Fall 2013 Couture
Por Minerva Santana.
La semana de Alta Costura parisina se abría entre aullidos de lobos en el Hotel Ritz. Con una Naomi Campbell deslizándose por la pasarela, después de 15 años, ( como solo ella sabe hacerlo ) para el Atelier Versace de Donatella. La supermodelo abrió y cerró un desfile inspirado en la fotografía en blanco y negro de los años treinta de ” Horst and May Ray “, cargado de detalles laboriosos en cristales, diamantes de verdad creados por la firma para invocar con su brillo al glamour del viejo Hollywood. Vestidos que serán objeto de deseo con sinuosas siluetas y estretégicos cortes atrevidos que dejaban ver corpiños bordados o sujetadores de encaje. Como sorpresa el uso de la piel, en abrigo de visón con encaje y lentejuelas y cocodrilo en gabardina y chaquetas.
Schiaparelli cobra vida a través de la visión de un Lacroix que no se subiá a la Alta Costura desde que lo dejara en 2009. A pesar de ser una colaboración temporal del diseñador francés para la firma, que tiene pendiente anunciar a su futuro director creativo, nos ha deleitado con un homenaje al legado de la casa compuesto por 18 maravillosas piezas. “Siempre me ha gustado todo lo que se escapa de la realidad y ella sabía diseñar cosas que se vendían y, al mismo tiempo, era surrealista y extravagante”, declara Christian Lacroix que ha hecho una precisa revisión del trabajo de Elsa y se ha centrado en la pasión de la modista por lo excéntrico, reviviendo tocados y prendas clave.
A diferencia de esta visión de la Alta Costura llega Dior con una sensibilidad distinta. Raf Simons pretende cambiar la perspectiva, bajo la idea de libertad. “Es difícil para un diseñador ceder el control, porque tiene una idea concreta de lo que quiere hacer, pero es mucho más satisfactorio dar la libertad a la gente y ver qué pasa.” explicó. Simons reclama una libertad a la hora de llevar las prendas y se centra en su fascinación por las clientas de la casa, las de ahora y las de antes. Por intentar normalizar esa aura idílica que rodea a estas colecciones. Una especie de globalización de los códigos hacía que la mezcla en las creaciones fuera la clave.
¿ Estamos ante una nueva Haute Couture ?
Giambattista Valli da a las mujeres lo que esperan de él: “flores y muchos colores”, inspirándose en cada colección en algo distinto pero manteniendo esa premisa. Esta vez es la porcelana su musa, concretamente las de Capodimonte, Wedgwood, Sèvres y Meissen. En prendas marcadas a la cintura que contrarrestan con grandes y voluminosos drapeados, transparencias, flores en relieve y en artesanales bordados en una sucesión de vestidos y dos piezas con faldas. Sin perder de vista la sillueta femenina.
Tras un Grand Palais convertido en ruinas se esconde el paisaje de una ciudad futurista. Este es el escenario escogido por Lagerfeld para presentar la Alta Costura de Chanel. Un horizonte futurista que no delimita la insaciable reinvención de los sellos de la casa y en el que se mezclan distintas épocas y civilizaciones. Un camino a recorrer con botas medias, tweeds y looks que parecen sacados de una ciencia ficción que nos remonta a años atrás, con la intención de proyectar un ansiado futuro sólido de la firma.
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