Sablon, un barrio con mucho encanto en Bruselas

 

Por Susana Campos Sanabria.

 

Una mañana gris, de esas que parece lógico asociar a una ciudad como Bruselas, encaminamos nuestros pasos al barrio de Sablon, una de las zonas más chic de esta ciudad. Nos han prometido que allí encontraremos un apasionante mercadillo al aire libre y un agradable parquecito, todo ello alrededor de la Iglesia de Notre Dame au Sablon, que es imprescindible visitar.

Desde la céntrica Place de l’Albertine subimos el Boulevard de l’Empereur y torcemos por la Rue de Rollebeek en

Rue de Rollebeek.

dirección a nuestro destino. Allí, nos sorprende la algarabía de una calle repleta de hermosos edificios, concurridos restaurantes, coloridas terrazas, galerías de arte moderno y comercios selectos. Muy cerca, se encuentran también grandes chocolateros, como Marcolini en la Rue des Minimes o Côte d’Or en la Rue de la Régence.

 

Enseguida desembocamos en la Place du Grand Sablon. Nos cuentan que su nombre viene de la palabra Sable, arena, que es lo que aquí había antiguamente. Un terreno arenoso rodeado de casas señoriales que se utilizaba como lugar de encuentro y ocio por

Mercadillo de la Place du Grand Sablon

la nobleza y donde se levantaba un mercado. Hoy, el centro de la plaza lo ocupa precisamente un mercadillo, de característicos toldos de rayas verdes y rojas. En él, vendedores casi con tanta solera como los tesoros que ofrecen, comercian con antigüedades y libros de segunda mano. No olvidéis que esperan vuestra visita todos los sábados y las mañanas de los domingos.

 

Al dejar atrás los puestos del mercado, se divisa ya la entrada de la Iglesia de Notre Dame au Sablon, ejemplo de arte gótico flamígero, cuya construcción sufragó en el siglo XV el gremio de ballesteros de la ciudad. El templo actual ocupa el emplazamiento de una antigua capilla del siglo XIV. En su interior, se veneraba la estatuilla milagrosa

Interior de la Iglesia de Notre Dame au Sablon.

que una joven de nombre Beatrice Soetkens había robado en Amberes para llevarla a Bruselas y hacer allí una Iglesia. Todo ello, tal y como le había pedido en sueños la Virgen María. Varios miembros de la corte del Imperio de los Habsburgo están enterrados en esta Iglesia, un ejemplo de ello son los Thurn und Taxis, aristócratas y propietarios del servicio

Detalle de la verja del Petit Sablon.

postal, cuyos restos se encuentran en la capilla de Santa Úrsula, al oeste del presbiterio. Preciosas y dignas de admiración resultan las vidrieras de esta Iglesia que dotan de luz y color a la sobria y elegante edificación.

Continuando por la Rue des Sablons, llegamos al pulmón verde del barrio, el Petit Sablon, un coqueto parquecito que data de 1890 y cuya verja de hierro forjado está rematada por 48 delicadas estatuillas de bronce, que representan los distintos gremios bruselenses.

 

Además, dos estatuas presiden el parque sobre un pedestal que funciona como fuente. Constituyen un bellísimo ejemplo de arte romántico y concretamente de exaltación de los héroes nacionales.

En efecto, estamos ante los condes de Egmont y de Hornes, símbolo de la lucha contra la dominación española en el siglo XVI.

Fuente romántica en el Petit Sablon.

Católicos moderados que criticaron esta última y sufrieron por ello la dureza de las represalias del , siendo encerrados, torturados y decapitados. Hoy, sus siluetas se elevan sobre las cabezas de aquellos que han elegido este lugar para tomarse un respiro, bruselenses que disfrutan de su almuerzo de fin de semana entre floridos rosales y que me dan ganas de quedarme aquí un tiempo, para poder emularles siempre que tenga oportunidad.

 

 

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