Los perros de Nueva York
Fotos y texto: Estíbaliz Díaz de Rada
A los neoyorquinos les gustan mucho los perros. Sobre todo porque les hacen compañía, por amor a los animales, por defensa propia y porque siempre está de moda. Así, por este orden.
Y a los perros de Nueva York les gustan sus dueños. Porque los tratan bien, les celebran fiestas de cumpleaños, les llevan a la peluquería o les organizan tardes en los parques con otros canes.
Por todo ello y porque hay 120 km de áreas de esparcimiento, el 38% de hogares de NY tiene perros. En total: nada menos que un millón, distribuidos en los cinco distritos: Manhattan, Queens, Brooklyn, Bronx y Staten Island.
El típico perro neoyorquino
En Estados Unidos se dice que aunque un libro no puede juzgarse por su tapa, sí se puede juzgar a los neoyorquinos por los perros que pasean. Se habla de un tipo de perro neoyorkino, el del aspecto pillo e inteligente, cuyo look siempre está de moda. En cambio, los perros de otros estados americanos tienen cara de no haber roto un plato y su look es más conservador.
Las razas y los nombres de los perros neoyorquinos también confirman esta observación popular. Así, un can de NY tiene gran probabilidad de ser un shih tzu, labrador, pastor alemán, terrier o cocker spaniel. Y seguramente se llamará Max, Lucky, Princess o Rocky.
Los residentes de esta urbe tienen el hábito de tomarse el tiempo suficiente para decidir qué nombre ponerle a su mascota. Y para satisfacer esta demanda, se han creado incontables páginas webs. Las más visitadas son I-love-dogs y Dog-names-and-more.
La primera ofrece 18,000 nombres, ordenados por orden alfabético y con su significado y lugar de procedencia. Algunos nombres españoles, escogidos al azar, son por ejemplo: Abril, Acacia y Karmen, sí, con K. Eso para hembras. Para machos se sugieren, entre otros: Valentin, Natalio o, para los más excéntricos, Carlomagno.
En la otra página también hay una gran variedad. Incluso aparecen perros agradecidos con los nombres que sus dueños escogieron para ellos:
“Buscaba un nombre que reflejara no solo mi color blanco, sino también mi dulce personalidad. Gracias por la ayuda, querida página web”. –Sugar– (Azúcar)
“Si no me encuentras de compras, estaré presumiendo mi nuevo nombre en el parque, un nombre que habla a la perfección sobre mí”. –Diva- (no necesita traducción)
40 parques para los perros de Nueva York
Según las encuestas, los neoyorkinos se compran un perro por las siguientes razones, en orden de prioridad: por amor a los animales, por compasión a los que están abandonados y necesitan adopción, por compañía, porque los hijos crezcan con animales domésticos, por defensa propia en casas grandes o barrios marginales, o simplemente por moda.
Para el millón de perros que vive en Nueva York, el Ayuntamiento ofrece 40 parques, que equivalen a 120 km de áreas de esparcimiento; eso sí, con horarios restringidos.
En todas las bibliotecas públicas se puede coger gratuitamente un prospecto que justifica el esparcimiento de estos animales: “Los perros necesitan unas cuantas horas a la semana al aire libre para su propia felicidad, la de sus dueños y la del resto de personas, evitando de esta forma conductas agresivas que pueden acabar en mordeduras, por poner sólo un ejemplo”.
Así, no sólo es deseable darles sus dos paseos diarios, con una correa no más larga de 6 pies, es decir, 1,8 metros; también es imprescindible darles unas horas de espacio y tiempo libre.
NY ofrece todos estos derechos a los perros, pero por la seguridad de los ciudadanos, también impone restricciones: no pueden entrar a parques de niños, zoológicos, piscinas públicas, playas durante la primavera y el verano y lugares deportivos al aire libre, como las tan populares pistas de baloncesto.
El Ayuntamiento de Nueva York también deja muy claro a los dueños: “Sólo tú eres responsable de las acciones de tu perro”. Los canes deben portar la licencia en su collarín y sus propietarios están obligados a llevar siempre consigo la cartilla de vacunas. En la página http://www.doglaw.com se detalla cómo conseguir la licencia canina.
Paseadores y cuidadores de perros
En Nueva York, la profesión de paseador de perros está muy demandada y por eso mismo se paga bien. La hora oscila entre 12 y 20 dólares, dependiendo del barrio y del horario del paseo. Naturalmente, en el Upper East Side, cerca de Central Park, encontramos a los paseadores de perros mejor pagados. Y en zonas como el Bronx están los paseadores que menos cobran.
En Queens, por ejemplo, leo este anuncio en una parada de autobús: “Necesitamos a una persona que se encargue de sacar dos veces al día a nuestras dos mascotas mientras nos vamos de vacaciones. Son dos hembras, ambas de dos años”.
Para conocer también la otra parte de la historia existen anuncios de este tipo: “Paseador de perros durante fines de semana. Me ofrezco para cuatro paseos diarios, en caso de ser necesario. Tengo al menos dos cartas de recomendación que prueban mi responsabilidad. Cobro de 75 a 80 dólares al día. Gracias (nombre y teléfono)”.
Y el siguiente anuncio lo encontré en la parada del autobús de la Universidad de Columbia, donde el paseador pide 20 dólares por hora y asegura que tiene muchos años de experiencia, además de referencias y de ser fiable y siempre cuidadoso. En una conversación telefónica me cuenta: “Amo mi trabajo y no me imagino haciendo otro”.
Fiestas de cumpleaños, primeras citas, bodas…
En Nueva York, los perros tienen también la posibilidad de disfrutar de tardes con otros amiguitos, organizadas por sus dueños. Por ejemplo, en Mundoanuncio USA se encuentran peticiones como ésta:
“Busco novia para un yorky: Hola, tengo un lindo yorky y estoy buscando una cita para que tengan un play-date”.
Debido a que estos eventos son cada vez más comunes, están proliferando las compañías dedicadas a complementos caninos, tales como trajes para la primera cita, vestidos de cumpleaños, bodas y otras celebraciones. Una de las más famosas es Bitchnewyork, que ofrece tiaras o smokings para perros, entre otros muchos productos.
Tiara para la novia por 17 dólares
Traje de novio por 800 dólares.
Y en el barrio de Chelsea se ha inaugurado hace sólo unos meses un hotel exclusivamente para perros, donde la noche cuesta alrededor de 200 dólares. Se llama Hotel D Pet y ofrece gimnasio, tres parques, spa y servicio de chófer para las mascotas.
Historias de ficción
Sería interminable citar las novelas y películas neoyorkinas con canes como protagonistas o secundarios. Pero al menos hay que hablar de un libro, La paseadora de perros, de Leslie Schnur, publicado en 2005, ya que refleja con gran nitidez la idiosincrasia de los residentes en la Gran Manzana y el papel de los perros en ese ir y venir.
La sinopsis lo dice todo: “Fisgona y soñadora, Nina Shepard es una paseadora de perros de Manhattan con unas cuantas vueltas a la manzana a sus espaldas. Por su trabajo posee las llaves de las casas de sus clientes, una oportunidad única para acceder a sus vidas: a las de los perros y a las de sus dueños. Ésta es la divertida y conmovedora historia de una mujer sola en busca de su realización. Un retrato humano de la gran ciudad”.
FOTOGRAFÍAS
Una paseadora de perros en Upper East Side, un miércoles a mediodía.
En una tienda de SOHO, los dueños han tenido la delicadeza de ofrecer a los perros su propio „bar“ con este generoso cuenco de agua.
Un vecino de Jersey City, esperando a alguien con sus dos perros fuera de la tienda.
En una calle perpendicular a Park Ave., paseando a tres perros entre semana, en horas de trabajo, cuando sus dueños no están en casa y necesitan a alguien para atender a sus mascotas.
Justo enfrente del edificio Dakota, donde vivía John Lennon y ahora sigue viviendo su mujer, Joko Ono, esta señora pasea no sólo a un perro, sino a tres, como se puede ver en la siguiente fotografía.
La paseadora de perros se dirige a Central Park, justo en la parte dedicada a John Lenon, la oficialmente llamada “Strawberry Fields”.
Paseando a los perros en pleno dentro de la ciudad, a la altura de la Torre del magnate neoyorkino Donald Trump , en la plaza de Columbus.
Escaparate de una tienda de mascotas en Lexington Ave.
En una calle paralela al Central Park, esta senora pasea a los perros.
En un parque cerca de Wall Street no se permite la entrada a los perros. Algo excepcional en la Gran Manzana.