Posted on 5 febrero, 2013
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Eros y Psique
Por Mercedes Llamas
Como ya lo he dicho en múltiples ocasiones, las sentencias largas así como la pena capital son instrumentos desesperados por parte de la autoridad, que reflejan su necesidad de reafirmar su poder, así como un mecanismo de encauzar la ansiedad y el sentimiento de inseguridad por parte de los ciudadanos.
En el mismo sentido, el criminólogo neozelandés John Pratt establece que la pena de muerte era utilizada en el siglo XIX como un espectáculo público para demostrar el poder de las clases dominantes, aniquilando a todos aquellos que constituyen una amenaza para ellos.
Existen múltiples argumentos a favor de la pena de muerte. Intentaré desmentir algunos de los principales por medio de datos duros, de datos cuantitativos:
1. La pena de muerte disminuye el crimen como medida ejemplar. Este argumento es el más utilizado y se basa en la creencia de que la pena es una forma de prevención ya que las personas ven lo que les sucede a otros y por eso dejan de cometer algún delito. Se ha comprobado que la violencia produce violencia. Un estudio realizado por Finlandia, estudió el comportamiento criminal 300 días antes de la ejecución de cinco personas y 300 días después. Los resultados son sorprendentes: los homicidios aumentaron en un 20% después de las ejecuciones. De igual forma en Nueva York, desde 1903 hasta 1963, se comprobó que después de cada ejecución aumentaban mensualmente en dos los homicidios.
2. Es más barato matar a alguien a que el gobierno con los impuestos de los ciudadanos los esté manteniendo toda la vida. ¿Cuánto cree el lector que cuesta llevar a cabo una pena de muerte? Piense una cifra… En Texas cuesta 2.3 millones de dólares cada ejecución, lo que significa tres veces más que lo que se gasta en mantener a un preso durante 40 años.
3. Se previenen futuros crímenes porque esa persona ya no podrá delinquir. Este argumento no toma en cuenta los miles y miles de errores judiciales que existen hasta en los países más desarrollados. En Estados Unidos, tan sólo en 1971, hubo 85 personas condenadas a pena de muerte, absueltas. Un caso muy sonado fue el de Kirk Bloodsworth quien acusado de violación y muy cerca de la fecha de su ejecución, gracias al ADN en 1993, se demostró su inocencia.
4. Previene que los delincuentes puedan influir negativamente sobre otras personas. Quien tenga este argumento en mente, definitivamente no ha tenido la oportunidad de conocer las prisiones de máxima seguridad, las cuales prácticamente aíslan a los internos del mundo exterior. La arquitectura y la tecnología permiten mantener a una persona completamente aislada de la sociedad.
Creo que la única razón que queda para estar a favor de la pena de muerte, es el dolor de las víctimas quienes están convencidos de que su descanso llegará cuando el delincuente esté muerto. Aquí únicamente queda decir que la muerte del otro no les regresará lo perdido, además de que con la venganza lo único que se provoca es un espiral de violencia interminable, porque los victimarios también tienen familia quienes a su vez sentirán deseos de venganza cuando su familiar muera.
Para terminar, les dejo algunos datos relacionados con esta pena capital:
♦ En Estados Unidos hay 58 mexicanos condenados a pena de muerte. (CNDH, 2011)
♦ En 2011 fueron ejecutadas 680 personas en todo el mundo, sin contar a China, el cual es el país con más pena de muerte, pero que reserva sus datos como secreto de Estado. En este país ha habido noticias relacionadas a que los jueces trafican con los órganos de los delincuentes antes de ser condenados a muerte.
♦ Estados Unidos es el único país del G8 y de América que llevó a cabo ejecuciones en 2011.
♦ Bielorrusia es el único país de Europa que lleva a cabo dicha pena.
♦ En 2011, todavía hubo 20 países que ejecutaron a sus ciudadanos como Japón, India, China, Botsuana, Zambia, Irán, Arabia Saudita e Irak, entre otros.
Sin Embargo
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