Juan Verde, el asesor español del presidente Obama, publica el libro «Soñar es poder»
Por Teresa R. Hage
La historia del español del español que consiguió acompañar al presidente Obama hasta la Casa Blanca y ser parte de su Administración
Soñar es poder (Aguilar, 2013) narra la historia y las claves del éxito de Juan Verde, el asesor de Comercio Exterior y Sostenibilidad del presidente estadounidense, Barak Obama.
¿Cómo un joven español de familia humilde puede convertirse en un empresario y asesor de éxito y llegar a trabajar con Bill y Hillary Clinton, Al Gore, Ted Kennedy, entre otros, y llegar a convertirse en una pieza clave dentro del Gobierno de Barack Obama? Este libro nos muestra cuáles son las claves de su éxito.
En Soñar es poder, Juan Verde relata en primera persona las peripecias que lo llevaron a Estados Unidos, cómo allí descubrió cuál era su sueño y cómo luchó para conseguir que se hiciera realidad. Una historia plagada de entusiasmo y de lucha, de convicción y de valentía, un guión que comienza su narración en una pequeña localidad de Gran Canaria y termina en Washington, en la Casa Blanca.
Juan Verde cuenta en esta obra la importancia de creer en un sueño, de sentir pasión por lo que haces, de lo importante que es asumir riesgos y de ponerte siempre al servicio del otro. Estos son, para él, los pilares sobre los que no sólo se asienta una carrera de éxito, sino también constituyen una filosofía de vida propia. La autobiografía personal y profesional, reflexiva y evocadora, del hombre que codirigió la campaña internacional de reelección de Obama en su camino a la Casa Blanca. Un libro necesario e inspirador con el mensaje claro de que no hay imposibles y de que está al alcance de cualquier persona conseguir sus sueños, basta con proponérselo y luchar por ellos.
De Telde a Washington. Mejorar uno mismo, mejorar el mundo
En 2009, Juan Verde, un profesional español de 38 años, fue nombrado subsecretario adjunto para Europa y Eurasia del Departamento de Comercio del Gobierno de Barak Obama. Fue el apogeo de un viaje que había comenzado unas décadas atrás, cuando un muchacho de 15 años partía de la localidad grancanaria de Telde rumbo a Boston para pasar un mes estudiando Inglés, como cualquier otro joven de su edad. Lo que aconteció después para que este joven estudiante se convirtiera con el paso del tiempo en asesor del mismísimo presidente de Estados Unidos es relatado con detalle en esta autobiografía que, como indica su subtítulo, “recoge la historia y las claves del éxito del español que consiguió acompañar al presidente Obama hasta la Casa Blanca y ser parte de su Administración”.
El propósito del libro, en palabras del autor, es “mostrar los valores y los principios que forman el denominador común en la forma de ser y actuar de todas las grandes personas con quienes he tenido el enorme placer de trabajar”. Se refiere a Al Gore, John Kerry, Barack Obama, Bill y Hillary Clinton, Ted Kennedy, personalidades con las que Juan comparte su filosofía de vida basada en hacer el bien y trabajar con absoluta honradez y transparencia. Añade el autor: “Todas las ideas que deseo exponer en este libro están condensadas en un solo verbo: CREER”.
Una filosofía positiva de la vida
Los valores que sustentan su filosofía de vida, que son también, según sus palabras, los del presidente Obama se sintetizan en tres máximas: sentir pasión por lo que se hace; asumir riesgos sin temor al fracaso y devolver a la comunidad y al mundo todo lo que se pueda. El libro está repleto de ejemplos vitales que dan fe de ello y que se muestran claves para entender el periplo de Juan desde Telde a Washington.
Lo cierto es que el carácter emprendedor, valiente y arriesgado de Juan Verde le viene de familia. Sus padres son el ejemplo que guía su vida. De origen humilde, llegaron con mucho esfuerzo a crear su propia empresa. “La familia es la base de la sociedad y todas las experiencias que vivimos de niños en el hogar sientan las bases del futuro”, explica Juan. En ese entorno familiar sus hermanos y él aprendieron “que el hombre se crece ante la dificultad, que no siempre es malo obtener lo que deseamos con apuros”. Además, también atesoraron otra máxima como “mantener el entusiasmo y la ilusión aun en los peores momentos, porque siempre hay una salida”. “Lo cierto es que crecimos en un hogar donde era muy fácil dar las gracias por todo y sentirse motivado para estar en constante lucha por la vida”, recuerda Juan Verde.
Cuando Juan contaba 12 años, su madre le regaló una biografía del presidente Kennedy. Juan habla de este libro como el primero que le “hizo soñar de verdad mientras lo leía”. Desde entonces, Kennedy es su modelo a seguir en política ya que “fue el primer presidente en ver con nitidez el conocimiento como una ventaja competitiva”, relata Juan en Soñar es poder.
La importancia de la educación
Con 15 años Juan viajó a Boston para estudiar Inglés. Se instaló con una familia hispanocubana amiga y lo que, en principio, iba a ser una estancia de un mes para perfeccionar el idioma se convirtió en una inesperada aventura de varios años. Primero comenzó por matricularse en un Instituto. Las enseñanzas que extrajo de aquella escuela se convirtieron en el leitmotiv de su vida personal y profesional. Años más tarde, al ser invitado a dar el discurso de graduación de su escuela, Juan explicó a los jóvenes cómo la educación es determinante para el futuro de todo adolescente y cómo uno debe saldar su deuda con la sociedad.
Como buen estudiante norteamericano, se dedicó también al deporte. En él encontró una muestra perfecta de lo que significa la competitividad y de cómo esta actitud determina, en gran medida, el éxito. Uno de los beneficios del deporte es que nos hace superar nuestras limitaciones. Además, consigue enfocar los esfuerzos de todos hacia un objetivo único. El deporte nunca resta, sino que “crea un espíritu de equipo a través del esfuerzo individual”, afirma Juan Verde en su libro.
El joven estudiante canario se integró rápidamente en su país de adopción, identificándose de inmediato con la comunidad hispana. Esta comunidad, en su mayoría demócrata, posee como rasgo más identificativo un idioma común. En Estados Unidos un colombiano es antes hispano que colombiano. En este sentido, los hispanos no forman guetos por países, sino que todos ellos conforman una comunidad diversa y rica. “La inmigración iberoamericana ha sido extremadamente inteligente y ha procedido actuando como un equipo deportivo bien organizado”, nos cuenta en la obra su autor.
“Pienso como un americano pero siento como un español”
Juan compaginó sus estudios en el instituto y la universidad –donde cursó Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales– con diferentes trabajos, entre ellos el de ayudante de un asesor del alcalde de Boston. Allí aprendió su verdadera vocación: trabajar por y para los demás. Juan describe este periodo como un momento clave en su carrera política ya que fue entonces, en 1992 cuando se sumó a la campaña presidencial de Bill Clinton por el Partido Demócrata. En esta época, Juan también consigue por sorteo la tarjeta de residencia permanente en Estados Unidos, la famosa Green Card. Juan Verde es cada vez más norteamericano sin dejar de ser español. Como él mismo se define, “pienso como un americano pero siento como un español”.
Al finalizar sus estudios, Juan recibe ofertas de varias instituciones financieras de Nueva York. Sin embargo opta, a pesar de que ello supusiera un sueldo más bajo, por seguir en el Ayuntamiento de Boston como asesor de una de las concejalas más importantes de ese momento. Siguió el consejo de su madre, que le recordó que es más importante la experiencia adquirida que el salario. El éxito de la primera campaña de la concejala destinada a prohibir las máquinas de tabaco en lugares públicos, reafirmó en Juan en su idea de dedicar su vida al servicio del interés público.
En 1994, una beca del Congressional Hispanic Caucus Institute, una institución que concede becas de trabajo a jóvenes hispanos con una trayectoria académica y laboral brillante, le permite instalarse en Washington y seguir su filosofía de vida: “si luchas, si te arriesgas, si vences los miedos, puedes lograrlo casi todo”. Juan Verde elogia el sistema de becas estadounidense ysostiene que “apostar por la educación es una de las inversiones más enriquecedoras que existen”.
La experiencia en Washington le convirtió en otra persona. Durante doce meses trabajó en el Departamento de Comercio como asesor del subsecretario adjunto para las relaciones económicas entre Estados Unidos y América Latina. Allí, además de comprobar el peso de la comunidad hispana en EE UU, empezó a conocer lo entresijos del gobierno y a entablar relaciones con gente importante. Una de ellas, el director de la Agencia de Desarrollo de Negocios de las Minorías Sociales, le ofreció a Juan trabajo una vez finalizado su período de beca. De este modo, se convirtió en personal de confianza en la Administración de Bill Clinton.
Emprendedor
Para completar su formación académica, Juan realizó un máster en Políticas Públicas en The Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard. El autor confiesa que entre sus muros pasó algunos de los días más felices de su vida. En un gesto típico de emprendedor y con el objetivo de pagarse los estudios, Juan inició un negocio de venta de puros. Tras la graduación trabajó durante cinco años en una consultora privada.
Una de las características que mejor definen la sociedad norteamericana es su espíritu emprendedor. Juan Verde define la creatividad como “la herramienta que permite ser distinto, competitivo y aportar valor” y explica que “no se trata sólo de inventar, sino de encontrar nuevas aplicaciones a lo ya inventado”. Como ejemplo, relata el caso de las ruedas y de cómo, tras siete mil años de existencia, a alguien un día se le ocurrió adaptarlas a una maleta de equipaje y con ello revolucionó la industria de la marroquinería. También afirma el autor en su relato que España es uno de los países que más obstáculos pone para la creación de empresas. “El espíritu emprendedor debe incentivarse en épocas de crisis, como la actual, para convertirlas en oportunidades de cambio”.
Campañas electorales
Juan Verde, trabaja ya en el año 2000 en la campaña presidencial de Al Gore gestionando el voto hispano. Recuerda que “se decía de él que era un político honrado, concienzudo, trabajador, compasivo, inteligente, metódico y buen padre de familia”. Como dijera en su momento el predidente Clinton, “un hombre que se había entregado en cuerpo y alma a la función pública”. Juan Verde colaboró en aquella campaña por una cuestión de convicción e ideales. Pensaba que Gore era una persona con una profunda conciencia social y una sensibilidad especial a las cuestiones medioambientales; “un hombre admirable en casi todo: poseía un poder de oratoria contundente, además de una cultura fuera de lo normal y transmitía la sensación de haber nacido para alcanzar las cimas más altas”. Por el contrario “Bush me parecía un hombre deshonesto y peligroso, como en efecto lo era, y me aterraba pensar que el país le pudiera votar (…) Era un reaccionario, el rostro de todas las debilidades de su partido”, agrega el asesor económico de Obama.
La campaña de Al Gore le sirvió a Juan Verde para dos cosas: le devolvió la pasión por el servicio público, su verdadera vocación, y le enseñó la importancia del fracaso, que no es el fin de todo sino un reto que está acompañado de nuevas oportunidades. “El fracaso nos hace más humildes y esa humildad nos fortalece”, escribe. Y recuerda lo que dijo el escritor francés Antoine de Saint-Exupéry: “el hombre se descubre a sí mismo cuando se enfrenta a los obstáculos”.
El autor reconoce y agradece la ayuda que recibió de determinadas personas durante esos años. Además, se da cuenta de que es su momento de empezar a dar, a devolver al mundo parte de lo recibido. La campaña de Al Gore marcaría un antes y un después en Juan Verde, el entusiasmo por la política había vuelto a él para quedarse.
Con Barak Obama
Juan Verde volvió a encontrarse de frente con su filosofía de vida (pasión, riesgo sin temor al fracaso y el trabajo orientado al servicio a los demás) durante las primarias de las elecciones de 2008, en las que empezó apoyando a Hillary Clinton.
Entonces entró en escena Barak Obama, que pronto dejó de ser un candidato para convertirse en una fuerza. Para Juan Verde, el convencimiento de que Obama sería el candidato ideal le afectó de manera muy personal. En el ámbito de su vida privada Juan conoció, en aquel entonces, a una joven española, hija del diseñador Adolfo Domínguez, que, al igual que Juan, estaba muy interesada por la política. Tiziana Domínguez, a diferencia de Juan Verde, sentía un entusiasmo contagioso por Obama al que definía como “su candidato”. Tiziana le habló de la ilusión que éste despertaba en las universidades y de la fuerza que tenía en las redes sociales. Para el autor de “Soñar es poder” esta etapa de su vida supuso una doble revelación: el éxito creciente de Obama y la atracción personal que sentía por Tiziana. Meses más tarde, tras la renuncia de Hillary Clinton, Juan apoyará a Obama en su campaña ya como candidato demócrata a la presidencia. En cuanto a Tiziana… La historia acabó en una bonita boda.
Juan Verde llegó a la conclusión de que, aunque Hillary era una mujer incomparable, “el momento que estaba viviendo aquella nación requería un liderazgo diferente, algo que Obama simbolizaba de pies a cabeza”. Lo que vio en Obama fue algo que siempre admiró, “el deseo de alcanzar el éxito”, sobre todo, con ello se aspira a “convertir el mundo en un lugar donde las personas puedan vivir mejor”.
La campaña de Obama fue una de las experiencias más emocionantes y enriquecedoras que jamás hubiera imaginado, en la que su sistema de creencias quedó trastocado. El carisma de Obama, del que había oído hablar, se convirtió en una realidad para Juan. Obama comunicaba desde la emoción y su discurso contenía cuatro máximas que lo hacían eficaz, creíble e inspirador: era breve e iba directo al grano, era claro y comprensible, hablando de tú a tú con la audiencia, estaba repleto de confianza en sí mismo y desprendía esperanza. Es importante señalar que otro componente esencial de la personalidad de Obama es su humildad.
El liderazgo de Obama
Obama aprovechó todas las posibilidades que las nuevas tecnologías ofrecían para inaugurar un nuevo modelo de liderazgo, lo que hizo de su campaña, una campaña diferente. En primer lugar, su liderazgo innovador basado en un modelo de liderazgo comunitario en el que él no estaba en la cúspide sino en el centro de una red de equipos. En segundo lugar, planteó unos objetivos concretos, medibles, alcanzables, relevantes y acotados en el tiempo. Finalmente puso a disposición de la gente los equipos y recursos necesarios –Internet jugó un papel capital para vertebrar toda la comunidad electoral virtual-, optimizándolos y controlando los resultados.
Un año después de la campaña electoral que llevaría a Obama a la Casa Blanca, Juan Verde fue nombrado subsecretario adjunto para Europa y Eurasia del Departamento de Comercio.
En las elecciones de 2012 Obama fue reelegido para un segundo mandato, apoyándose en un liderazgo sin precedentes y en la construcción de una base ciudadana sólida. Obama, recuerda Juan Verde, es el presidente que más hispanos ha convocado para formar parte de su gobierno.
Juan Verde tiene ahora poco más de cuarenta años, es decir, tiene todavía un largo camino por recorrer. De su futuro tiene algunas cosas claras: que seguirá aprendiendo cada día y que no va a quedarse quieto a la espera de los acontecimientos. “El mundo es un campo de fútbol en el que siempre hay un balón que nos invita a correr tras él para jugar nuestro mejor partido”.
Esta filosofía de vida optimista, basada en el esfuerzo, el riesgo y el compromiso con los demás, es la que trata de inculcar en su hogar. Y lo hace sintetizándola en una frase cargada de esperanza: “Al final todo estará bien y, si no lo está, será porque aún no es el final”.