ELLAS: ausencia de libidos y evasivas inteligentes.
Por Raquel Díaz Illescas
Es común escuchar en consulta a las mujeres, cuando hablan de su deseo sexual, frases como estas: “nunca me apetece”, “estoy muy cansada”, “me pone muy nerviosa cuando se acerca”, “siempre va a lo mismo…”, “yo puedo pasar sin sexo”…
La ausencia o bajo deseo sexual de las mujeres están relacionados íntimamente con el historial de su vida. El deseo sexual que se inhibe constantemente es vivido como un hecho frustrante generando mucha ansiedad a quien no desea mantener relaciones sexuales, así como a la pareja sexual que generalmente lo vive desde el no saber qué hacer para estimular la libido de su compañera sexual.
La apatía sexual de las mujeres se puede manifestar de diferentes maneras. Veamos algunas de ellas.
- Mujeres que manifiestan una ausencia de interés por el sexo, no buscan ningún tipo de gratificación sexual aunque se encuentren disponibles. Tienen intacta su capacidad de respuesta sexual. Responden a los estímulos de su pareja sin dificultad. Se excitan e incluso tienen orgasmo, pero sin embargo “no les apetece” mantener encuentros eróticos.
- Mujeres que están desinteresadas en iniciar la actividad sexual y además rechazan las aproximaciones sexuales de su pareja, viviendo estas con elevada ansiedad. En los ocasionales encuentros sexuales no responden a los estímulos de su compañero; excitándose en algunas ocasiones, pero sin haber llegado al clímax en ninguna de ellas. Fingen sus orgasmos.
No se masturban ni tienen fantasías sexuales ni llevan a cabo ninguna conducta vinculada al sexo.
La expresión y respuesta que cada persona adopta ante su bajo deseo sexual va a ser diferente, como lo es también cada mujer y la relación que esta mantiene con su pareja. Algunas formas o respuestas de afrontar esta apatía sexual, son por ejemplo:
- Mujeres que se prestan e incluso incitan a su pareja a llevar a cabo relaciones sexuales, aunque no les apetezca en absoluto. Éstas lo viven como algo que tienen que hacer y que cuanto antes lo hagan antes se lo “quitan de encima”. Son capaces de “poner a tono” a su compañero haciéndole y diciéndole todo aquello que saben que hará que se excite mucho y que hará que acabe pronto.
- Mujeres que toleran o soportan el contacto corporal como forma de mantener y conservar a la pareja. En estos casos suele haber una historia previa de “chantajes emocionales” por parte del compañero sexual, que se han ido sucediendo a consecuencia de las reiteradas negativas pasadas y generando en la mujer miedo a la pérdida.
- Mujeres “expertas” en generar excusas para ir evitando cualquier encuentro que lleve asociado el coito (les duele la cabeza, tienen la menstruación, están demasiado cansadas, tienen que madrugar, están mosqueadas, se despiertan los niños, se sienten indispuestas, están muertas, hoy no les apetece, etc.) A estas excusas suman habilidades o estrategias muy bien aprendidas, como irse más tarde a dormir que su compañero (debe dejar preparadas algunas tareas para el día siguiente; contar un cuento a los niños; quedarse a ver una película “interesantísima”, etc.) De esta manera cuando llegue a la cama él ya estará plácidamente dormido; otras lo hacen a la inversa y se van a la cama cuando su pareja está muy interesada en algún programa de televisión y es entonces ella quien dormirá como “la bella durmiente” y no se le ocurrirá al “sátiro” de su compañero despertarla para tales fines… Algunas recurren a “la buena gastronomía” y se hacen magnificas cocineras para preparar platos altamente copiosos y pesados, eso sí deliciosos al paladar; otras incitan a sus parejas a llevar a cabo actividades deportivas, muy tentadoras para estos pero también con un alto grado de “desgaste energético”… Con este repertorio de “evasivas” algunas mujeres consiguen ir dándole largas al “mendigo sexual” que tienen en su cama.
Algo común en todas ellas es el conocimiento que tienen del ritual de cortejo que su pareja hace cuando quiere tema. Dicen que este es siempre el mismo: aburrido, monótono y poco creativo. Las caricias y los besos son siempre el preludio de un deseo de mantener coito, nunca lo dejan en gestos de afectividad y esto no les gusta.
Y ante todo este panorama de libidos ausentes, habilidades y estrategias de evasivas inteligentemente elaboradas, ¿qué piensan, qué hacen los varones?
Raquel Díaz Illescas
Psicóloga.
Terapeuta sexual y de pareja.
Experta Universitaria en Psicología del Coaching
Formadora ocupacional.
Autora del libro: “Mucha Vida” Editorial Huerga & Fierro 2004
http://sexualidadpositiva.blogspot.com/
Terapia sexual individual y de pareja.
Correo electrónico: sexpositiva@gmail.com
Teléfono: 622673040
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