La última despedida de Pablo Neruda
En 1973 moría a causa de un cáncer de próstata Pablo Neruda, poeta chileno que dos años antes ganaba el Nobel de Literatura. Casi cuatro décadas después, un equipo de expertos internacionales exhuma su cuerpo para determinar si su muerte se debió realmente al tumor o fue envenenado como represalia por sus intereses políticos.
Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, conocido como Pablo Neruda, escribió sus versos más tristes el 23 de septiembre de 1973, cuando murió en Santiago de Chile a los 69 años de edad. La versión oficial es que un cáncer de próstata ganó la batalla al poeta chileno, reconocido internacionalmente con el Premio Nobel de Literatura apenas dos años antes de su muerte.
Sin embargo, desde entonces se especula sobre un posible envenenamiento debido a su larga actividad en el Partido Comunista de Chile, cuyos miembros presentaron una querella en 2011 para solicitar la investigación sobre su muerte.
La coincidencia temporal del golpe militar de Augusto Pinochet el 11 de septiembre –apenas 12 días antes del fallecimiento– con el empeoramiento de su estado de salud parece ser la clave. Además, en 2011, diarios iberoamericanos recogieron las declaraciones de Manuel Araya, chófer del poeta desde noviembre de 1972, quien denunció que Neruda habría sido asesinado, en vísperas de un viaje que lo hubiera llevado al exilio en México, tras aplicársele una inyección letal.
Aunque la información fue desmentida por la Fundación Pablo Neruda –encargada de preservar su legado–, a principios de 2013 el juez Mario Carroza ordenó la Premio Nobel de Literatura del cuerpo del poeta, que tendrá lugar a lo largo del día de hoy para verificar la presunta intervención de terceros en su muerte y corroborar la patología.
A principios de 2013 el juez Mario Carroza
ordenó la exhumación del cuerpo de Neruda,
que tendrá lugar a lo largo del día de hoy
Según el Servicio Médico Legal (SML) de Chile, organismo estatal con gran experiencia en la identificación de detenidos desaparecidos durante la dictadura y cuyo equipo forense dirige la investigación, el objetivo es “comprobar la existencia del cáncer que padecía y que le habría provocado la muerte, además de realizar estudios toxicológicos”.
El equipo, que en enero realizó una fijación fotográfica del lugar y todas las mediciones de la superficie donde hoy se va a trabajar, está formado por 13 expertos nacionales e internacionales (antropólogos, arqueólogos, médicos, toxicólogos y fotógrafos), entre ellos tres españoles: el toxicólogo Guillermo Repetto, el cirujano Aurelio Luna y el médico forense Francisco Etxeberria, que ya intervino en la exhumación de Salvador Allende.
La pregunta decisiva es con qué probabilidad se podrá certificar la causa de su muerte. “Todo depende del grado de conservación de las evidencias”, explica a SINC Etxeberria. “Con ello se determinará el procedimiento a seguir en la toma de muestras y el tipo de análisis. El trabajo de laboratorio en toxicología forense va a resultar fundamental”, continúa.
Pasos para descifrar la causa
Los posibles procedimientos, como en el resto de casos de esta índole, consisten en medidas de protección y barrera para no contaminar las evidencias y poder reconocer lo que resulta extraño en el contexto.
“Se deben cumplir los principios universales de la criminalística: protección del lugar, observación, fijación en fotografía y vídeo, recolección y envío al laboratorio con control de cadena de custodia. El SML tiene una amplia experiencia en todo ello”, insiste el forense vasco.
En realidad, las labores de exhumación comenzaron ayer 7 de abril, con la recuperación y verificación de la urna en el terreno. “En este proceso se realiza una fijación fotográfica garantizando la cadena de custodia, es decir, lo que se exhuma se sella y se traslada desde su casa de Isla Negra al laboratorio”, explica por teléfono desde Santiago de Chile Patricio Bustos, director nacional del SML desde 2007.
“El lunes se abre la lápida, se extraen las urnas y se trae a Santiago”, continúa Bustos. “Una vez en el laboratorio se pasa por radiología para hacer una fijación externa de todo el contenido de la urna y luego se abre la urna en presencia del juez y de todos los peritos”. Será entonces cuando se comience el trabajo en dos líneas: la médica, en el que se buscan los elementos de patología en las osamentas expuestas; y la toxicológica.
Este equipo de unas 20 personas trabajará durante una semana para entregarle al juez Carroza un análisis antropológico y médico y la selección de muestras óseas para el análisis en laboratorio. Asimismo, Carroza aprobará el posible envío de muestras al extranjero o la realización de pruebas en laboratorios chilenos.
“No tenemos hipótesis, tardaremos meses.
En ocasiones hay que repetir los análisis y hacerlo
en varios laboratorios para garantizar los resultados”
Varios meses de espera
Bustos no quiere entrar a valorar el tiempo necesario para zanjar la investigación. “Los plazos se sabrán esta semana, cuando el cuerpo se haya exhumado y lo tengamos en nuestro laboratorio –subraya–. La complejidad está en el tiempo transcurrido desde su muerte, aunque tenemos a nuestro favor los elementos tecnológicos que hace 40 años no existían”.
Tampoco el experto español cree que vaya a ser un asunto rápido. “No tenemos hipótesis, tardaremos meses. En ocasiones hay que repetir los análisis y hacerlo en varios laboratorios para garantizar los resultados”.
Al igual que Etxebarria, su colega chileno lleva años dedicándose a identificar personas desaparecidas y víctimas de crímenes de guerra. “En el caso de Allende, la identidad nunca estuvo en cuestión, la causa de muerte era una herida de proyectil y la modalidad, suicidio. Aunque no había una patología de base, el contexto del golpe de estado obviamente había influido mucho en la determinación del expresidente”, apunta Bustos.
“Entiendo que la exhumación y las pericias en el cuerpo de Neruda son un hecho que hoy día está en la prensa, pero para nosotros es un procedimiento judicial que tiene que desarrollarse con los mayores estándares técnicos, con el mejor equipo y con la mayor imparcialidad”, concluye.
Aún no se sabe si el proceso que comienza hoy servirá para aclarar las dudas sobre la muerte del poeta, pero puede que unos meses sirvan para solucionar el misterio. Cuando todo el proceso acabe, Neruda volverá a despedirse y nos dejará, otra vez, con sus poemas para siempre.
“Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste.
Vengo desde tus brazos. No sé hacia dónde voy.
…Desde tu corazón me dice adiós un niño.
Y yo le digo adiós.“
Farewell, Pablo Neruda (1920-1923)
Fuente: SINC