La Casa Encendida presenta la nueva generación del arte contemporáneo

 

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Desde el día 8 de febrero y hasta el 5 de mayo podrán verse en La Casa Encendida los diez nuevos proyectos premiados en GENERACIÓN 2013 el programa de difusión del arte joven.

Tras más de una década desde su lanzamiento, Generaciones sigue ayudando y promocionando el arte joven de nuestro país, ofreciendo la panorámica más actual del arte contemporáneo

La Casa Encendida presenta la exposición de los diez proyectos premiados en GENERACIÓN 2013. El programa, concebido por Obra Social Caja Madrid para descubrir e impulsar el trabajo de artistas jóvenes ante el público general, la crítica especializada y los profesionales del sector artístico, cumple catorce años desde su puesta en marcha. GENERACIÓN 2013 podrá verse hasta el próximo 5 de mayo.

En sus sucesivas ediciones, Generaciones se ha convertido en uno de los referentes más importantes dentro de la difusión del arte emergente, tanto a nivel nacional como europeo, ofreciendo un valioso panorama de la creación contemporánea en nuestro país. Dentro de la evolución que en su andadura ha vivido el certamen, replanteándose con el fin de responder a las necesidades de la creación actual, en esta edición Generación 2013 se presentan diez proyectos artísticos, finalizados o en proceso, dotados cada uno con idéntica cantidad económica, de 12.000 euros cada uno.

El programa ha contado con la participación de más un millar de jóvenes artistas, que junto con las convocatorias anteriores suman más de 17.000 participantes. Éstos son los diez artistas y proyectos que han resultado seleccionados: Elena Alonso, Latapadera; Irene de Andrés, Festival Club. Donde nada ocurre; Manuel Eirís, Plaça dels Àngels; Santiago Giralda, Rendering Landscapes; Juan López, Castiga el pladur; Asunción Molinos, El Matam El Mish-Masry (El restaurante no-egipcio); Guillermo Mora, Penta  Pack; Teresa Solar, Doble Mordido; Julia Spínola, Frase (objeto), y Martin Vitaliti, #17.

Se completa la difusión del proyecto con la edición de un catálogo bilingüe de la exposición que constituye la tarjeta de visita más importante para los artistas seleccionados.

La exposición, de carácter multidisciplinar, presenta una amplia panorámica de la creación joven española. Sus obras transmiten al público las inquietudes y preocupaciones que mueven a los artistas y que son el reflejo del mundo actual. A través del empleo de diversos soportes y técnicas —pintura, dibujo, fotografía, cómic, videoinstalación, instalación sonora o sencillamente instalación—, buena parte de los autores de Generación 2013 coinciden en señalar en sus respectivos proyectos —de Madrid, 31 de enero de 2013 manera directa, sin ningún tipo de artificio—, conceptos como el vacío, la ruina, la pérdida o la desaparición; un enfoque que, desde la sintonía con lo que acontece en el mundo actual, dejan abierto al enriquecimiento mediante las múltiples interpretacionespor parte de los espectadores.

El Jurado de GENERACIÓN 2013 ha estado formado por João Fernandes, Subdirector de Conservación, Investigación y Difusión del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía; Javier Montes, escritor y crítico de arte, y Glòria Picazo, Directora del Centre d’Art la Panera.

 

Las diez obras premiadas en GENERACIÓN 2013 han sido:  

ELENA ALONSO
(Madrid, 1981)

La tapadera
2012
Dibujo/instalación

A través de tareas sencillas, especialmente manuales, como el dibujo, Elena Alonso
presenta una serie de objetos e imágenes que nos invitan a jugar con la realidad y con
la fragilidad de la misma. Búsqueda de otros mundos dentro de éste, de otras maneras
de relacionarse con un entorno establecido, partiendo siempre de una actitud afectiva
con aquello que maneja. El juego planteado se relaciona en este caso con la
formación o el ejercicio, en su sentido más amplio, orientado al modo de pensar y vivir
espacios e imágenes. Bajo el título de La tapadera –un proyecto iniciado en 2011 y
que continúa evolucionando con nuevos dibujos que llevan a construir objetos e
instalaciones–, Elena Alonso presenta una serie de dibujos en los que se puede
identificar una clara alusión a aparatos de gimnasia o rehabilitación en los que el
ejercicio busca el desarrollo de un pensamiento divergente, de la capacidad de dar
múltiples respuestas y ofrecer distintos puntos de vista frente a un mismo problema.

El repertorio de objetos que componen esta propuesta, esos aparatos de gimnasia
presentados de una manera limpia e incluso bella, nos puede inducir a engaño, a un
conflicto de posicionamiento, pues, tras esta referencia «pulcra» al ejercicio físico, se
esconde la trama sobre la propia práctica y el proceso de trabajo de Elena Alonso. La
artista juega con la propia representación, planteando, a modo de esquemas,
imágenes que entremezclan elementos fácilmente identificables con otros que alteran
su estructura. Si nos fijamos bien, en los dibujos presentados existen múltiples capas,
lecturas que generan un movimiento, un juego de tensiones, que nos dispara a un
mundo donde ya no existe esa quietud aparente, sino el dinamismo que nos abre paso
a múltiples puntos de vista.

Es en esos espacios intermedios donde radica el trabajo de Elena Alonso, reubicando
y transformando la realidad, con el fin de apropiarse del planteamiento del juego. Y
será el espectador quien deba completar la obra, haciendo intervenir su propia
imaginación.

 

IRENE DE ANDRÉS
(Ibiza, 1986)

Festival Club. Donde nada ocurre
2012
Videoinstalación
Vídeo, documentación, periódico y fotografías

La labor de Irene de Andrés podría describirse como una «excavación» que busca
desocultar lo acontecido en lugares explotados a manos de la especulación y las
ambiciones de la industria del turismo. Así, los proyectos más recientes de la artista
han venido planteando argumentos relacionados con las promesas que el turismo
promociona, para llegar a plasmar cómo esas imágenes de felicidad resultan ser
promesas quebradas.

En otros proyectos, la artista establecía diálogos con la historia del arte, y más
concretamente con los paisajes propios del Romanticismo. También aquí nos presenta
un paisaje «romántico», con ruina incluida, pero alterando las condiciones de lo que allí
sucedía, y desvelándonos el vacío y la pérdida de significado de ese paisaje a través
del sometimiento a la especulación. Ese vacío, palpable por la ausencia de público, es
lo verdaderamente revelador y poderoso en esta propuesta: es la verdad de lo que
queda, una expectativa frustrada.

Festival Club. Donde nada ocurre es una videoinstalación que Irene de Andrés ha
realizado sobre las ruinas de esa mítica sala de fiestas, representativa de la época
dorada de Ibiza. Con su forma de teatro romano, el lugar es sometido a una nueva
sesión de house y balearic, tendencias que comenzaron a triunfar en la isla en la
segunda mitad de los ochenta; al igual que tras su cierre acogió numerosas raves
clandestinas, asistimos de nuevo a la recreación de una de esas sesiones a cargo de
uno de los disyóqueis emblemáticos de la época, Alfredo Fiorito. Pero lo que vemos
está dirigido ahora a un público ausente, a un horizonte vacío.

 

MANUEL EIRÍS
(Santiago de Compostela, 1977)

Plaça dels Àngels
2012
Instalación sonora
2 tocadiscos, vídeo monocanal, camiseta y óleo sobre lienzo
Dimensiones variables

A Manuel Eirís le interesa «rascar» para descubrir las múltiples capas que componen
un determinado lugar. Esta vez, lo hace recurriendo a la serie de pequeños trucos y
habilidades de un skater, con el propósito de habitar un emblemático espacio de
Barcelona, la Plaça dels Àngels, lugar donde se ubica uno de los edificios más
representativos de la nueva ciudad, el MACBA, exponente a su vez de las actuaciones
de regeneración urbanística llevadas a cabo en el barrio del Raval.

Los skaters se han apoderado del lugar, utilizando para su provecho el nuevo espacio
cultural creado, pero sin dejarse someter, y convirtiendo Barcelona en una de las
mecas del skate callejero. A través de la grabación de las acciones de uno de los
skater más representativos de la ciudad, Jesús Fernández, en este lugar emblema de
lo contemporáneo y del desarrollo económico del barrio del Raval, Manuel Eirís ha
querido captar al vuelo los «modos de hacer», las maniobras y pequeñas acciones de
estos skaters, con el objetivo de desvelar sus estrategias y ocupar a su vez el espacio
de esta plaza.

Sin embargo, no nos engañemos: el asunto tiene truco. Por medio de las grabaciones
en vídeo, el sonido en vinilo y las huellas del lugar sobre la camiseta utilizada por el
skater, también se muestra la dureza del terreno, poniendo de manifiesto el material
constitutivo del lugar; un material que viene a ser símbolo de esas intervenciones
urbanísticas contemporáneas que, en pro del desarrollo económico, desatendieron las
secuelas sociales. Al igual que en proyectos anteriores, realizados sobre ruinas, el
artista «actúa» aquí sobre el terreno donde el skater realiza sus maniobras como si de
una excavación se tratara, queriendo desocultar las distintas capas del lugar y
presentarnos así la verdad sobre lo allí sucedido, esa huella o residuo que puede
desaparecer de un momento a otro.

 

SANTIAGO GIRALDA
(Madrid, 1980)

Rendering Landscapes
Jura [ˈʤʊrʌ, Latín yoo-rah ].
2013
Óleo sobre lino
230 x 640 cm (total)
Políptico: 2 lienzos (208 x 230 cm c/u), 2 lienzos (104 x 230 cm c/u)

A través de restos de otras imágenes, objetos y construcciones arquitectónicas,
alterándolas con técnicas digitales, Santiago Giralda ha venido creando en sus lienzos
nuevas imágenes caóticas y llenas de color. Sin embargo, como en un ejercicio de
vuelta al pasado, a ese pasado decimonónico donde los pintores plasmaban con gran
precisión evocadora el paisaje que les rodeaba, desea en este proyecto reproducir el
paisaje mediático de nuestro entorno tamizado por su propia imaginación.

Como en una coctelera, mezclando nuevas tecnologías, paisajes imaginarios e
imágenes preexistentes, el combinado que nos ofrece el artista representa esa
digitalización en la que hoy en día estamos inmersos, en un marco clásico como es el
del lienzo, aunque con espacios vacíos, espacios en blanco que nada representan,
pero que dejan un lugar para que también el espectador pueda imaginar.

Con su obra Rendering Landscapes, Santiago Giralda nos muestra una especie de
interfaz de un enlace que se activa con la mirada del espectador, para poder construir
y acceder a ese otro mundo, el mundo interior e imaginario de cada uno, un mundo en
continuo proceso. Y es que para el artista el proceso en sí mismo es de gran
importancia, y más concretamente el proceso pictórico y el del mundo de las
imágenes, actualmente digitalizado, que le lleva a tratar, por medio de estos paisajes
imaginarios, la tradición pictórica de la imagen en relación con las imágenes pixeladas
propias de las nuevas tecnologías.

Santiago Giralda_JURA CUADRO

Santiago Giralda

 

 

JUAN LÓPEZ
(Alto Maliaño, Cantabria, 1979)

Castiga el pladur
2013
Intervención mural
Cinta elástica, vinilo y 2 videoproyecciones
Dimensiones variables

Como evolución de su proyecto A la derriba, Juan López establece una relación entre
la temática de tumbar los muros de la sala de exposición y el concepto «sin rumbo fijo»,
ilustrando así la situación en la que la sociedad se encuentra en estos momentos: «Las
roturas –según sus propias palabras– funcionan como metáfora de la idea de ruina de
un sistema caduco y de una sociedad desorientada». Pero también su trabajo
incorpora una llamada de atención sobre la posibilidad que tenemos de construir un
mundo más interesante.

Así, en Castiga el pladur, integrado en ese proyecto en continua evolución que se va
adaptando a los lugares donde se expone, el artista traza nuevas relaciones entre la
arquitectura interior y los espacios colindantes, ya sean interiores o exteriores. A
través de la simulación de la rotura de los muros de la sala mediante sus técnicas
habituales de dibujo y cinta aislante, introduciendo además el movimiento a través de
las imágenes pregrabadas en vídeo, nos muestra «agujeros» desde donde podemos
ver más allá. Ventanas hacia el exterior y hacia otros espacios del propio edificio, que
nos permiten vigilar o incluir otros mundos en el interior de la sala. El cubo blanco se
rompe y permite la entrada en la exposición de nuevas e imprevistas imágenes
provenientes del devenir cotidiano que se desarrolla detrás del muro, en paralelo a la
realidad del espacio expositivo.

Al final, el resultado es un gran trampantojo donde se mezcla lo interior y lo exterior,
como en una explosión donde ya no existen los límites, donde los muros se
resquebrajan: nuestro mundo contemporáneo va desapareciendo, castigado a navegar
sin rumbo, a la deriva.

 

 
ASUNCIÓN MOLINOS GORDO  
(Guzmán, Aranda de Duero, Burgos, 1979)

El Matam El Mish-Masry
[El restaurante No-egipcio]
2012
Acción colaborativa

El Matam El Mish-Masry [El restaurante No-egipcio] es un proyecto de arte
colaborativo, instalación y fotografía que consiste en la creación de un pequeño
restaurante popular en el corazón de Ard El-Lewa, uno de los barrios informales de El
Cairo. Abierto durante el mes de noviembre 2012, el restaurante sirvió a Asunción
Molinos para reflexionar sobre la pérdida de soberanía alimentaria en el contexto de
Egipto, presentando dos de los hechos que modelan la situación agroalimentaria
actual del país: por una parte, la pérdida sustanciosa de grandes superficies de suelo
fértil, resultado de la construcción descontrolada e ilegal sobre tierras agrícolas; por
otra, la disminución de las posibilidades del pueblo egipcio para adquirir comida
saludable y asequible; producción para el mercado internacional versus producción
para el mercado doméstico.

Utilizando las instalaciones del centro de creación contemporánea Artellewa, esta
cocina popular puso de manifiesto dichas ideas a través de los siguientes menús:

Menú 1 / semana 1. Cocina con productos que Egipto cultiva para exportar: alta
calidad, elaboración ecológica, difícilmente accesibles para la mayoría de los
habitantes. Colabora la chef internacional Elisabeth Shoghi.

Menú 2 / semana 2. Cocina con productos que Egipto dispone para el consumo
nacional: dudosa salubridad. Colaboran cuatro mujeres residentes en el barrio: Om
Islam, Om Mohamed, Om karim y Waefá, que cocinan en relación a los presupuestos
reales de sus hogares.

Menú 3 / semana 3. Cocina con ingredientes «cosechados» del suelo del barrio. Donde
tiempo atrás se cultivaban tomates, pepinos, cebollas… se recolectan colillas de
cigarrillos, chicles, peladuras, plásticos… Colabora la artista Solafa Ghanem; trabajo
voluntario de Rana Khodair.

Menú 4 / semana 4. Cocina con los ingredientes encontrados en la excavación
arqueológica, en busca de indicios del pasado agrícola del barrio, conducida por la
arqueóloga y egiptóloga Salima Ikram.

Egipto, cuyo sobrenombre fuera «La despensa del Imperio Romano», es hoy uno de los
mayores importadores de grano. Hasta mediados del siglo xx podía alimentar casi al
100% de la población con su producción doméstica, pero, a partir de los años setenta-
ochenta, con las nuevas políticas de agricultura y desarrollo impuestas por el polémico
ministro de agricultura Yousef Wali, este alto nivel de autosuficiencia empezó a
truncarse hasta el estallido de la crisis alimentaria de 2008; una falta de alimentos que
se sitúa entre los principales motores de la revolución de enero de 2011.

De manera paralela, en los últimos años, las áreas suburbanas de El Cairo y otras
localidades del Delta han crecido descontroladamente: grandes superficies de tierra
fértil se han transformado en terreno urbanizado, con el consiguiente agravamiento de
los problemas de autosuficiencia. Estos barrios construidos de manera ilegal son
popularmente conocidos como ashwaiyats, literalmente: «cosas dejadas al azar». Ard
El-Lewa, el nombre del barrio que da contexto y base al presente proyecto, significa
«La tierra del general».

 

GUILLERMO MORA
(Alcalá de Henares, Madrid, 1980)

Penta Pack
2012
250 kg de pintura acrílica sujetos por gomas elásticas
Dimensiones variables (102 x 53 x 65 cm aprox.)

Guillermo Mora formaliza sus proyectos en piezas de apariencia pequeña, llenas, sin
embargo, de contenido, como la que presenta en esta exposición, compuesta de
muchos kilos de pintura reducidos a su mínima expresión. El artista se ve influido por
la idea de lo mínimo, del ahorro del espacio; una de las obsesiones actuales de
nuestra sociedad: la protección y conservación de las cosas y la economía del
espacio. Sustituir el marco en el que tradicionalmente se limita la pintura por un
«embalaje al vacío», compactándola hasta reducirla al mínimo espacio matérico, es lo
que pone en práctica en su proyecto pictoescultórico Penta pack. Los doscientos
cincuenta kilos de pintura utilizados en su pieza se ven sintetizados, tras un proceso
que incluye la ejecución de múltiples pliegues, a una pequeña y singular escultura.
Pintura –y sólo pintura– plegada en un tránsito hacia la pieza escultórica. Pliegues,
pero pliegues sin capas que camuflen ningún tipo de «arrepentimiento».

Buscando lugares escondidos, rincones pequeños y apartados para exponer su obra
de manera discreta y diferente a la presentación convencional, el artista va
despojándose de lo impuesto, quitando capas, con especial atención al trabajo fallido,
al fracaso como un valor dentro del proceso, a la duda, al error que nos hace más
humanos. Guillermo Mora no quiere dejar pasar esos pequeños restos, esos desechos
que merecen una segunda oportunidad. Y es en esa siguiente oportunidad donde el
artista transforma los restos, los pasa por la influencia de la historia del arte
contemporáneo, y los presenta de manera escultórica, o más bien en forma de
instalación, utilizando los colores a la manera de Rothko, o presentando sus piezas a
la manera de Donald Judd.

 

TERESA SOLAR
(Madrid, 1985)

Doble Mordido
2012
Planchas de plomo y cristales polarizadores sobre diversos papeles

Teresa Solar ha venido reflexionando en sus últimos trabajos sobre el paisaje
contemporáneo. A través de la fotografía y el vídeo, ha tratado el paisaje en relación
con la influencia que han tenido en sus transformaciones la industria turística y
cinematográfica, y el modo en que esto sucede a través del espacio y el tiempo. Esos
lugares de tránsito, espacios intermedios que estructuran una determinada imagen,
esos diferentes niveles de realidad, son el principal objeto de atención de la artista.

La pieza que presenta en esta exposición, Doble mordido –en alusión a ese nudo
corredizo, en forma de ocho y medio, que se utiliza para que un cabo no se escape de
la polea– está conformada por una serie de fotografías bloqueadas y borradas por una
excesiva exposición lumínica. El trabajo parte de la reflexión en torno a las
aportaciones del ingeniero eléctrico Harold Edgerton. En palabras de la artista: «El
interés por esta figura nace de una extensa investigación sobre su trabajo. Harold
Edgerton (1903-1990) es el inventor del flash eléctrico, que permitió tomar las primeras
fotografías de movimiento congelado. También es el inventor de la cámara
rapatrónica, que se utilizó para fotografiar los primeros instantes de las detonaciones
atómicas durante los test nucleares que el gobierno de Estados Unidos llevó a cabo
entre 1945 y 1965, y que protegía la película a través de capas de plomo fundido y
cristales polarizadores. Me interesa el juego que se crea entre un tipo de fotografía y el
otro: las fotografías realizadas con flash, que causan una ceguera momentánea debido
al destello luminoso, y, por otro lado, las tomadas con la cámara rapatrónica, diseñada
para exponer correctamente la inmensa luz de las explosiones atómicas y acto
seguido quedar ciega para evitar que la película se velase. En este aspecto, el
personaje de Edgerton actúa como una bisagra conceptual entre estos dos tipos de
ceguera, la producida por el exceso de luz y la causada por la ausencia de ella».

 

JULIA SPÍNOLA
(Madrid, 1979)

Frase (objeto)
2012
Instalación
Dimensiones variables

El resultado del proyecto que Julia Spínola presenta en esta exposición, Frase
(objeto), es fruto del azar; un azar provocado por la propia artista o por alguna
persona, colocando o incluso dejando caer una serie de objetos según una
determinada coreografía performática. Como si fuera un juego, piezas de hormigón y
hierro, zapatos, comida, tierra o recipientes van generando secuencias y alterando el
orden del lenguaje de una misteriosa frase. La artista se escapa del «marco» en el que
acostumbraba a mostrarnos sus proyectos, para presentarnos una instalación de la
manera más directa y sencilla, y quizás duchampiana, dado el papel que el azar
cumple en ese juego performático con objetos de diversa procedencia, pero que,
relacionados entre sí, generan esta peculiar Frase.

Julia Spínola ha venido plasmando asuntos como la tensión, el equilibrio, el azar o lo
inesperado, en piezas que incorporan recortes, papeles de lija y, más recientemente,
como en la que ahora se presenta, objetos cotidianos. En realidad, todas son piezas
collages que, como una partitura, nos transmiten un ritmo lleno de cadencias, hasta
llevarnos a una sensación de vértigo. Concretamente, en esta Frase (objeto), ese
collage se compone de pequeños objetos que, relacionados por su parecido,
repetición o permutación, crean una suerte de coreografía cuyo ritmo juega con el
tiempo y el azar para desembocar en la obra de arte.

Acudiendo a la reflexión de la propia artista: «Este proceso de trabajo se sitúa en una
línea de conflicto entre el lenguaje y la resistencia material de los propios objetos. Por
un lado, los objetos elegidos se relacionan entre sí según principios que atañen al
lenguaje, como pueden ser relaciones de metonimia, metáfora, hipérbole, etc., pero
también se ponen en juego las características físicas particulares de cada uno de los
objetos».

 

 
MARTIN VITALITI
(Buenos Aires, 1978)

#17
2011-2012
Impresión digital sobre papel
200 x 200 cm

Martin Vitaliti trabaja fundamentalmente con el cómic, y así presenta sus proyectos e
ideas: a través de viñetas que nos muestran la progresión de las cosas, o la
desaparición de las mismas. Historias que el artista denomina «geografías del tiempo»
y que nos informan de que algo ha desaparecido, y que ya no volverá.

Su pieza #17 está formada por un collage de fotocopias de múltiples páginas de
cómics donde se pueden ver viñetas cuyos personajes no saben dónde se encuentran,
junto a otros que aluden a una determinada desaparición –que puede ser la de esos
mismos personajes que no saben dónde están–. El resto de viñetas de la página han
sido suprimidas, resaltando la forma en la que estaban contenidas. Esos espacios
vacíos, superpuestos sobre una superficie oscura, nos trasmiten una sensación de
laberinto que agudiza nuestra percepción de la desorientación experimentada por los
personajes representados, pues lo primero que vemos son los huecos, los vacíos de
las páginas, y, entre ellos, figuras que parecen estar a la búsqueda de otros
personajes o constatar su desaparición.

El artista suele realizar sus proyectos mediante el dibujo y la intervención sobre un
material preexistente, a lo que en este caso suma el collage, presentando el conjunto
como instalación. En ella, a modo de archivo, incorpora el listado bibliográfico de
referencias que ha utilizado en su proyecto. Como es habitual en sus piezas, Vitaliti
pone aquí de relieve esa estructura narrativa que da vida al cómic; a pesar de todas
las alteraciones y los vacíos mostrados, el artista no permite que se pierda el sentido
del mensaje y, en cada página, la presencia de una viñeta nos habla de la ausencia de
algo o de alguien, y nos transmite la angustia de buscar o de ser buscado.

 

GENERACIÓN 2013
 
Fechas: Del 8 de febrero al 5 de mayo
Lugar: Salas D y E
Horario: De lunes a domingo, de 10:00 a 21:45 h
Entrada libre

 

 

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