La Tierra del Sol Naciente ll

Por José Calleja

 

 

Continuamos nuestro periplo por Japón ,La Tierra del Sol Naciente , con un nuevo relato de nuestro viaje, que en esta ocasión nos llevará a contemplar desde monjes budistas hasta luchadores de sumo.Sígueme!!

 

 

DÍA 3: Esta mañana queremos darnos una vuelta por Asakusa, el barrio donde estamos durmiendo. Aquí está el templo de Sensoji.Las calles de alrededor del templo están llenas de tiendas de souvenirs y de conductores de jinrikisha ataviados con el traje tradicional. Éstos ofrecen circuitos por los alrededores en sus tradicionales carruajes.

Después de la visita al templo, bajamos bordeando el río por su orilla oeste hasta el estadio de Ryogoku Kokugikan, lugar donde se celebran los torneos de sumo tres meses al año: enero, mayo y septiembre.

Al llegar a Akihabara nos damos cuenta de que el nombre de “Ciudad Electrónica” no le viene por casualidad. Está lleno de grandes almacenes dedicados enteramente a aparatos eléctricos. Además en muchas de ellas se ofrecen libres de impuestos y la verdad que buscando se encuentran cosas que merecen  la pena.

Akihabara también es conocida por ser la cuna de manga, anime y el hentai, y hay un montón de tiendas donde venden artículos relacionados con todo este arte. Por supuesto, cada una de ellas con su grupo de chicas disfrazadas de los personajes de animación invitando a la gente a pasar al interior, vamos que el sólo pasear por sus calles ya resulta todo un espectáculo.

Desde Akihabara queremos ir a Harajuku a hacer unas compras, ya que ayer vimos varias tiendas de ropa interesantes. En este paseo, nos encontramos una boda  cuyos novios visten los trajes tradicionales japoneses.Lo hacemos en la Yamanote line, la misma que utilizaremos para ir desde Harajaku hasta Shinjuku, el centro financiero de la ciudad, algo así como Manhatan en Nueva York.

Una de las cosas que por obligación hay que hacer en Tokio es subir a la planta 45 del edificio Tokyo Goverment Office y observar la ciudad desde allí. Nosotros lo hicimos ya de noche y las vistas eran para quedarse allí dos horas. El edificio está a 10 minutos andando de la estación de Shinjuku.

Después de cenar en un restaurante de Shinjuku nos vamos a dormir. Para ello cogemos el metro en la estación del barrio, la más grande del país con nada menos que 60 puertas de salida

DÍA 4: Hoy queremos visitar Kamakura, a unos 50 km. al suroeste de Tokio. Kamakura fue capital de Japón de 1185 a 1333, está plagada de templos budistas y algún que otro sintoísta repartidos por el campo. Este lugar rivaliza con Nikko como la mejor excursión cultural de un día desde Tokio. Como nosotros dejamos casi una semana para Tokio pensamos: ¿y por qué no ir a los dos sitios? Así que para hoy reservamos unos billetes de la línea JR para Kamakura y mañana iremos a Nikko.

Pero como nos faltan días y la agenda de cosas a realizar es muy larga, nos toca pegarnos el madrugón para ir a la lonja de pescado de Tsukiji antes de pillar el tren a Kamakura.

Llegamos a la lonja a eso de las 08:00 h. y aquello está en plena ebullición. Tienes que ir pegando saltos para no darte con nada ni con nadie. Es una experiencia muy recomendable ver todo aquel pescado que dentro de poco se convertirá en sushi.

Después de desayunar, como no, algo de pescado, cogemos un metro hasta la estación de Tokio, donde saldremos para Kamakura. Para ello cogemos la Yokosuka line, que en menos de una hora nos deja en Kamakura. Nos bajamos una parada antes de Kamakura, en “Kita-Kamakura”, y es que esta parada está situada más cerca de la zona donde hay más templos que ver.

Saliendo hacia la izquierda de la estación enseguida te encuentras con el templo Engaku-ji . Se fundó en 1282 para que los monjes zen pudieran rezar por los soldados que dieron su vida defendiendo Japón del ataque del pueblo Mongol. En este templo coincidimos con un grupo de japoneses jubilados que están haciendo un curso de pintura y se encuentran super concentrados en su trabajo, pintando casi todos los rincones de este bello lugar.

De aquí, y cruzando las vías del tren nos vamos al templo de Tokeiji . Desde Tokeji buscamos la senda que cruza el bosque hasta el Gran Buda de Daitbusu, plato fuerte de Kamakura. Hay dos opciones para llegar desde la zona de templos hasta el Daitbusu: coger un autobús en la parada que hay en la carretera o atravesar el bosque a través de una senda de tres kilómetros. Nosotros, por supuesto nos decidimos por la más difícil, que es la de la senda. El camino se coge desde la parta trasera del templo Jochi-ji, y aunque en la Lonely viene bien indicado, preguntamos a la chica que había en la taquilla de este último templo.

La senda empieza muy bien con un camino asfaltado, pero enseguida se interna en la espesura del bosque y todo es un subir y bajar pequeñas laderas de montaña entre la espesa vegetación. De vez en cuando hay señales informativas totalmente integradas en el medio, indicando la dirección del Daitbusu, aunque recomiendo ir bastante al loro si uno no quiere tirarse un día entero dando vueltas por el bosque.

Después de casi una hora y media de trekking, por fin llegamos al Daitbusu. Nuestro esfuerzo se ve altamente recompensado al contemplar la enorme imagen de Buda, que con sus más de 11 metros y sus 850 toneladas de peso, la convierten en la segunda imagen de Buda más grande de Japón.

Bueno, una vez disparadas unas cuantas fotos al Gran Buda cogemos un autobús para que nos baje hasta Kamakura, donde comeremos en un garito de crepes resguardándonos de la lluvia fina pero insistente que había comenzado a caer.

Desde Kamakura cogemos un tren de la línea Yokosuka hasta Tokyo. A medio camino se encuentra Yokohama, que en los últimos años se ha convertido en la segunda ciudad más grande del país. Decidimos bajar en la estación de Yokohama y visitar su moderna zona de Miinato Minai 21, una especie de ciudad futurista llena de rascacielos, elegantes centros comerciales, parques de atracciones, etc……incluso hay un simulador de helicópteros para quien quiera probar la experiencia. Una de las pijadas que más me llama la atención es un edificio dedicado a los baños termales y spa de 5 plantas de altura!!!

Después de perder un rato por la zona y hacer alguna comprilla cogemos el metro de la línea JR hasta el barrio chino de Yokohama. Éste resulta estar impecable y muy cuidado, creo que es el Chinatown más cool de cuantos hemos visitado.

DÍA 5: Hoy vamos a ir a Nikko, localidad situada a unos 100 km. al norte de Tokio. Nikko es uno de los lugares más atractivos de Japón, lo malo es que en temporada alta suele estar atiborrada de turistas en viajes organizados. Antiguo centro de formación para monjes budistas, está plagado de templos, santuarios y preciosos jardines.

El día comienza bastante temprano porque a las 08:36 sale el Shinkansen que nos llevará a Utsonomiya. Desde allí a Nikko hay que coger la Nikko line, también operada por JR, por lo que está incluida en el JR Pass.

El tren de la Nikko line es muy bonito, puesto que está diseñado con un estilo retro, al igual que la estación de Nikko, una de las más antiguas del país. La estación JR de Nikko está separada 3 kilómetros de la zona de templos, por lo que se puede subir paseando o coger un autobús  en la puerta de la misma estación. Nosotros optamos por la segunda opción, puesto que era cuesta arriba y ya íbamos a andar suficiente durante todo el día. El autobús tiene la parada en las puertas del templo de Rinno-ji. En este templo hay una taquilla donde se puede adquirir un pase de dos días que  da acceso a la visita de los principales templos y santuarios de Nikko: Rinno-ji con su jardín y museo, Toshogu, Honji-do, Tauyuin y Futurasan.

Comenzamos la visita por el jardín de Rinno-ji, que a pesar de tratarse de un jardín no muy grande nos dejó deslumbrados por su belleza y por la paz y tranquilidad que allí se respiraba. Los peces que hay en el estanque, a los que se les puede dar comida e incluso tocar, son inmensos.

Después de pasar por el museo nos fuimos ya directamente al interior del templo en el que destacan tres imágenes gigantescas (8 m.) de Buda, siendo éstas las imágenes de Buda hechas en madera más grandes de Japón. Las tres imágenes representan a tres deidades o Kannon budistas.Después de reponer fuerzas encaminamos nuestros pasos hacia los templos de Tauyuin y Futurasan. El primero de ellos resulta muy atractivo, dado su pequeño tamaño y su enclave en un bosque de cedros japoneses.Futurasan puede ser que fuera el que menos nos gustó, aunque hay que destacar que hay un par de cedros impresionantemente grandes en su interior.

Al bajar de la zona de templos llegamos hasta el río. Bordeando éste en dirección oeste se llega al abismo de Gamman-Ga-Fuchi, un sendero que se interna en el bosque junto al río, y que está flanqueado por una colección de estatuas de Jizo, budista protector de viajeros y niños. El paseo por el sendero, junto al río es precioso y el ambiente que se respira con ese montón de figuras de piedra ataviadas con gorro y una especie de babero de color rojo cuanto menos es inquietante. Recomiendo perderse un rato por aquí, ya que está muy cerca de Nikko y aunque el sitio viene en la Lonely no hay casi nadie, por lo menos cuando estuvimos nosotros.

Figuras de piedra de Gamman-Ga-Fuchi

DÍA 6: En un rato vamos a ver un combate de sumo en el espectacular estadio Ryogoku Kokukigan.

El estadio está muy cerca de Asakusa, donde estamos durmiendo, así que nos vamos dando un paseo. Por el camino nos metemos en un supermercado para comprar comida y bebida, porque la sesión de sumo que nos esperaba iba a ser larga.

Las jornadas de sumo empiezan muy temprano. A eso de las 08:00 h. ya hay sesiones clasificatorias, luego hay presentaciones, exhibiciones, desfiles, más combates, etc….hasta llegar al combate final que se produce sobre las 18:00 horas.El interior del estadio es realmente impresionante. Es inmenso, todo ordenado, limpio, muy organizado y con el ring en el centro iluminado por unos potentes focos, bajo una especie de tejadillo similar a los de los templos japoneses.

Aunque en el sumo hay un montón de rituales y protocolos, el objetivo del combate es bien sencillo: sacar al rival del anillo que rodea el ring o hacer que toque el suelo de éste con alguna parte de su cuerpo que no sean los pies. Éstos apenas duran unos segundos durante los cuales el público jalea a los contrincantes haciendo que viviéramos una experiencia realmente excitante.

Cuando salimos del estadio nos acercamos a dar una vuelta por Harajuku y Shibuya y nos fuimos no muy tarde al hostel a preparar las maletas ya que al día siguiente abandonábamos Tokio para seguir nuestra ruta nipona por los Alpes Japoneses.

 

 

http://somosnomadas.wordpress.com/

 

 

 

 

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