El peso muerto (VI) – Amanece que no es poco
Por Hamed Enoichi
“Amanece que no es poco” de Jose Luis Cuerda ya no es una obra surrealista, no. Se ha convertido en una obra costumbrista. Una obra que muestra la vida cotidiana de la sociedad. Ya no me río al verla, ya no es surrealista. Miro por la ventana, leo los diarios, escucho la radio o veo los telediarios y cualquier noticia supera la grandeza de la película de Cuerda. La realidad ha superado, con creces, a la ficción.
Si en la película de Cuerda eran todos admiradores y devotos de Faulkner, Rajoy ya se encargó de hacer un miting en el que ensalzaba la figura de los chiringuitos de playa mientras los espectadores vitoreaban y aplaudían como una concha en año Jacobeo. “Yo quiero a los chiringuitos” “Me gustan los chiringuitos” “siempre voy a los chiringuitos”y así hasta estirar el chicle hasta el infinito.
Qué bien, vivimos en una película de Cuerda. Todo es surrealista. Los mismos que hace unas semanas condecoraron a la División Azul (División que envío Franco para ayudar a las tropas de la Alemania nazi) ahora dicen que van a protestar al parlamento europeo por otorgarle a los de la PAH la medalla a la ciudadanía. Los que condecoraron a la División que ayudó a los nazis, son los mismos que comparan las acciones de la PAH con las del nazismo: pegatinas, carracas, megáfonos. Qué bien, el nazismo fue una batucada.
Dicen que la PAH es ETA, por lo cual el parlamento europeo ha condecorado a ETA con la medalla a la ciudadanía. Todo es muy hermoso. Ven a ETA en todas partes. Eso es lo que pasa cuando después de muchos años de relación pasional, uno de los dos se retira y al otro le pasa un huracán de soledad y despecho y acaba viendo a la otra persona en todas partes. Es normal, le pasa a mucha gente.
Tenemos un presidente que hace ruedas de prensa sin prensa, cuando las hace desde una pantalla de Plasma mientras los periodistas hacen en la sala lo mismo que podría hacer cualquier hijo de madre desde su casa: Ver la tele. Si Camarón de la isla tenía palmeros, Rajoy tiene periodistas. Nuestro presidente 2.0 no es más surrealista que nuestras revoluciones 2.0.
Surrealista es que por la televisión pública aconsejen rezar para aliviar la ansiedad que provoca el paro. Lo próximo es que te manden rezar 10 Ave María y apretarte el cilicio cada vez que te pillen manifestándote. Surrealista es que enseñen a las niñas a vestir con decoro, cuando ellos no llevan puesta ni la vergüenza. Surrealista es la voz de Montoro. El retorno de Aznar cual Caudillo salvador: El mismo doctor que hizo negligencia al taponar una arteria con unas tijeras y dejarlas dentro, ahora dice que puede salvarnos. Surrealista es que el ministro Wert espere el saludo de unos alumnos a los cuales les ha cortado las alas antes de volar. Surrealista es absolutamente todo lo que hace Gallardón, empezando por los bonsáis de sus cejas. Surrealista es que envíen a una paciente a su casa sin medio cráneo por no tener papeles. Surrealista es que el PP denuncie a IU por querellarse por los papeles Bárcenas, ya que “ofende al pueblo español”. Surrealista es España. Lo siento Dalí, surrealismo ya no eres tú. Surrealista es lo bien que se está en el sofá mientras vemos que nos van quitando hasta los azulejos de nuestra casa. Surrealista es que un moro escriba esto cuando lo único, como al personaje de Cuerda, que le pasa por la cabeza es un “pues yo creo que me voy a sacar la chorra”.
One Response to El peso muerto (VI) – Amanece que no es poco