Vivir en pareja: qué podemos hacer ante el conflicto. Y II

Por  Raquel Díaz Illescas

19. QUÉ PODEMOS HACER ANTE EL CONFLICTO

 

 

Para convivir  necesitamos de la inteligencia, a ser posible la emocional.

 

Quien convive en pareja, o ha convivido, sabe de las dificultades que conlleva el entenderse. En esta ocasión vamos a seguir añadiendo algunos puntos a tener en cuenta cuando se produce el conflicto:

 

  • La impulsividad no siempre es aconsejable: Ser impulsivo no es nada aconsejable. Es importante contar hasta diez antes de decir algo que sepamos pueda ser hiriente, y si es necesario contemos hasta que el pensamiento desaparezca. Debemos aprender a ser dueños de nuestras palabras.

 

  • Prestar atención a lo que nos dice o cuenta nuestra pareja: A veces es tan sencillo como sentarse y mirar a los ojos de la pareja. Escucharla sin prisas, sin atropellos de palabras que no vienen a cuento. Hacerle sentir que lo que nos está contando nos importa, aunque no nos resulte de nuestro interés. Es importante que si no entendemos o comprendemos algo de lo que nos dice, se lo hagamos saber, pues esto será una prueba de que le estamos prestando atención.  Nada de lo que nos cuente nuestra pareja debe ser calificado como aburrido, pues es lo que a ésta en ese momento le inquieta y es importante que nos lo esté contando. No debemos olvidar que cada persona nos expresamos de una manera y a un ritmo, respetémoslo.

 

  • No dramatizar o exagerar el conflicto: Analizar lo más objetivamente que se pueda lo sucedido. Centrarse en el aquí y ahora, no hacer hipótesis que no llevarán a otra cosa que a incrementar el problema. No darle demasiadas vueltas buscando culpables. Centrarse en las soluciones, no en el problema.

 

  • Los extremos nos son buenos: Las cosas no son negras o blancas, como tampoco las opiniones son únicas. Todas son respetables, aun cuando no las compartamos. No debemos tratar de imponer la nuestra, pues cada miembro de la pareja tiene derecho a pensar y sentir de manera diferente.  Ser radicales no suele ser positivo, debemos ser más flexibles con nuestras opiniones y sobre todo con las de los demás. Esto nos acercará más y nos percibirán como personas con las que se puede dialogar, aunque no opinen lo mismo que nosotros. Es cuando menos saludable, ser capaces de pensar, que quizá podamos estar confundidos en nuestras opiniones o percepciones, que no tenemos por qué estar siempre en posesión de la verdad, por muy expertos que creamos ser en una materia. Escuchemos más, practiquemos la tolerancia y apliquémonos un poquito de humildad; que normalmente se agradece.

 

  • Negociemos: Las actitudes son importantes en cualquier relación y en la de pareja es básica. Tener una actitud negociadora ante el conflicto nos hará llegar a acuerdos, a propuestas encaminadas a solucionar problemas que se repiten, que se suceden en el tiempo. Qué aspectos son negociables y cuáles no lo son, son cuestiones importantes llevar a cualquier negociación, y que cada miembro de la pareja debería tener claro. Es verdad que podemos tener comportamientos o formas de comunicarnos que creemos  poder intentar cambiar, porque pensamos que debemos hacerlo, porque nos interesa para vivir mejor con nuestra pareja. Sin embargo, habrá cuestiones que serán innegociables, bien porque sepamos que esto nos haría ser más infelices o bien porque simplemente no estamos dispuestos a que sea tema de negociación. Hay que intentar respetar lo que cada cual puede y desee negociar, pues el obligar a alguien a hacer lo que no quiere, acaba siendo motivo de conflicto.

 

  • Tomar decisiones: Cuando se discute, los más impulsivos suelen echar demasiados sapos por la boca, que a veces resultan difíciles de recoger;  es más común de lo que sería deseable, que después de los insultos venga la toma de decisiones, casi siempre errónea y se decida por alguno de los miembros o los dos, dar carpetazo a la relación, que alguno se vaya de casa, y en ocasiones se lleve sus cosas. Cuando se está discutiendo no es el momento más adecuado para tomar decisiones. Utilicemos la inteligencia para poner un poco de reflexión y coherencia al momento, y pasado el tiempo, ya con la calma que requiere la toma de decisiones importantes, valoremos y decidamos si deseamos seguir o no con nuestra relación de pareja.

 

  • § Saber buscar ayuda: A veces los conflictos se solucionan con el diálogo de las partes, porque llegan a acuerdos, a un entendimiento; pero esto no siempre es así, y el conflicto acaba formando parte de la convivencia de la pareja, ocasionando mucho sufrimiento de las partes y también de los hijos cuando los hay. Ya hemos mencionado en reiteradas ocasiones, que el solicitar ayuda es una muestra de madurez y sobre todo un deseo de querer estar bien. 

     

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    Fdo.: Raquel Díaz Illescas.

    http://sexualidadpositiva.blogspot.com/

    Licenciada en Psicología.

    Terapeuta sexual y de pareja.

    Teléfono: 622673040

     

     

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