La secuencia del día: Carrie
Por Tamara Moya.
La secuencia de hoy pertenece a la película Carrie (Brian De Palma, 1976). Se trata de la adaptación de una novela de Stephen King en la que, como gran parte del cine de Brian De Palma, las secuencias funcionan de forma casi autónoma. De hecho, parece que el director construyese Carrie a partir de la escena que hoy nos ocupa, sin duda la más memorable de toda la película. Se trata de la fiesta de graduación en la que Carrie, la protagonista que da nombre al film, acude al baile de fin de curso acompañada de uno de los chicos más atractivos del instituto. El problema es que Carrie es una chica diferente y por ello sufre continuamente bullying por parte de sus compañeras de clase; pero una de ellas, arrepentida por haberle hecho sufrir, le ha cedido a su novio para ir a la fiesta. No obstante, lo que comienza siendo un cuento de hadas para la protagonista, termina en un baño de sangre (en todos los sentidos) cuando Carrie desata sus poderes telequinésicos.
La secuencia comienza cuando Carrie y su acompañante reciben el premio a los reyes del baile. No obstante, anteriormente hemos visto que las votaciones han sido manipuladas por otros compañeros y que encima del escenario hay un cubo lleno de sangre. Y es que Carrie es muy explícita en sus intenciones y en lo que quieren expresar los recursos que utiliza, por lo que, en este sentido, el análisis de la puesta en escena en esta película es bastante transparente. No obstante, podemos destacar aspectos como los siguientes.
En primer lugar, destaca el hecho de que la secuencia está determinada por el punto de vista de Carrie. De este modo, se utiliza el ralentí cuando suben al escenario y durante el tiempo que dura la entrega del premio (después se recupera y volvemos al tiempo real), así como unos elementos del decorado (estrellas, luna, color azul…), que transmiten la sensación de que Carrie se encuentra como en una nube, literalmente, y que quiere que ese momento dure para siempre. No obstante, en el siguiente plano se nos ofrece la perspectiva del narrador, enseñándonos más de lo que los personajes saben aún: el cubo lleno de sangre que coincide con la posición de Carrie. Aquí se contrastan además ambos espacios gracias a la viga del techo que corta el encuadre por el centro y deja en una parte el escenario con tonos azulados y en la otra el cubo con tonalidades rojizas. No obstante, se introducen en la secuencia dos puntos de vista más: el de la profesora y el de la amiga que comprende la trampa que le han tendido (lo que se muestra a través de panorámicas verticales construidas de manera subjetiva que acompañan el movimiento de la chica para enseñarnos lo que ella está viendo). Lo característico de este hecho es que cuando estamos en los planos subjetivos de la profesora, el fondo que tiene detrás Carrie es azul, y parece que no pasa nada; sin embargo, cuando nos situamos en el punto de vista de la amiga, el fondo es rojo. De este modo, el uso de color nos está indicando el choque de puntos de vista y la falta de comprensión de lo que está sucediendo.
En segundo lugar, el tratamiento de la música no diegética es muy fácil de comentar porque está haciendo lo mismo que la imagen, sirve para reforzarla, como cuando cambia la música al mostrarnos el cubo, ya que nos avisa de lo que va a pasar. Por otro lado, en el tratamiento de la música diegética, vemos que existe una manipulación explícita del volumen de los efectos: los aplausos pasan a un segundo plano sonoro, pero posteriormente terminarán cobrando protagonismo. De hecho, cuando finaliza la celebración la música baja y suben los aplausos, dejando paso al suspense «puro y duro». Del mismo modo, se recurre a la subjetividad de Carrie cuando se amplifica el sonido de la sangre cayendo en un momento en el que ya ha parado de hacerlo, al igual que el del golpe del cubo cuando cae sobre el chico.
Por otro lado, debemos hacer mención del empleo de la visión caleidoscópica que nos introduce aun más en la subjetividad de Carrie: en realidad la gente no se está riendo, pero ella escucha las risas de manera amplificada, así como las voces en off que también se repiten en bucle de lo que cada persona importante en su vida le decía (su madre, el director del instituto, la profesora…).
Por último, lo interesante de cuando Carrie desata sus poderes es el hecho de que es ella misma la que empieza a controlar la puesta en escena: es ella la que pone todo de color rojo porque va a hacer un baño de sangre. Se emplea entonces la pantalla dividida en montaje para mostrar distintos puntos de vista de un mismo elemento o personaje, además de para conectar a Carrie con lo que maneja a través de la telequinesis. Pero la pantalla dividida sirve también aquí para aligerar todo lo que está sucediendo. Años más tarde, Brian De Palma diría que se equivocó en la utilización de la pantalla dividida en esta secuencia, ya que considerará que no es apropiada cuando se está trabajando con tanta acción.