kalamata rumbo a Groenlandia en busca de las hadas que tan lejos envió la malvada Anatolia.
El relato, como digo, atrapa desde el primer momento y los niños lo leen y escuchan con emoción porque está bien narrado, porque hay unos personajes tiernos y divertidos, porque hay unos escenarios encantadores y porque hay una historia construida en aras de la fantasía infantil. En definitiva, porque hay un estilo y un talento para la creación y eso lo ven los niños pues, ya lo dijo G. K. Chesterton, el público infantil es el más exigente.
Cuando terminas de leer Greta y las hadas de Groenlandia, reducido al máximo, según su autora, para adaptarlo a la versión digital, te preguntas cómo en tan pocas líneas puedes encontrar tal riqueza de elementos creativos y poéticos, tanta diversión y tanta ternura, tanta fantasía y tanto lirismo. Y la respuesta está en que la autora escribe para los niños con total honestidad, sin buscar otra cosa que no sea avivar su fantasía y que disfruten leyendo. Desde la primera página del libro sabemos que Salomé R. Hage escribe para devolver a los niños la magia perdida, el mundo olvidado, esos “tiempos felices”, como dice la deliciosa canción que incluye en su cuento, “en que los niños volverán a soñar”.
Fuente: MediaIsla