Tallin, una ciudad en alza
Por: Héctor Anaya
Tallin es más que un lugar de cuento de hadas. Torres y torreones de esbeltos capiteles perforan el horizonte de la ciudad vieja, dispersos en medio de un grupo de techos de tejas rojas. Cafés que se aprietan en callejones adoquinados que conectan patios ocultos, en los que los artesanos tradicionales se intercalan con elegantes boutiques. Todo el atractivo e interesante conjunto se encuentra envuelto por las antiguas murallas. En resumen, Tallin es una de las ciudades medievales mejor conservadas del continente.
La mayoría de la gente viene a visitarla alrededor de la Navidad, cuando sus mercados festivos están en plena marcha. Pero es mucho más que un destino de invierno. De abril a junio, la temperatura de Estonia está en aumento y los turistas pueden pasear y descubrir sus densos bosques.
Uno de los edificios más importantes de la ciudad es una fortaleza de madera en su parte más alta, Toompea Hill, que fue construida alrededor del siglo XI, además del centro medieval del siglo XIII. Desde entonces, las invasiones de los daneses, los Caballeros Teutónicos, suecos, alemanes y rusos, han dejado sus marcas, lo que desemboca en una mezcla de estilos arquitectónicos, desde el barroco hasta el ortodoxo ruso. Asimismo, durante la Segunda Guerra Mundial, Tallin fue bombardeado, aunque gracias a los trabajos de restauración exhaustiva, el casco antiguo aún ofrece una visión auténtica de aquel período.
Después de siglos de dominio extranjero, Estonia, finalmente obtuvo su independencia – de la URSS – en 1991. Y ha estado en alza desde entonces. Estonia está yendo contra la tendencia económica actual, la economía está en continuo crecimiento, al contrario que otros países de la UE.
Sumergirse en la atmósfera positiva y en la rica cultura de la ciudad puede fácilmente llenar varios días. Hay una impresionante colección de museos y galerías mostrando la historia de la ciudad, así como las magníficas iglesias y fortificaciones antiguas. También, hay mucho más para ver a las afueras de la ciudad. A medida que el clima se calienta, se pueden realizar excursiones fáciles a las islas circundantes y a los poblados bosques. Por ejemplo, el Parque Nacional Lahemaa, que está sólo a una hora de Tallin, es el hogar de una gran variedad de vida silvestre como alces u osos, así como de atractivas rutas de senderismo y ciclismo.
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