Los Alpes japoneses II
Por José Calleja
DÍA 10
Hoy a las 08:15 sale nuestro tren, el Thunderbird 12, con destino a Osaka. En Japón todos los trenes tienen su nombre, supongo que recibirán algún tipo de bautizo cuando salen de la fábrica.
Con ello comenzamos otra etapa de nuestro viaje a través de la región de Kansai. En ella pasaremos ocho días, cuatro en Osaka y otros cuatro en Kioto. Desde allí nuestra intención es visitar Nara, Fushimi Inari, los alrededores de Kioto, el castillo de Himeji y cenar un día en Kobe, donde probaremos su famosa carne de buey. Además de todo esto, seguro que sobre la marcha improvisamos algún otro lugar que visitar.
Tras un viaje que casi tres horas, llegamos a la estación de Osaka. Esta ciudad, con más de dos millones y medio de habitantes es la tercera más grande del país, después de Tokio y Yokohama. Combina unas cuantas atracciones culturales con una intensa vida nocturna, superando incluso a la de Tokio. El principal motivo de pasar unas cuantas noches en Osaka es su cercanía a otros sitios donde queríamos ir, además, por qué no, de vivir una noche de fiesta en su famoso barrio de Dotombori.
Como llegamos desde Kanazawa en un tren convencional, éste tiene su parada en la estación de Osaka. Los Shinkansen tienen la parada en la estación de Shin-Osaka. No hay problema porque ambas están a una sola parada en la “Kobe line”, operada también por JR. En Osaka hay varias líneas de la JR, por lo que hay que intentar moverse siempre con ellas para aprovechar el Japan Rail Pass, que su dinero nos ha costado. La más importante de todas es la “Loop line”, una línea circular parecida a la “Yamanote line” de Tokio.
En la estación de Osaka y siguiendo las instrucciones que publica en su web el hotel Chuo Selene, que es donde habíamos reservado, cogemos la “”Loop line”. El hotel está a ocho paradas, en el sur del barrio de Minami, uno de los dos más importantes de la ciudad junto al de Kita.
La habitación doble con baño interior e internet gratis nos sale a 45 euros la noche. Es un hotel de nueva inauguración y la relación calidad precio está muy bien. Una cosa importante a tener en cuenta es su cercanía a la estación de tren de Shin-Imamiya, puesto que está a menos de dos minutos andando, cosa, a mi parecer muy importante en este tipo de viajes, en los que buscas tener buena movilidad.Nos acomodamos en el hotel, compramos algo para comer en un garito de comidas preparadas del barrio y cogemos la “Loop line” en dirección al barrio de Kita, con la intención de descubrir el centro de Osaka.
Esa tarde la pasamos caminando por las calles cercanas a las estaciones de Umeda y Osaka. Sobre todo nos metemos en centros comerciales especializados en Manga y Anime, donde flipamos de verdad. En uno de ellos, de tres plantas, hay hasta una chica disfrazada de yo qué sé que, cantando en un escenario. Hay mucho ambiente de gente joven, la verdad es que es no tiene nada que envidiar a cualquier barrio del centro de Tokio.
Desde allí nos vamos a Dotombori, el barrio más famoso de Osaka, por aglutinar toda la fiesta nocturna. Para ello, y sin dejar la JR habrá que llegar con la “Loop line” hasta la estación de Imamiya, donde cogeremos la “Yamatoji line” hasta su primera parada: Namba. Al salir de la moderna estación de Namba sólo habrá que andar unos pasos para darnos de morros con un espectáculo de luz. sonido y miles de personas de fiesta deambulando por la calle. La zona está llena de tiendas, bares, pubs, discotecas, restaurantes, y sobre todo, jóvenes japoneses con ganas de pasárselo bien. Nos damos una vuelta observando la fauna que allí había (principal pasatiempo en este tipo de barrios en Japón) y nos metemos a cenar en un restaurante de la calle Shinsaibashi, el cual nos sorprendió gratamente por su relación calidad-precio, ya que cenamos muy bien por sólo 6 euros por cabeza.
Cuando salimos de cenar había un gran ambiente en la calle, pero debíamos irnos a descansar, puesto que para mañana habíamos reservado un plato fuerte del viaje, la visita al impresionante Castillo de Himeji, conocido como “La Garza Blanca”. Así que haciendo caso al sabio refranero español cuando dice que: “Una retirada a tiempo es una victoria”, nos fuimos a dormir y nos prometimos probar la fiesta de Osaka el sábado.
DÍA 11
Desayunamos unos bollos rellenos de chocolate con un café en el hotel y cogemos la “Loop line” hasta la estación de Osaka, con la intención de ir hasta la localidad de Himeji, situada unos 90 kilómetros al oeste, en dirección a Hiroshima. Para ello cogemos una línea local que en poco más de 45 minutos nos deja en la estación de Himeji. Por el camino pasamos por Kobe, donde queremos parar a la vuelta para conocer un poco la ciudad y cenar.
Himeji es una tranquila localidad de medio millón de habitantes en la que destaca su impresionante castillo, el mejor conservado de Japón. Para llegar al castillo desde la estación, sólo hay que recorrer la calle Otemai (unos 15 min.), que une la puerta norte de dicha estación con las instalaciones del castillo.
El precio de la entrada al castillo es de unos 600 yenes. El único “problema” es que no se puede visitar la Torre del Homenaje, pero bueno, nos conformaremos con visitar el resto del castillo.
En la visita al castillo coincidimos con un grupo de escolares japoneses muy graciosos, que se hacen fotos con nosotros. La verdad es que en prácticamente todos los lugares que estamos visitando coincidimos con mini japoneses de visita cultural, deben de tener un montón de actividades de este tipo. Nos lo pasamos en grande con ellos, porque con sus uniformes y esas caras tan simpáticas están para comérselos. Además, los más mayorcitos se paran a practicar inglés con nosotros y tenemos conversaciones muy entretenidas.
Tras la visita al castillo de Himeji, lo que nos lleva una hora y media aproximadamente, comemos algo en los jardines aledaños y después bajamos caminando hasta la estación. Volvemos a coger el tren en dirección a Osaka, pero esta vez nos bajamos en la estación de Sannomiya que es la queda más cerca del centro de la Kobe. Nuestra intención es pasar el resto de la tarde en Kobe y cenar esa noche allí su famosa carne de buey, conocida como la mejor carne del mundo.
Consultamos la Lonely Planet y vemos que en Kobe hay un Museo del Sake, así que nos disponemos a seguir las instrucciones que la misma da para encontrarlo. Lo primero que hay que hacer es en la misma estación de Sannomiya coger la “Hanshin line” y bajarse en la estación de Sumiyoshi (en esta línea hay que pagar puesto que no es de JR). Tras bajarse en esta estación sólo hay que seguir los pasos que marca la guía, que por cierto, son bastante precisos. Resulta ser la fábrica de Sake Hakutsuru que posee una de las mayores producciones de este licor en todo el país. En una de sus antiguas dependencias tienen montado un museo (entrada gratuita), en el que explican paso a paso y con detalle el proceso de elaboración de este conocido licor japonés. El museo nos resulta muy interesante, y además hay muy poca gente, estamos prácticamente nosotros solos. Como toda visita a museo de este estilo o bodega que se precie, la misma acaba con una degustación de Sake.
Después de la degustación de Sake nos vamos a la zona más moderna de Kobe, para ello hay que volver hasta la estación de Sannomiya y desde allí, esta vez sí con una línea de JR llegar hasta la estación de Kobe, donde está “Kobe Harbor Land”, que es algo así como lo más “cool” de la ciudad. Aquí abundan los rascacielos, centros comerciales de última generación, incluyendo la típica noria inmensa, etc… vamos que toda ciudad japonesa que se precie tiene que tener un barrio de estos. Lo mejor que se puede hacer en este lugar es subirse al piso 18 del edificio “Ecoll Marine” y admirar Kobe desde el aire.
Como ya va siendo hora, volvemos a la estación de Sannomiya, ya que en sus alrededores es donde están los restaurantes donde se puede degustar la carne de buey de Kobe. Hay que llegar hasta la cercana calle Ikuta para empezar a oler a carne que tira para atrás, y es que decenas y decenas de restaurantes preparando en sus planchas esta exquisita carne es un placer para casi todos nuestros sentidos.
Elegimos uno que está en la quinta planta de un edificio a mitad de la calle Ikuta. Es muy fácil, ves el menú y los precios puestos en la calle, subes en un ascensor y cuando éste se abre, ya estás en el mismo restaurante. Es uno de esos en los que la barra es una plancha y te van haciendo la comida delante de ti.
La carne de Kobe te la suelen presentar en un menú cerrado, que incluye dos o tres acompañamientos más, como pueden ser: verduras, salsas, una especie de sopa de carne, ensalada y el siempre eterno arroz. La verdad es que no es barata, puesto que a nosotros nos salió la broma por más de 40 euros por barba, pero bueno, estar en Kobe y no probar su carne, tiene delito. Para terminar diré que la carne estaba de vicio, se deshacía en la boca, ummmmmmmm.
Desde Kobe regresamos en un tren de la “Kobe line” hasta nuestro hotel en Osaka, donde esa noche dormimos soñando con castillos y bueyes de Kobe.
Continuará…
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