Un gourmet en Londres (Parte I)

Por Mireia Acosta

 

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Se calcula que hay más de cien mil españoles residiendo en Londres y en verano la cifra se duplica por los cursos de inglés y las estancias de colegios de toda España. Estudiantes, trabajadores, padres que viajan a ver a sus retoños y quieren disfrutar de la ciudad…, la mayoría de ellos va a echar de menos la comida, la buena comida.

En Londres llama la atención la cantidad de sitios que hay de comida rápida y empaquetada. Los hay de todos los colores, especialidades y nacionalidades: japoneses, chinos, árabes, mexicanos, vegetarianos o ecológicos; todos ellos con comida para llevar, o deglutir sin degustar, en cuestión de minutos, después de creerse las promesas de sus eslogans: “Homemade freshfood”, “Freshly filled baguettes”, “Freshly baked pastries”, “Upper Crust famously fresh”, “Good food”, “Made by humans”. A los pocos días, el estómago se resiente y uno echa de menos un plato de cuchara, una ensalada sin salsa, un buen pescadito “vuelta y vuelta” o un sencillo entrecot que no esté metido en un sándwich.

Esto pretende ser un Manual de Supervivencia para un gourmet en Londres, un  recorrido para comer bien y disfrutar con la cocina inglesa, que la hay aunque cueste encontrarla, sin arruinarse.

Los supermercados tienen mucho producto congelado y precocinado, pero escaso producto fresco. Una solución es acudir a las grandes superficies tipo Harrod’s o Selfridges, con plantas enteras dedicadas a productos frescos y delicatesen, pero suelen ser espacios bastante caros. Otra solución es ir al mercado.

 

edit_preview.phpFoto: Mireia Acosta

 

En Londres abundan los mercadillos de ropa, antigüedades, segunda mano,  comida preparada, alimentación o todo junto. Algunos son de fin de semana, como el de Petticoat Lane y el de Brick Lane en el Este, una zona muy de moda ahora; otros están abiertos todos los días de la semana, aunque tienen un día especial con más puestos y más tráfico, como son los viernes para Portobello, el fin de semana para Spitafields, el mercado de los productos artesanales y ecológicos, o el domingo para el mercadillo de flores de Columbia St.

 

7303230232_d612caeab7_cFoto Richard Watkins

 

1018134_16594683Borough Market

 

Si podemos cocinar y queremos hacer una compra para llenar la nevera Borough Market es un mercado de visita obligada. Es un recinto curioso que se extiende por debajo de las vías de un tren, lo que le da un “ambiente bajos fondos” muy atractivo. La variedad de pescado es superior a la de carne y hay más surtido de verduras que de fruta; allí podemos encontrar panes, quesos y encurtidos como si estuviéramos en el Mediterráneo. Otro mercado interesante es el de Leadenhall, en el corazón de la city, que lleva funcionando desde el s.XIV aunque el edificio es de 1881, de estilo victoriano. Tiene un cubierta abovedada de hierro y cristal que da una preciosa luz dorada a pubs, escaparates y terrazas. Aquí los puestos de carne se mezclan con tiendas especializadas en vinos, chocolates o sombreros. A medio día se llena con los ejecutivos de edificios colindantes comiendo informalmente.

 

3323246356_15be7ecd8b_zLeadenhall Foto thefingersofgod

 

Los londinenses sobreviven a medio día mintiendo al paladar, pero salen a cenar y les gusta comer bien. Y lo pueden hacer en Restaurantes y en Pubs. Los Pubs son esos espacios con flores en la puerta, barra de madera y tapicería de cuero que ofrecen la cocina típica inglesa, como los Fish & Chip, el Roast Beef o el Puding de Yorkshire, el plato nacional, que es una masa de harina horneada con forma de cuenco porque se inventó para recoger el jugo que soltaba la carne al ser horneada. Típico es también el cordero en salsa de menta y muy populares son el Shepherd`s pie, un pastel de carne picada, cebolla y verduras recubierto de puré de patatas, y el Kidney Pie, un pastel hecho con distintos tipos de carne y riñones. Los reyes son el pollo y el salmón, lo más solicitado las salchichas.

Un gourmet en Londres prefiere los restaurantes y, si vamos de restaurantes, es mejor elegir la hora de la cena porque algunos de ellos sólo abren de noche o amplían su oferta en horario nocturno. En Londres podemos encontrar los mejores restaurantes no ingleses del mundo, los mejores japoneses, los italianos más sofisticados, grandes franceses, cocina del Himalaya e incluso algún español, como el del asturiano Nacho Manzano, Barrica. Pero aquí queremos recomendar los mejores restaurantes de cocina inglesa actual, esa cocina de granja muy revisada en las últimas décadas, llena de influencias, que fusiona en sus platos los de todo el mundo.

 

3279030608_cef17fd072_zFoto:Clarissa Paiva

 

En el corazón del barrio de Chelsea está Tom’s Kitchen, la última adquisición del imperio de Tom Aikens, el gran chef de la capital, que ofrece, en un espacio moderno e informal, una carta más económica que la del vecino restaurante que lleva su nombre completo, más elegante y francés; aquí, en la versión joven, el foie con cebolla es casi perfecto y los marinados y ahumados están muy conseguidos porque para Tom el humo es un ingrediente más que imparte magia en todo lo que toca.

En unos antiguos almacenes al Oeste de la ciudad, Stevie Parle ha consolidado Dock Kitchen. Lo abrió en 2009 y ahora lo acaba de redecorar, la estética en ambos casos es responsabilidad de Tom Dixon, uno de los grandes de la iluminación. La de Dock Kitchen es una cocina inglesa con influencias internacionales en el sentido más global; allí se puede degustar un buen taco mejicano o una ensalada libanesa, se puede encontrar desde una barbacoa coreana, un secreto ibérico e hispano, un cordero cocinado con pétalos de rosa al modo colombiano más mágico, hasta un arroz con azafrán persa que nos traslada al Irán más oloroso. Ellos dicen sentir predilección por Libia, Turquía y Siria. Así lo escribe su chef y propietario en su maravilloso “Real food from near and far”, donde se aprecia su espíritu trotamundos y su pasión por las especias. Ofrecen menús temáticos basados en un país, un libro o un alimento, y los fines de semana, sólo de noche, abren allí mismo La Kitchenette, un espacio de aire toscano donde dan un menú ligero, económico y cócteles muy bien preparados.

Puramente British es The Wolseley, en Picadilly Street. Es un edificio estilo decó, con techos altísimos y un intenso dominio cromático de la combinación blanco/negro. La carta es larga, pero “el plato del día” es siempre de tradición inglesa revisada al gusto de hoy, no es caro y está muy bien cocinado: el confit de pato sobre diminutos guisantes estofados es muy sabroso, la ternera Hongroise es un guiso europeo parecido al goulash que se acompaña de ñoquis salteados y el steak tartar tiene fama de ser uno de los mejores de la ciudad. Lástima que, como ocurre en todo el país, el roastbeef sólo se sirva en domingo.

 

Oxo Tower

Foto: Mireia Acosta

 

El octavo piso del edificio Oxo Tower tiene unas vistas preciosas sobre el Támesis y la catedral de St. Paul. Allí hay una Brasserie, una terraza con bar de copas y el Oxo Tower Restaurant, un restaurante cuya cocina aprecia la materia prima y sabe separar como pocos las carnes y los pescados de las guarniciones y salsas. La lubina con tirabeques se sirve en su punto y merece la pena probar el Pig Belly, una carne de cerdo horneada mucho tiempo a baja temperatura que recuerda al cochinillo y se deshace en la boca. Las raciones no son muy contundentes lo cual se agradece si se quiere llegar al postre con un hueco para probar el Souffle de fresas silvestres. Cambian la carta con productos estacionales y llama la atención la extensísima carta de vinos.

En el East londinense es donde está el ambiente joven, multiétnico y divertido que siempre ha caracterizado a Londres y Bistroteque es un espacio muestra de todo ello: ofrece los fish & chips más exquisitos de cuantos hemos probado y una carta muy variada en un ambiente moderno y curioso. Anuncian cocina francesa, por eso la alcachofa globo lleva una vinagreta de Dijon, pero la hamburguesa y el salmón dan fe de que el menú es también anglosajón. Nada en la calle avisa del restaurante, situado en un primer piso blanco y diáfano, de estética industrial.

El espíritu innovador londinense preside Rock Lobsta, un Disco Bistro, abierto sólo de noche, del DJ convertido en cocinero Carl Clarke. Está en el Mahiki, un conocido Club, y es un restaurante de música punk y camareras en patines con una carta llena de divertidos experimentos con langosta que se hicieron ya famosos en su local anterior. Muchos opinan que lo mejor de un menú inglés son los mariscos de Cornwall, especialmente las almejas, los cangrejos y la langosta. Aquí, en tres días, pueden vender 100 kilos de langosta convertida en palomitas. Para su chef y propietario, la comida forma parte de una noche fuera de casa y aquí se fusiona con las copas.

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