CAMINO DE LA SALVAJURA
Por Rafa Ocón.
Se me acaba de ocurrir el título para este post y la verdad que podría ser el título de un libro de ficción o de aventuras: “Camino de la salvajura”.La pena es que la palabra “salvajura” no está en el diccionario de la RAE… pero puesto que es la traducción más cercana que hemos encontrado a la palabra inglesa “wilderness” nosotros la hemos bautizado como nuestra, y es de ahí de donde venimos, de la salvajura del parque nacional de Denali.
Denali es el parque natural más turístico y famoso de Alaska, pero ellos venden que es el más salvaje al mismo tiempo y la verdad que razón no les falta porque Denali tiene muchas caras.
Por un lado la cara turística con todo tipo de tours sentado en un autobús con un guía que no deja de divisar animales por todas partes y avisarte para que los veas con tus prismáticos, le saques una foto y seguir camino todos contentos hasta la siguiente parada… y por otro el Denali más económico, el Denali de la aventura y del “móntatelo tú mismo” que está tan de moda ahora. Consistente en coger un autobús de transporte dentro del parque (ya que no se puede hacer de otra forma salvo en bici que no tenemos), adentrarte unos 80 km. en el interior del mismo y decirle al conductor “Stop here!” o “para aquí que me bajo!”
A partir de ese momento en el que decides bajarte, con todos los preparativos previos que conlleva esa decisión, comienza la aventura. Y es que la primera norma para poder hacer backcountry camping o acampar libremente en el parque es alejarte 1 km. mínimo de la carretera y que la tienda de campaña no se vea desde la misma supongo que si te ataca un oso no quieren amargar el viaje a los del autobús…
Nosotros tanto por el precio como por la aventura, decidimos conocer Denali de esta forma y preparamos nuestras mochilas con todo tipo de utensilios de supervivencia, navajas, linternas, pastillas potabilizadoras de agua, mucha ropa para el frío y la lluvia, tienda de campaña, esterillas, comida fría para poder aguantar 3 días y mucho mucho repelente de mosquitos. Antes de poder acampar libremente tienes que solicitar un permiso y para que te lo concedan tienes que ver un video de 30 min. sobre qué hacer si te encuentras con un oso, un Caribou, un alce o un lobo, los animales más peligrosos del parque y de los que está lleno o como cruzar un rio con seguridad.
Después de ver el video el ranger nos hizo unas preguntas sobre el mismo, como estaba en inglés fallamos algunas respuestas pero aún así nos concedió nuestro permiso de exploradores y con él lo más importante, un bidón de comida anti osos y las fotocopias de unos mapas de la zona a la que íbamos.
En la zona 34 que elegimos del parque, unos 50 km. cuadrados, estaríamos en las próximas noches tan solo 4 personas en total y muchos más animales lo que hace de una acampada una especie de aventura. Si a esto le añades que no hay caminos, senderos ni ninguna señal, sino que puedes ir por donde quieras, cruzando ríos y arroyos, subiendo montañas y bajando valles, atravesando zonas boscosas y caminando de la mejor forma posible sobre la tundra, mojándote los pies continuamente y hundiéndote en la nieve hasta las rodillas… la aventura comienza en ése momento en que decides bajar del autobús.
En nuestra zona, nada más llegar había que subir un monte hasta la cumbre para poder pasar al otro valle, eso en el mapa no lo habíamos visto y aunque el ascenso de comienzo fue duro, las vistas del otro valle y el saber que allí estábamos totalmente solos en prácticamente todo lo que nuestros ojos alcanzaban a ver, era ya una sensación emocionante. El día empezó soleado, pero algo característico de este parque de Alaska que alberga la Cordillera montañosa de Alaska y el monte más alto de norte América, el Mnt. McKinley de 6194 mts. son los cambios repentinos del tiempo, y así fue como empezó a llover antes de poder montar nuestro campamento. Con poca ropa de lluvia y 2 días más por delante, tuvimos que montar un improvisado refugio de emergencia hecho con las esterillas y que nos libro de lo más gordo. Y como se suele decir, después de la tormenta vino la calma, y de nuevo el sol, y en mitad de la naturaleza más salvaje y virgen que probablemente hayamos conocido hasta ahora montamos nuestro campamento sobre un manto de tundra húmeda y esponjosa como un colchón de agua pinchado.
La primera noche fue dura a pesar de que nos pusimos encima todas las ropas que teníamos en la mochila, 2 camisetas térmicas, 2 cortavientos, una cazadora, 2 gorros, calcetines y un saco en el que pone máximo -2º… y aun así la humedad, el frío de los glaciares y las nieves que nos rodeaban se hacían sentir en mitad de la noche. Justo antes de que amaneciese el gruñido de un gran animal alrededor de la tienda nos estremeció por un rato hasta el punto de olvidarnos del frío. Por suerte esa parte del video tutorar para ser explorador, la habíamos entendido bien … aleja la comida 100 metros de la tienda en la dirección que sople el viento, aleja el lugar donde comas o cocines otros 100 metros formando un triangulo con la tienda y si se acerca un oso Grigallo cuando estás dentro de la tienda no salgas, ni te muevas, quédate ahí!
Teníamos curiosidad por saber que era y Noveliza hasta se planteó abrir un poco la tienda, pero como dice el refrán “la curiosidad mató al gato” y nosotros no queríamos morir en el intento, sino vivir una experiencia única durante 3 días que recordaremos durante mucho tiempo porque en cierto modo fue todo una salvajura.