Un gourmet en Londres (Parte II)
Por Mireia Acosta
Y siendo un gourmet en Londres, para no sentirnos un alien como el “Englishman in NeyYork” de la canción, es imposible resistirse al tradicional té, esa ceremonia que popularizó la VII Duquesa de Bedford allá por 1840 y que hoy convierte una merienda en cena, con dulce, salado y mucho tiempo por delante. Hay que perderse por el Soho y por Chelsea para descubrir salones de té con cakes de lo más variado y vistoso, aunque las inglesas opinan que los mejores Tea Party suelen estar en los grandes hoteles de adinerada clientela internacional. De ellos seleccionamos tres ejemplos muy distintos entre sí:
En The Chesterfield Mayfair Hotel, miembro de la prestigiosa The Tea Guild, son capaces de organizar una tarde temática en torno al té homenajeando los misteriosos mundos de Roald Dahl: la fábrica de chocolate, el melocotón gigante… Increíbles las diferentes tartas de cerezas, con bizcocho, de masa quebrada o con amaretto. Para quienes disfruten con todo lo dulce, éste es su sitio.
En el Jumeirah Carlton Tower en Knightsbridge, uno de los mejores barrios de Londres, el té se toma oyendo música de arpa en directo. El concepto gastronómico de este verano gira en torno a la naturaleza: unas mariposas de colores que revolotean de flor en flor han inspirado la repostería, que mezcla de manera brillante sabores, colores y aromas.
Fotos: Mireia Acosta
El Hotel St. Pancras Renaissance merece una visita y la experiencia del té allí es perfecta. Se han invertido muchos años y millones de libras en la rehabilitación de la estación de St. Pancras tras su incendio a finales de los años 80. El hotel es un maravilloso y gigantesco espacio de estilo victoriano, integrado en la estación de tren y decorado con un gusto exquisito que te traslada a la época en la que sólo se viajaba en tren, con la nostalgia que ello entraña. Contemplar la descomunal escultura de Paul Day titulada Meeting Place es sobrecogedor: una pareja abrazada como en tantos gestos de bienvenida o despedida que pueblan las estaciones. El té se sirve en el Hansom Lounge y merece especial atención el mundo de lo salado y la variedad de tipos de pan.
El té diario es para los ingleses, pero el resto de mortales podemos necesitar a media tarde una dosis de chocolate, que aporta magnesio, alivia el estrés y provoca mucho placer. El chocolate inglés es hoy una obsesión y Londres se ha llenado de pequeños establecimientos firmados por los mejores maestros chocolateros del mundo, tiendas preciosas y delicadas que huelen a cacao y especias, que ofrecen chocolate en cientos de variantes como los granos de café cubiertos de chocolate crocanti, en Algerian Coffe Store, el pastel de chispitas de chocolate Triple Valrhona, algo tan inglés como las distintas mezclas de chocolate y menta, o las trufas combinadas con licores.
Hay que deleitarse la vista, además del paladar en Ladurée, la alta costura del chocolate, con las exposiciones de macarons más bonitas que se puedan imaginar. Todos los grandes almacenes tienen una sección de chocolate envidiable pero merece la pena pasearse por las de Fortnum & Mason y las de los almacenes Liberty. Es entrar en los mundos de “Alicia en el páis de las maravillas”.
En Notting Hill hay que merendar en la que es probablemente la chocolatería más bonita imaginable, el Artisan Du Chocolat que ofrece un menú basado exclusivamente en este ingrediente, desde cócteles a tapas, pasando por helados y zumos, dulce, salado, picante y demás experimentos exitosos.
En verano, en las grandes ciudades apetece practicar el after-office y quedar con amigos para tomar un refrigerio mientras llega la cena. En Londres, además, la tarde es larga porque a partir de las 17.30 se acaba la jornada.
Muy de moda en Sloane Sq. está The Bottanist, donde resulta divertido sentarse a escuchar las conversaciones ajenas ya que, a partir del segundo GinTonic, los ingleses elevan considerablemente la voz.
El Bar Connaught en el lujoso hotel del mismo nombre, ofrece combinados de altura en Mayfair, uno de los distritos más atractivos de la ciudad por su arquitectura y su historia.
Una copa con vistas es lo que ofrece Radio, la terraza del hotel ME en su décimo piso. La ciudad está llena de terrazas pero no todas pueden servir alcohol, así que cuando nos falle el instinto para descubrir sitios, lo que no falla nunca son los hoteles de lujo y las galerías de arte, como la Galería Saatchi, en Chelsea, rodeada de jardines con mesas muy agradables y combinados sorprendentes, o como el Mess que es también restaurante y sala de exposiciones.
Si nos quedamos en Londres una temporada larga y echamos de menos los sabores más hispanos, como el jamón o la tortilla de patatas, o si simplemente queremos enseñarles cosas ricas a nuestros amigos ingleses, siempre podremos buscar un Tapas Bar de cocina española que están muy de moda.
Brindisa anuncia “Spanish Tapas in the heart of London” y es casi una cadena porque tienen ya cuatro locales repartidos por toda la ciudad, el último de ellos se llama Tramontana Brindisa y ofrece también arroces y pasta.
En Holborn, el barrio donde hay más academias de inglés para extranjeros por metro cuadrado, podemos encontrar dos de los locales de tapas españoles más conocidos: Salvador & Amanda, donde podemos tomar unas albóndigas con tomate o unos boquerones fritos, y Cigala, con un buen jamón ibérico de Salamanca. Algo más elegantes, Moro fusiona cocina española y marroquí y Eyre Brothers mezcla nuestra gastronomía con la portuguesa. Como dice Alberto Criado, el fundador de Cambio de tercio, “La tapa es la libertad”. En sus restaurantes de inspiración taurina no faltan guisos caseros reinterpretados al gusto inglés y podemos probar un buen rabo de toro, faltaría más, que gusta mucho a los famosos.
No son realmente los sabores de nuestra infancia pero para un ataque de nostalgia pueden ser útiles.