Últimos días para visitar la exposición “Las musas de Juan Ripollés” en el Institut Valencia d’Art Modern.IVAM
Comisaria: Michèle Dalmace
La exposición Las musas de Juan Ripollés recorre la carrera artística de Ripollés
desde 1945 hasta la actualidad. Un periodo de 67 años en el que ha cultivado los
lenguajes artísticos tradicionalmente definidos como pintura, escultura y grabado.
Sin embargo, aunque en sus inicios Ripollés se adaptó a las normas, muy pronto
comenzaría a transgredirlas, y mostraría en cada una de estas áreas una
diversidad de facetas que, a lo largo de su trayectoria se fueron haciendo cada
vez más complejas. La exposición trata de determinar la esencia de su expresión,
mostrando como en su trayectoria no se producen rupturas radicales sino
procesos evolutivos, seguidos por varias transiciones.
Sin rechazar las etapas más sombrías, y más concretamente los años 70, la
muestra se centra en la plenitud que impregna su obra, especialmente en el eje
de las musas, como la expresión de una poética vigorosa y cromática, que revela
una dicotomía permanente entre la monumentalidad y una relativa fragilidad. Las
Musas, hijas de Zeus y Mnemosine tienen una importante presencia en la obra de
Juan Ripollés, pero no como las concibe Platón que las considera como
mediadoras entre los dioses y los hombres, sino que en función de su simbolismo
que en la obra de Ripolles las caracteriza como fuentes de felicidad y sabiduría.
Con motivo de la exposición se ha editado un catálogo con reproducciones de
las obras expuestas y textos sobre Ripollés de Consuelo Císcar, Adriano Berengo
y la comisaria de la exposición Michelle Dalmace.
Juan Ripollés, (Castellón, 1932) conocido por su facetas de escultor, pintor y
grabador, es sobre todo un creador en libertad que imagina figuras imposibles y
originales que llenan de ficción la realidad con un lenguaje peculiar que envuelve
a su propia forma de entender la vida diluida entre lo global y lo local, entre la
soledad y lo multitudinario. Sus creaciones presentan numerosas connotaciones
picasianas tanto en la similitud de temas, como Bañistas, Minotauro, el pintor y la
modelo, mujer ante el espejo, y explicitará en los títulos de sus diversos
“Homenajes a Picasso” . También conviene destacar otra serie de similitudes que
emparentan la obra de Ripollés con la de Joan Miró, cierta aparente ingenuidad y
simplicidad de las formas así como el empleo frecuente de un cromatismo puro.
Esta tendencia hacia la espontaneidad caracteriza su creación artística como se
refleja en el modelado de sus figuras zoomórficas y antropomorficas, próximas a
la abstracción aún con presencia de rasgos figurativos, y con pautas surrealistas
como reconocimiento de lo irracional.
Una obra que exalta la libertad y los fenómenos naturales, la luz, la vida, a partir
de una imaginería propia inspirada de la naturaleza y matizada por su conexión
con la vanguardia artística europea a partir de su estancia parisina (1954-1963).
Artista autodidacta de amplia proyección, ha participado en diferentes eventos
expositivos nacionales e internacionales.
En una primera etapa de su trabajo escultórico entre 1970 y 1985 trabajó
casi exclusivamente el hierro ; después comenzó a emplear el bronce y
paulatinamente adoptaría otros materiales como terracota, fibra de vidrio
coloreada, cristal de Murano, que incluso aparecen combinados en muchas
de sus piezas. Objetos reconocibles por las formas tridimensionales,
objetuales, figurativas y dinámicas, en su interpretación antropomórfica
fantástico-grotesca y su amplio abanico temático que comprende
costumbres, rituales, fiestas, figuras de animales, fetiches que parecen
evocar culturas afroamericanas ; marcados también por su cromatismo que
en numerosas ocasiones depende de los materiales empleados: oxidaciones,
brillos, degradados, transparencias, gradientes, reflejos, y la combinación de
todos ellos. Este afán por desvelar una ensoñación artística amable y sincera le
ha llevado en los últimos años a trabajar esculturas moldeadas con el preciado
cristal de Murano para imaginar nuevas formas, nuevos colores, nueva vida.
En definitiva, una espontaneidad ancestral que se refleja en la teatralidad que se
deja ver en sus modelos de animales o de hombres que se pasean por una
abstracción figurada, por una surrealidad exclusiva del artista desde donde
reivindica la libertad, la naturaleza, el sol, y su tierra valenciana que lleva en lo
más profundo de ese corazón cosmopolita.
Entre sus primeras exposiciones cabe destacar las celebradas en el Museo de
Arte Contemporáneo de Barcelona (1962) y en The William Haber Art Collection
de Nueva York (1969) y obtuvo gran repercusión con su exposición (2007) de 16
esculturas de gran tamaño en las calles de Venecia que generaron gran
expectación entre los viandantes. Ripollés fue el primer artista galardonado con
el Premio de las Artes de la Comunidad Valenciana en el año 2001.