«Ellos jamás se han dicho a sí mismo esquimales. Siempre se han dicho inuit que significa seres humanos, pueblo o nación. Y porque este término lo crearon sus enemigos naturales que fueron los indios del norte de Canadá, que entraban en sus poblados y saqueaban y mataban a toda la población. Mientras que en los inuit es el único pueblo que en su diccionario no existe la palabra «guerra». En el pasado, uno de estos grupos, los inuk, estuvieron aislados durante 400 años de los otros grupos inuit y del hombre blanco. Cuando fueron localizados por primera vez por Peary, dijeron «nosotros estamos solos en este mundo» porque se pensaban que eran los únicos habitantes del planeta.
Hay entre 150.000 y 160.000 inuit de 19 etnias diferentes, que están repartidos entre Siberia, Alaska, Groenlandia, Canadá.
Su lengua tiene más de 21 dialectos diferentes y se escribe de 3 maneras diferentes (silábica en Canadá, cibélica en Alaska y Siberia y el romano en Groenlandia) Los inuit de Siberia y Alaska están en peligro de perder sus tradiciones e incluso su lengua. Pero en el caso de Groenlandia, que es un autogobierno, se va a convertir en un país independiente, el más joven del planeta. A pesar de ello hay una unidad de grupo y una organización internacional Inuit Circumpolar Concil.
Estuve destinado en el museo de Antropología de Barcelona. Un día una lectora se dejó un libro sobre la mesa. Su autor era Knud Rasmussen, uno de los grandes exploradores de todos los tiempos y el padre de la esquimología. Empecé a leerme el libro y descubrí una costumbre inuit que consistía en resolver los problemas de la propia comunidad (excepto del asesinato) mediante la improvisación de canciones o poemas satíricos. Los dos implicados en el conflicto se ponían uno delante de otro y ganaba el que hacía la mejor improvisación o perdía el que no soportaba la burla del contrincante. Eso demostraba que para los inuit era más importante restablecer la armonía que administrar justicia. Un pueblo que no recurre a la violencia física para resolver sus conflictos me resultaba algo interesantísimo y debía ser muy rico culturalmente. Aunque hoy está prohibido.
La experiencia que me llevé fue, primero, que no estaba preparado (fui en tejanos a una expedición en trineos de perros),
pase un frío de muerte. Las botas que llevaba no eran suficientemente buenas (no es lo mismo andar que ir en el trineo), además la comida cruda no me sentó muy bien al principio, y mezclada con el alcohol fue aún peor.
Estuve a -65º. Se soporta intentando no pensar a qué temperatura estás, y bien equipado. Las pieles es lo que más abriga. Además, tienen la cultura del frío. Por ejemplo, cuando te metas en la cama, métete desnudo, aunque haga frío, porque el propio calor corporal es el que te hará abrigo. Y el sistema de vestirse es irte poniendo capas a medida que tengas frío e írtelas quitando a medida que tengas menos frio, y que entre las capas circule el aire.
En cuanto a la parte humana, aprendí mucho más sobre los inuit en cinco minutos que en el centenar de libros que había leído. Mucho de lo que había investigado no se correspondía con la realidad que yo estaba viendo. Yo tenía una imagen romántica y aluciné viendo el interior de sus casas, con televisiones, equipos de música… lo mismo que nosotros, pero aún así conservando sus tradiciones y estilo de vida. Ese contraste es algo fascinante. La convivencia con los inuit fue estupenda: es gente muy hospitalaria, muy humilde, encantadora y que les enorgullece que sientas interés por su pueblo. Ellos no dicen «he cazado cinco focas», sino que «cinco focas se han dejado cazar por mi». El sentido del humor que tienen, tan negro, es algo sorprendente. Se hacen bromas entre ellos que aquí en España serían ofensivas con seguridad.
En el pasado, está comprobado que el mayor índice de abortos naturales de las mujeres, venían provocados por los viajes en trineo de perros. Entonces, los hombres en esa situación cedían a su mujer embarazada a su mejor amigo y éste le cedía su mujer que no estaba embarazada, ya que el trabajo de la mujer en las expediciones era esencial: curtía las pieles, preparaba los vestidos, cocinaba, mantenía el hogar caliente. Si esta mujer durante el trayecto quedaba embarazada, se consideraba que el bebé no era del padre biológico sino del adoptivo. En la actualidad, el intercambio es por placer, sexo por sexo, el único requisito es que no te enamores, y tiene que haber un consentimiento de las cuatro partes. Si le preguntamos a una mujer si se intercambia, dirá que no, que lo que hace es intercambiar los hombres. Por eso, si en secreto el hombre continua con una esposa de otro, lo que hace es matar a su propia esposa si ésta no acepta el intercambio, ya que se considera adulterio. Después, se suicida. De esta manera, evita que la familia de su esposa le acabe matando. Esto está aceptado socialmente, de hecho las autoridades no se meten en estos temas.
En el pasado, al igual que el infanticidio, los mayores quedaban abandonados a su suerte. Hay que partir de una premisa. Los inuit no piensan individualmente, piensan colectivamente. En esta sociedad miramos por nosotros, por nosotros y si queda algo… es para nosotros. En su caso es todo lo contrario. Todo lo que hacen y piensan es por el bien de la comunidad.
Son personas que lo comparten todo. Este verano estuve en el sur de Groenlandia y le regalé una bolsa de frutos secos a un niño. Este niño fue puerta por puerta por todo el pueblo para repartir sus frutos secos con todos los vecinos. Cuando regresó solo le quedaban dos kikos. Desde muy pequeños aprenden a compartir todo lo que tienen.
Por eso, en el pasado, en épocas de penurias, los primeros en sacrificarse era la gente mayor que se suicidaba, o se veían obligados a matar a las niñas, y no los niños, ya que al fin y al cabo después eran los que podían aportar trabajo y alimentos para que pudiera sobrevivir la comunidad.
Ellos son uno de los pueblos más afectados por el cambio climático, pero mantienen la confianza en su forma de vida y son capaces de mantener esa armonía entre el mundo tradicional y el moderno. Nosotros nos adaptamos a los avances tecnológicos y rechazamos muchas tradiciones. No tiene por que ser así. Los inuit no renuncian a los móviles, a las neveras… e incluso tienen plantaciones de fresas y practican la ganadería. Pero siguen siendo cazadores y pescadores.
Se han dado cuenta de que deben adaptarse al mundo moderno: aprenden idiomas, estudian carreras universitarias… y después regresan a su hogar para ofrecerse a su comunidad. Han pasado de la edad de piedra a la era espacial en 50 años, algo que pocos indígenas del planeta podrían haber conseguido en tan poco tiempo. Una cosa que caracteriza a los inuit es su capacidad de adaptación, y esa templanza en las situaciones más hostiles. Ese sentimiento de comunión les ha llevado a encontrar su lugar en el mundo y a crear esos territorios autónomos.
Hay muchos elementos que los hemos convertido como símbolos de identidad de este pueblo. Pero el iglú de nieve tan sólo se utilizaba como casa permanente en el ártico central canadiense, y en el pasado, habían más inuit que vivían en casas de piedra y turba. Ni siquiera inventaron ellos el iglú, sino que lo inventaron unos antepasados denominados dorse. Así que el iglú no es su casa tradicional. Cuando hacen expedición, lo que hacen es dormir en refugios de madera, o en unas tiendas que se llaman tupek que consiste en unir dos trineos, montan encima una tienda de lona con unas pieles de caribú, ponen unos hornillos llamados primus que funcionan con gasoil y puedes estar a +20º mientras que en el exterior puedes estar a -60º.
Sobre el beso esquimal, no se besan: se huelen. Primero acercan la nariz, y luego besan.
En el pasado, con la llegada del hombre blanco, muchos de los Inuit no quisieron convertirse al cristianismo y literalmente fueron exterminados. Creían en el chamán que les decía cuando venían los animales, cuando era mejor cazarlos, cuando era mejor desplazarse a los campamentos de verano y de invierno… tuvieron que confiarse en el misionero que no conocía ningún aspecto relacionado con la naturaleza e implicó esa pérdida de identidad cultural.
Hoy día esos cazadores llevan un chamán dentro. En los años 50, los gobiernos de Canadá y Dinamarca decidieron agrupar a todos los inuit en ciudades, lo que agudizó su pérdida de identidad. Así pues, los Inuit es problablemente el pueblo que tiene un mayor índice de alcoholismo del mundo y hay libre circulación de armas, por lo que el suicidio (de la gente más jóven, que han perdido su identidad cultural) y asesinato (por intercambio de parejas) están entre los 3 índices más elevados del mundo.
Con el libro, pretendo dar a conocer el pueblo inuit y la historia de Groenlandia. También mostrar mis experiencias con ellos, no por impresionar a nadie, más bien como una crítica hacia otros antropólogos que hacían trabajo de campo pero no contaban absolutamente nada de sus experiencias. A un antropólogo siempre le pasa algo cuando convive con un pueblo, es importante que se sepa que esto implica un compromiso y una responsabilidad. Es esencial. También es una forma de mostrar el respeto hacia ese pueblo. Mi tercer objetivo con este libro sería mostrar como se sintieron los inuit cuando se encontraron con los expedicionarios del pasado.»
“Sois una raza de científicos criminales. Sé que nunca conseguiré que el museo entregue los restos mortales de mi padre. Me alegra bastante largarme antes de que me saquen los sesos y me los metan en un tarro”
Dijo Minik, un inuit en 1909.
Su trágica historia:
Link: Minik, un inuit en Nueva York.