JUSTO ALIOUNEDINE Y MADRID AFRO
Por Guillermina Royo-Villanova
Gracias a la vida que sigue haciéndonos regalos. El pasado domingo disfruté de la exposición fotográfica de Javier Jimeno Mate, Extimidad Madrid, en una corrala junto a la Plaza de Cascorro; el día terminó al son del ritmo de los corazones negros en el recién inaugurado espacio Madrid Afro que nos abrió sus puertas acogiéndonos como una familia. Allí conozco a su fundador y promotor Justo Aliounedine cuya obra pictórica se expone en este espacio polivalente abierto para compartir culturas, un ambicioso proyecto que hoy comparto con vosotros. Durante la entrevista llega un giro de China, es el catálogo de la última exposición de Justo “Hong Kong 13 Contemporary”.
Nadie dijo que el mundo fuera Justo
Este joven artista de origen guineano-senegalés, músico y activista sociocultural comenzó a pintar como autodidacta a finales de los 90, más tarde viajó a Inglaterra para aprender el idioma cursando estudios en el Hastings College Of Arts & Technology. Como buen activista cultural su arte se mueve interactuando con el observador desplegándose y multiplicándose en interminables obras dando alas a su historia. Composiciones plásticas que hablan por si mismas sin necesidad de explicación; hablamos de un arte racial del que emana la fuerza de la reivindicación, sedienta por declamar los derechos de las minorías étnicas.
El diario de Justo Aliounedine
La obra pictórica de Aliounedine es un diario criptográfico, la evolución de un alma en constante construcción. A partir de sus primeras creaciones a lápiz o bolígrafo – cuadernos que por cierto planean viajar en la cápsula del tiempo a su pueblo natal- se puede comprender sus actuales acrílicos sobre lienzo o madera. Cada una de sus ilustraciones cuentan una historia, como un cómic que nada de cómico tiene y con un estilo que nos recuerda a Escher – deconstruye el espacio para conseguir nuevas dimensiones, espacios paradójicos que desafían lo establecido y engañan al ojo- con cierta reminiscencia de los pintores españoles de los 80 y un aire daliniano inverso donde el subconsciente puede ablandarse ambientalmente en ensoñaciones o lanzarse de cabeza en perspectivas exageradas, pero se trata de un falso subconsciente porque no sólo es consciente sino que aspira a despertar conciencias. Justo sobrepasa el sueño o la pesadilla para reflejar crudas realidades aprovechando la estética del subconsciente. Sus obras son interactivas, por un lado jugando con la ilustración que gira sobre si misma para terminar de desarrollar la historia, es decir según como se mire el cuadro encontraremos diferentes rostros, diferentes sentimientos, realidades o historias relacionadas; pero el juego se duplica al interactuar con el observador que gira el cuadro a su antojo desde su particular calidoscopio multiplicando las posibilidades hasta el infinito, por no subestimar las capacidades imaginativas del hombre.
Su última exposición busca reducir al mínimo este exceso de información para llegar a la esencia , un trabajo nada fácil a nivel artístico teniendo en cuenta que antes hay que conseguirlo a nivel personal, auto desconectando códigos heredados y experiencias.
“Aspiro a desprenderme de lo innecesario, a aprender a amar y comprender a otras personas, un arduo trabajo necesario en la lucha por un mundo alternativo a este de violencia y odio.”
Y es que la memoria histórica aviva las ascuas en los peores momentos, no hay que olvidar el pasado para que no se repita -de eso sabemos mucho en España- pero nunca caer en la tentación de abanderarlo; al igual que hay que hacer un esfuerzo por comprender el entorno presente. La obra de Justo Aliounedine busca la unidad, transmitir su esencia a partir de pocos elementos borrando en el proceso de la proyección para llegar a una idea más clara.
“Ahora comienzo a comprender a los que antes no entendía, no comparto sus ideas pero les comprendo, es un ejercicio individual de cada uno el tomar conciencia y es complicado. “
Aliounedine lucha a través del arte utilizando los códigos de las personas con conocimiento, siempre desde un carácter sereno -que no melancólico- hay que conocer el mundo para conseguir los fines que uno busca. Cuando nos habla de conocimiento, no sólo se refiere al cultural, aunque para llegar a comprender y abrir los ojos es necesario que el pueblo tenga cultura, algo por lo que Yuste también lucha desde sus oficinas.
La piel negra y las ideas claras
Justo estudiante comenzó su activismo en las calles inglesas; luchaban contra los conceptos básicos del racismo institucional en un momento histórico en el que la entonces discriminación negativa pasó a ser positiva (acción afirmativa), es decir, las actuaciones pasaron a tener el objetivo de reducir o intentar eliminar las prácticas discriminatorias en contra de sectores históricamente excluidos. Pasó a formar parte del Hasting Youg Persons Council, un consejo dirigido por los jóvenes para los jóvenes. Poco después montó su propia organización Youth Ethnic Forum. Al regresar a España desarrolló proyectos horizontales como miembro fundador de la Asociación Cultural Panteras Negras y el Templo Afro en el centro social autogestionado por la Tabacalera, con el fin de ayudar en la integración africana.
“Es importante saber de dónde vienes para saber a dónde vas durante la travesía, aunque, al fin y al cabo hermano todos sabemos donde vamos.”
Hoy por hoy Justo es consciente de que la entonces acción positiva puede acarrear daños colaterales que no beneficiarían sus objetivos, porque el mundo ha girado mucho y la reparación de una injusticia histórica no debe influir a otros guetos y generaciones que no son responsables. La lucha por los privilegios de un gueto puede resultar a su vez discriminatorio para con otros perdiéndose la igualdad de oportunidades para el equilibrio estructural con la justicia social. Justo apoya a su pueblo pero también tiene el ambicioso proyecto de luchar por la convivencia de guetos en Lavapiés. No es una utopía, si todos queremos es más que posible. Al igual que en su obra Justo busca sintetizar las ideas, hay que saber ver las diferentes dimensiones y trabajar cada una en su plano para poder sacar el máximo rendimiento, si consigues y crees en la esencia puedes transmitirla.
Es Espacio Madrid Afro
Es un centro de estudios e investigación y desarrollo de la cultura afro-española en el que confluyen dos conceptos; por un lado el local en si que proyecta las diferentes expresiones culturales afro-españolas, música, gastronomía, literatura, artes escénicas, literatura… buscando en convertirse en un punto de encuentro sociocultural, algo que quieren hacer promoviendo una estética como reflejo de reivindicación. Por otro lado Madrid Afro gestiona desde sus oficinas a través de diferentes instituciones organizadas y marcos educativos, estudios y ayudas desde donde se puedan impartir la cultura y lenguas africanas para mantener la conciencia de sus raíces. De esta manera buscan ayudar a visualizar la auténtica África, un concepto muy difuso en España- ayudando a romper fronteras mentales., restablecer la conciencia del pueblo africano con pasión constructiva y buscando la colaboración directa con instituciones como EMUI (Euro-Mediterranean University Institute). El objetivo es recuperar esa parte de la historia que parece borrada de nuestros libros.
El problema de Lavapiés
En este madrileño barrio multicultural la existencia de guetos es sin duda sinónimo de diferencias lo que inevitablemente acarrea conflictos entre sus habitantes. La constante presencia de la policía en sus calles no es la solución, sólo engendra más violencia; Justo reconoce que esta presencia está justificada por el desbarajuste que reina en sus calles pero el problema hay que cogerlo de raíz. Madrid Afro invita a pensadores y líderes de opinión a visitar su espacio para compartir y disfrutar con los jóvenes del barrio abriendo otros raíles y diálogos con el fin de terminar con los guetos y conseguir que la convivencia esté basada en la igualdad racial que por otro lado ayudaría enormemente a mejorar el turismo, la imagen y fomentaría el progreso económico en la Comunidad de Madrid. Llegado un punto en que la propia población demanda ayuda para una mejor convivencia el Estado debe intervenir aunque sea por sus propios intereses.
Reconoce Yuste entre risas que la ignorancia es un don, dependiendo del extracto social al que se pertenezca “Pero no todo el mundo puede tener ese don.”
“¿Si estamos en un parque puedes decirme qué paloma es cirujana, artista o trilera? Hay que vivir al día; ocuparse más que preocuparse.”
Y me despido de Justo Aliounedine, ocupándome de transmitir una realidad que baila al ritmo del kakilambé desde Madrid Afro, la casa de todo el que quiera compartir culturas.
Entre la pantera y el oso, el madroño debería mantenerse erguido en Lavapiés.
Madrid-Afro está situado en la Calle San Cayetano 8, Lavapiés, Madrid, muy próximo al área del famoso «Rastro» madrileño y cercano a las estaciones de metro de La Latina y Embajadores.
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