La secuencia del día: In the mood for love
Por Tamara Moya.
http://youtu.be/23oBMOvt85o
La secuencia del día pertenece a Deseando amar (In the mood for love, 2000), una película del director Wong Kar-Wai. Su trama escoge como escenario el Hong Kong de principios de los años sesenta y cuenta la historia de Chow y Li-zhen, que se instalan en el mismo edificio con sus respectivas parejas. No obstante, estos otros dos personajes nunca aparecerán físicamente en la película, ya que están continuamente fuera por motivos de negocios. Mientras tanto, Li-zhen y Chow comparten su soledad hasta que descubran que están siendo traicionados por sus respectivos cónyuges. La belleza con la que está narrada esta sencilla historia ha hecho de In the mood for love una de las películas más memorables de la pasada década y una auténtica película de culto.
Deseando amar se trata de una película sumamente esteticista (en el mejor sentido de la palabra) que supone todo un canto de amor al séptimo arte. En la secuencia de dos minutos y medio que hemos seleccionado se nos habla de la belleza que reside en la cotidianidad, en actos tan banales como ir a comprar leche o tomarse un plato de sopa. Pero Wong Kar-Wai hace que esos instantes adquieran una magia especial. También el director nos habla del milagro del azar y las coincidencias, y de algún modo, casi de un destino inescrutable, como cuando emplea ese plano vacío que parece detenerse por unos segundos y que deja fuera de campo a ambos personajes (uno que acaba de salir del encuadre y otro que está a punto de entrar en él), y que nos habla más de ese cruce que ha tenido lugar entre ellos que si nos lo hubiese mostrado explícitamente. No obstante, al final de la secuencia se introduce lo que podría ser interpretado como una analepsis evocativa que ya sí que muestra ese encuentro. De esta manera, Wong Kar-Wai da importancia a esos momentos muertos, a esos instantes de los que otro director haría una elipsis. Finalmente, el ralentí que elige el director para crear el tempo de las imágenes y la música de Michael Galasso contribuyen a reforzar la plasticidad de la secuencia.