Luis Zueco : “Lo importante es ser creativo en todo lo que hagas”
A sus treinta y tres años, Luis Zueco ya ha experimentado en multitud de campos, en disciplinas tan diversas como pueden ser la ingeniería industrial, la historia, la fotografía o la literatura. Inquieto investigador de nuevas formas de comunicación, colabora en varias revistas, en radio y además mantiene varios blogs en Internet. En poco tiempo ha publicado una novela : Rojo Amanecer en Lepanto (De librum tremens, Madrid, 2011), una guía de castillos: Castillos de Aragón: 133 rutas ( Mira Editores, Zaragoza, Diciembre 2011) y su última novela El escalón 33 ( Nowtilus, Madrid, 2012), que está teniendo muy buena acogida por su carácter innovador y original dentro del género del suspense. Una buena recomendación de lectura para estos últimos días de verano.
-¿Cómo un ingeniero acaba haciendo un Máster en investigación Artística y escribiendo novelas históricas?
Puede parecer algo extraño al principio, pero yo siempre deseé estudiar ingeniería y a la vez, desde niño, también me ha atraído la historia, el arte y la literatura. No son cosas incompatibles, sino todo lo contrario, complementarias. Por ejemplo, yo puedo aplicar metodologías de la ingeniería -que son muy efectivas- a la hora estructurar un libro o una investigación artística.
Además siempre he tenido muchas inquietudes y no me gusta encasillarme. Me parece mucho más apasionante la gente que tiene conocimientos y habilidades muy distintas, y que está abierta a aprender cosas nuevas. Yo ahora estoy muy interesado en el cine mudo, me tiene fascinado.
-Es Vicepresidente de la Asociación de amigos de Castillo de Aragón ¿qué es lo que le atrae de ellos y de la Edad Media?
Los castillos son mi debilidad, especialmente los que no se han restaurado demasiado y permanecen más fieles a como eran realmente en el Medievo. La realidad es que la Edad Media nos fascina a todos, desde muy niños; es una época que tenemos idealizada, un tiempo de princesas, caballeros, trovadores y leyendas. Y su emblema, su símbolo, su resto actual más visible son los castillos. Así que la mejor forma de viajar a esa época es visitando uno de ellos y dejando volar nuestra imaginación.
-Parece imparable, publicó su primer libro hace poco más de un año y ya va por el tercero y segunda novela ¿ha descubierto su verdadera vocación?
Decididamente sí, y creo no es nada fácil hacerlo. Yo he hecho muchas cosas antes de escribir, y me alegro de ello porque me ha servido para aprender mucho. Pero ahora estoy decidido a dedicarme en la literatura. Trabajo muy duro para ello y pongo todo mi esfuerzo.
-Además de ingeniero, historiador y escritor es fotógrafo ¿son suyas todas las imágenes de la guía de castillos de Aragón?
Sí, la fotografía -las imágenes en general- me parecen increíblemente poderosas. Yo puedo describir y explicar detenidamente en mis libros como es un gran castillo como Loarre o Trasmoz. Pero luego, cuando veo las reacciones del público frente a las fotografías que de ellos muestro en las exposiciones, comprendo que nunca podré alcanzar la emotividad de sus imágenes. De todas formas, todo se queda pequeño, frente a la sensación que se tiene frente a ellos, cuando los visitas por primera vez.
-¿Cómo se ve a si mismo como un fotógrafo que escribe o como un escritor que hace fotografías?
Lo importante es ser creativo en todo lo que hagas. Actualmente como un escritor, pero hace dos años te habría dicho lo contrario. Como dice la famosa frase de Ortega y Gasset -por cierto, otro apasionado de los castillos- “yo soy yo y mis circunstancias”, pues bien. Por las circunstancias actuales estoy mucho más volcado en mi producción literaria, pero todo puede cambiar.
Después de la primera novela Rojo Amanecer en Lepanto, cuya trama se desarrolla el periodo en que aconteció la famosa batalla del mismo nombre, ha adelantado en el tiempo unos cuantos años para escribir El escalón 33, desarrollada en el Madrid actual ¿en que época se desenvuelve mejor o en cuál encuentra mayor dificultad a la hora de escribir?
Yo trabajo de igual manera en ambos géneros, la clave para mí es la investigación. Antes que una novela tiene que haber una historia, una trama que puedas desarrollar. En el caso de novela histórica yo busco personajes, batallas o periodos históricos que me atraigan, que estén poco tratados o que crea que son interesantes. Y después investigo en archivos, libros especializados, muchas bibliotecas o pregunto profesores. A la hora de escribir una novela contemporánea investigo sucesos, edificios, noticias en prensa, me entrevisto con personajes, busco música o gastronomía que quiero que aparezca. Además, todos los días voy acumulando ideas, recortes de prensa, material de investigación, apuntes de conferencias, todo tipo de material que sé que puede interesarme a la hora de escribir. Hasta que no tengo una montaña de información no organizó la estructura de la novela ni hago el guión. Después soy muy disciplinado y escribo a ritmo constante durante meses. Quizás sea más complicada la novela histórica porque siempre hay unas referencias históricas que no puedes saltarte y tienes que ser meticuloso con todos los datos.
-Estamos en un momento no sólo de crisis económica, sino también de crisis literaria o más bien, digamos, del libro tradicional impreso en papel, ¿piensa que es posible que llegue a desaparecer? ¿está a favor de las nuevas tecnologías en lo referente a la literatura?
Empiezo por el final, por supuesto que estoy a favor. Es más, dudo que nadie pueda estar en contra, sería un anacronismo. El libro digital es maravilloso, tiene unas posibilidades increíbles, pero también necesita encontrar su sitio, es todavía muy joven.
El libro de papel nunca desaparecerá, simplemente se adaptara a las circunstancias. Si ha sobrevivido a las hogueras o a la censura, cómo va a temer a la tecnología. Simplemente se aumenta la oferta del soporte, el libro digital no deja de ser un nuevo formato.
Lo que yo creo es que todos en el mundo literario -escritores, librerías, distribuidores y editoriales- debemos evolucionar y adaptarnos a los tiempos actuales. El mundo y la sociedad ha cambiado, y el sector literario debe hacerlo también, creo que hay eslabones de la cadena que siguen funcionando como lo hacían hace cincuenta años.
Usted trabaja mucho todo el tema de Redes Sociales, ¿realmente son tan importantes?
Sin duda, profesionalmente yo he trabajado en marketing online y me he especializado en Redes Sociales por lo que conozco muy bien el tema. Creo que para los artistas en general y los escritores en particular, las Redes Sociales son esenciales, no solo para dar a conocer su libro sino, sobre todo, para interactuar con sus lectores. Un escritor que no las use habitualmente está perdido. Facebook y, especialmente, Twitter son herramientas esenciales para un escritor a día de hoy. Si olvidarnos de los blogs y foros literarios, que tienen muchos seguidores.
¿Cuáles son sus proyectos inmediatos?
Tengo casi terminados una guía de viajes y otra novela histórica, y bastante avanzada la estructura de una saga de intriga totalmente innovadora. Por otro lado he trabajado un proyecto muy ambicioso para un programa televisivo sobre castillos, hemos realizado un piloto y estamos esperando la respuesta de los responsables de la cadena. También estoy realizando cada vez más colaboraciones en prensa y radio. También participó en un innovador proyecto de “Restauración Abierta” en el castillo-palacio de Bulbuente (www.castillodebulbuente.com).
-En estos momentos su ciudad natal ha saltado a las primeras páginas de la prensa nacional e internacional por la “restauración” de un fresco de mano de una espontánea ¿qué opina sobre el revuelo que ha suscitado?
El suceso del Ecce Homo de Borja tiene varias vertientes. Una muy evidente es la del poder de las Redes Sociales, como un evento local salta a la actualidad mundial gracias a twitter. Me consta que hay universidades e importantes empresas extranjeras que están estudiando el proceso para poder extraer información de cara a futuras campañas de publicidad.
Otra, el de la situación actual de la protección del patrimonio en España, pero para mí, en este sentido, todavía es más preocupante el también famoso caso del robo del Códice Calixtino. El Ecce Homo es una obra sin catalogar de hace 80 años. Pero el Códice es unos de nuestros bienes culturales más importantes, estaba en una catedral y aún así fue robado de forma ridícula. ¿Qué hubiera pasado si finalmente se hubiera perdido?
Sobre la intervención en sí, obviamente fue un error fatal, que espero que al menos sirva para que nadie sin la preparación adecuada y los permisos necesarios vuelva a intentar hacer algo parecido. Tampoco podemos olvidar que la persona que actuó, en mi opinión, lo hizo con toda su buena intención. Fue la única que se preocupó por una obra que estaba degradándose rápidamente.
Y otro aspecto a valorar es el poco rigor de algunos medios de comunicación que hablaban de ello con escasa profesionalidad, sin tener conocimiento del hecho en sí ni de el lugar donde se produjo. Borja es una ciudad con una riqueza artística y patrimonial de primer orden, donde destaca su museo de arte sacro, uno de los más importantes de España. Y la iglesia donde está el famoso Ecce Homo forma parte del Santuario de la Misericordia (situado a 7 km de Borja), que es el establecimiento hostelero más antiguo de España ya que, de forma ininterrumpida, ha servido de alojamiento desde 1578. Me hubiera gustado que estos importantes datos hubieran salido más en los medios nacionales.
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