El misterio de las “Llamas Eternas”
El fascinante fenómeno geológico conocido popularmente con nombres como “Llamas Eternas” estimuló durante milenios la creencia en intervenciones sobrenaturales. Después de todo, ver fuego emergiendo del suelo y manteniéndose encendido durante años, sin leña visible que lo alimente, no es muy normal. Si además, el punto del que emergen las llamas está ubicado en una zona de aspecto fantasmal, ya hay materia prima sobrada para elaborar infinidad de leyendas y forjar numerosos mitos, desde el de la morada de un hada benéfica si las llamas son apacibles como las del fuego casero en una chimenea, hasta la mismísima boca del infierno si el fuego es impetuoso y extenso.
La presencia de yacimientos de hidrocarburos, y sobre todo de gas natural, es la causa de estas manifestaciones naturales tan evocadoras, como se sabe desde hace tiempo gracias a la ciencia, pero todavía quedan algunos aspectos no aclarados del todo, que estudian científicos como Agnieszka Drobniak, Giuseppe Etiope, Maria Mastalerz y Arndt Schimmelmann.
Una llama poco conocida aunque espectacular en el Condado de Erie, Nueva York, es uno de los objetivos de la nueva investigación realizada por Drobniak y Mastalerz, del servicio de prospección geológica del estado de Indiana (IGS, Indiana Geological Survey), Schimmelmann, de la Universidad de Indiana en Bloomington, en Estados Unidos ambas entidades, y Etiope del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología en Italia.
Entre los aspectos menos conocidos del fenómeno, destacan, tal como apuntan los autores del nuevo estudio, el tránsito del gas desde capas de rocas subterráneas hasta la superficie de la Tierra.
Etiope, que ha estudiado llamas eternas en muchas partes del mundo, afirma que la llama de Nueva York, detrás de una cascada en el Parque Chestnut Ridge, es la más hermosa que ha visto.
Y no solamente eso, sino que además puede que contenga las más altas concentraciones de etano y propano de todas las filtraciones de gas conocidas. Aproximadamente el 35 por ciento del gas es etano y propano, en lugar de estar dominado mucho más por el metano, el constituyente principal del gas natural.
Al analizar los gases y compararlos con datos de pozos de gas de la región, los investigadores han llegado a la conclusión de que el gas que abastece a la llama del Parque Chestnut Ridge se origina en la Rhinestreet Shale, una formación del Devónico Superior, a cerca de 400 metros de profundidad. Desde allí, el gas alcanza la superficie a través de pasajes asociados con fracturas en la corteza provocadas por actividad tectónica.
En la zona del Parque Chestnut Ridge, los investigadores identificaron numerosas “microfiltraciones” de gas, aparentemente de la misma fuente que alimenta la llama eterna. Esto sugiere que las filtraciones de esta clase, que pueden pasar desapercibidas, si son numerosas en muchas otras zonas del mundo, podrían hacer una contribución importante al incremento de las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero, así como a las concentraciones de otras sustancias contaminantes.
Los investigadores también estudiaron una llama eterna, más grande, en el Parque Estatal del Bosque de Cook, en el Noroeste de Pensilvania. Ellos determinaron que la llama, que arde constantemente desde un hoyo pequeño, no se debe a una filtración natural sino a un escape proveniente de un pozo artificial de gas, cercano y abandonado.