Excitación sexual en la mujer (I)
Por Raquel Díaz Illescas
Gracias a la inteligente H. Kaplan conocemos la importancia del deseo en las relaciones sexuales. Necesitamos desear algo o a alguien, para poner en marcha recursos que lo consigan, pues de lo contrario el contacto sexual deseado quedaría reducido a la fantasía individual de la masturbación, que no por ello deja de ser una respuesta sexual más, fruto de nuestro antojo. Por ser la primera fase de la respuesta sexual humana; pero una vez que el deseo está activo, precisa pasar a una segunda fase, la excitación. No basta con el deseo, aunque sea muy gratificante.
No todos nos excitamos de la misma manera ni con los mismos estímulos. Unos se excitan con la visión de un cuerpo desnudo; otros con ropa interior, muchos con caricias; algunos con una mirada (especialmente si es la de la persona deseada); otros a través del oído: escuchando palabras dulces, eróticas, sensuales, otros en la espera…etc., etc. La lista puede ser infinita, como lo son los gustos de cada hombre o mujer. Si hay o no diferencias en lo que nos gusta a ambos sexos forma parte de los mitos y de la educación recibida, y sobre todo de las experiencias y la forma de vivir y sentir la sexualidad de cada persona.
Es verdad que muchos de los encuentros sexuales se dan por el débito, porque “ya toca”, porque no se mosquee, por no volver a discutir, porque estamos en fiestas, porque no puedo decirle siempre “me duele la cabeza”, no tengo ganas, estoy cansada, que nos oyen los niños, que mañana tengo que madrugar, que me ha bajado “la regla”, etc., etc., etc.
Son las mujeres las que normalmente mejor manejan estos recursos o excusas, que las eximen de mantener relaciones sexuales con su pareja, y son ellos los que asumen, o se resignan o se frustran en cada intento; pero llega el momento en que no sirven excusas y “hay que dejarse hacer” (así lo expresan y viven muchas mujeres).
Y es aquí donde empieza el ritual acostumbrado en cada relación sexual: besos aquí y allí, tocamientos varios (pocos y casi siempre los mismos), y al momento, coito.
En más ocasiones de las que sería deseable, son las propias mujeres las que agilizan cada una de las fases de la respuesta sexual, impidiendo que la pareja toque, bese o lleve a cabo cualquier otra acción sexual que no sea la del coito. Por ello en muchas ocasiones son ellas las que inducen a su pareja a que lleve a cabo la penetración, ya que de esta manera saben que se “acabará pronto”. ¿Por qué ocurre esto?, ¿por malas artes de los hombres? No, simplemente unos y otros, no han aprendido otra forma de expresar los afectos, su sexualidad, porque llegan a sus encuentros sexuales sin erotizar el momento, a su pareja.
No podemos olvidarnos de la importante influencia de los modelos de educación sexual, de la que como hemos comentado en reiteradas ocasiones somos herederos, y no siempre conscientes de ello, y de la necesidad del aprendizaje de una sexualidad integral y placentera.
Pensemos que hasta mediados del siglo XX, con la famosa revolución sexual, las mujeres estábamos consideradas como seres asexuados, al servicio de la procreación y disfrute del género masculino. Los procesos de cambio en la mentalidad de una sociedad son lentos, y precisan de la educación de la misma.
Aun en nuestros días, en pleno siglo XXI, todavía una parte de la sociedad sigue escandalizándose por las actitudes o expresiones verbales relacionadas con la sexualidad, que muchas mujeres ejercemos libremente, clasificándonos entre: “mujeres decentes” y “malas mujeres”. Curiosamente, esta categorización casi siempre se encuentra influenciada por la sexualidad.
De manera que mucho me temo que eso de excitarse, poner a cien, o caliente, aún hoy, muchas mujeres, y también hombres, lo viven como algo sucio, pecaminoso, algo que no se debe expresar, que forma parte de la intimidad de cada cual.
Afortunadamente, la sexualidad se aprende, y yo aunque “chica mala”, soy optimista y pienso que la sociedad quiere y desea cambiar, para vivir una sexualidad estupenda.
Fdo.: Raquel Díaz Illescas.
http://sexualidadpositiva.blogspot.com/
Licenciada en Psicología.
Terapeuta sexual y de pareja.
Teléfono: 622673040