Hoy os traigo las imágenes de una vivienda en Shanghai realmente peculiar. O mejor dicho dos viviendas, porque el punto de partida era conseguir articular una vida diaria con otra de fin de semana. Una vivienda para trabajar y otra para relajarse. Todo en una misma parcela. El estudio KUU utiliza con maestría un plano sobre retícula con módulos de 3 metros de lado que les permite configurar todos los volúmenes. Las dos casas están unidas en el centro por una gran isla cuyas esquinas se reparten en dos cocinas y dos patios interiores. Sobre esta isla giran el resto de habitaciones, alguna de ellas en doble altura. Como véis la casa apenas tiene puertas, simplemente huecos de paso y ventanas. Gracias a ello consiguen una circulación abierta, luminosa y muy ordenada. Las zonas de almacenaje se simplifican con unas pocas baldas y los muebles se sustituyen por superfícies horizontales que hacen las veces de asiento y apoyo. La relación dentro-fuera y la elección de materiales rudimentarios -ladrillo pintado de blanco y madera- se convierten así en protagonistas. Sé lo que algunos estaréis pensando, la vida ahí debe ser muy incómoda! Y posiblemente tengáis razón. Tal vez como casa de relax cumpla mejor su función. Sin embargo a mí este tipo de actuación me transmite mucha paz. Me parece una casa «fácil» y eso es lo extraordinario. Para hacer las cosas fáciles hay que pensar mucho.