“Encontré a mi Dios en la música”. Eric Clapton dejará los escenarios cuando cumpla 70

CLAPTON
J.J.Cale y Paul McCartney, nada menos, son dos de los invitados al nuevo disco de la leyenda de la guitarra Eric Clapton.
El músico británico dará a conocer el 12 de marzo próximo su nuevo disco, el 21 en su larga y prodigiosa carrera profesional, Old Sock.

 

Se trata de un trabajo que saldrá bajo el sello Bushbranch Records, propiedad del también llamado “Dios” y “Mano Lenta”, quien oficia a su vez de productor junto a Doyle Bramhall II, Justin Stanley y Simon Climie.

 

Junto a dos temas nuevos (“Every little thing” y “Gotta get over”) Clapton versiona sus canciones favoritas desde la infancia hasta la actualidad: clásicos de los años ‘30, del soul, del rock, del reggae y del blues de compositores como George Gershwin, Hank Snow, JJ Cale, Peter Tosh, Gary Moore y Taj Mahal, entre otros.

 

 

Steve Gadd (batería), Willie Weeks (bajo) y Chris Stainton (teclados) son los integrantes de la banda que ha grabado con Clapton Old sock. JJ Cale, Chaka Khan, Steve Winwood, Paul McCartney y Jim Keltner son los invitados.

 

UNA VIDA DIFÍCIL Y LOS PRIMEROS 70 AÑOS

 

Se ha sabido también en estos días que el artista nacido en Ripley, Surrey, Inglaterra, el 30 de marzo de 1945, se retirará de los escenarios cuando cumpla 70 años, cerrando así su encuentro con el público que ha aprendido a adorarlo en casi todo el mundo, un territorio en el que reina a base de talento puro.

 

“Siendo todavía un niño de seis o siete años empecé a tener la sensación de que yo no era como los demás. Tal vez fuese por el hecho de que la gente hablaba sobre mí en mi presencia, como si yo no estuviera ahí”, contó en Clapton-La autobiografía (Global rhythm, 2010).

 

El descubrimiento de la música lo salvaría de la peculiaridad y convertiría a este tímido primordial en un artista gregario, capaz de comunicarse de tú a tú con audiencias diversas y masivas.

 

“La gente siempre dice que recuerda el lugar exacto donde estaba cuando asesinaron al presidente Kennedy. Yo no, pero sí recuerdo el patio de la escuela el día en que murió Buddy Holly. Alguien dijo que la música había muerto después de eso. Para mí, en realidad, pareció abrirse de golpe”, dijo.

 

Si para muchos resulta trascendente el día en que conoce a su primer amor, para Eric lo importante fue ver por primera vez a su instrumento: “La guitarra brillaba mucho y tenía algo de virginal”, describió.

 

La guitarra fue sin dudas el pasaporte al mundo real y la visa por medio de la cual el joven Clapton aprendió a socializar con las clases medias más cultivadas. También fue el modo de aproximarse al misterio de las mujeres, que siempre representaron en la vida del músico un obstáculo a vencer, un universo a conquistar con pocas y endebles armas.

 

“Mi experiencia con el rechazo femenino, que había comenzado con mi madre (se enteró cuando ya estaba bastante crecido de que su hermana mayor, Pat, era en realidad su progenitora), me dejaba en el umbral temblando de miedo”, escribe el hombre que se hizo famoso entre otras cosas por haberse enamorado perdidamente de la esposa de uno de sus mejores amigos.

 

No evade la responsabilidad el señor Clapton y en la autobiografía que viera la luz en inglés en 2007 dedica largas páginas a narrar cómo se enamoró perdidamente de la hoy célebre Pattie Boyd, cuando la modelo y fotógrafa estaba casada con George Harrison.

 

“Codiciaba a Pattie porque se trataba de la mujer de un hombre poderoso que parecía tener todo lo que yo quería: coches asombrosos, una carrera increíble y una esposa preciosa. Esa sensación no era nueva para mí. Recuerdo que cuando mi madre regresó a casa con su nueva familia, yo quería los juguetes de mi hermanastro porque me parecían mas caros y mejores que los míos. Esa impresión nunca me abandonó y, definitivamente, formaba parte de lo que sentía por Pattie”, dice.

 

“Estaba escribiendo mucho, llevado por mi obsesión con Pattie…”Layla” fue la canción clave, un intento consciente de hablarle a Pattie sobre el hecho de que me estuviera dando largas y no quisiera venirse a vivir conmigo”, confiesa Eric.

 

 

La lucha que encaró Clapton a lo largo de su vida no fue sin embargo la que le plantearon las complejas mujeres de las que tuvo a bien enamorarse. Fue su adicción a la heroína y al alcohol el demonio de una existencia atribulada, llena de dolor y pena, tan lejos de lo que se cree a priori que debe ser la cotidianeidad de una celebridad de su tamaño.

 

Ha luchado mucho para vencer su afición a las drogas y parece haberlo conseguido. Todo lo intentó en ese propósito, incluso volcarse a la religión. Pasó momentos más que duros como el que cuenta en el libro con enorme sinceridad y crudeza.

 

“En la intimidad de mi cuarto supliqué ayuda. No tenía ninguna noción de a quién pensaba que le hablaba, sólo sabía que ya no podía más, que no me quedaban más fuerzas para luchar. Entonces recordé lo que había oído sobre rendirse, algo que pensaba que nunca haría, que sencillamente mi orgullo no permitiría, pero supe que nunca conseguiría salir solo, así que pedí auxilio y, puesto de rodillas, me rendí”, cuenta.

 

“Durante todo el tiempo que llevo sobrio, ni una sola vez he pensado en serio en beber o en drogarme. No tengo nada en contra de la religión y crecí sintiendo una gran curiosidad por las cuestiones espirituales, aunque mi búsqueda me alejó de la iglesia y del culto en comunidad para conducirme al viaje interior.

 

“Antes de que comenzara mi rehabilitación, encontré a mi Dios en la música y en el arte, con escritores como Herman Hesse y músicos como Muddy Waters, Howlin’ Wolf y Llittle Walker. En cierta medida, de algún modo, mi Dios siempre estuvo ahí, pero ahora he aprendido a hablar con él”.

 

 
Fuente: Sin embargo

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