Fernando Marías visita CulturamasOcio
Por Chus Sanesteban
—¿Qué medio de transporte le gustaría dejar de usar ?
Ninguno. Curiosamente, a cada uno le saco alguna alegría. Detesto desplazarme hasta el aeropuerto para viajes nacionales, eso sí que me lo ahorraría.
—Las vacaciones ideales. Lugar y duración.
Tres o cuatro semanas en un lugar con mar casi deshabitado y corrigiendo una novela. La playa vacía a treinta metros del ordenador.
—Cuatro cosas indispensables en su maleta.
El iPhone, el ordenador, los libros y el iPod: tecnología para la mente.
— ¿Dónde ha estado y no volvería?
Ningún sitio me ha desagradado tanto. Pero es verdad que, puestos a elegir, prefiero conocer nuevos lugares.
—¿Viaje acompañado o buscar la compañía en el viaje?
O acompañado o solo, no veo clara esa opción de improvisar acompañante durante el viaje.
—¿Cuál es su tapa favorita?
Cuando está bien hecha, la tortilla de patatas.
— Una comida que aborrezca.
La lechuga. La tomé por inercia durante décadas, hasta que un día me pregunté por qué la estaba comiendo, si en realidad no me gustaba, y dejé de hacerlo.
—Su bebida preferida.
El agua.
—Tiene a los reyes como invitados a cenar, ¿qué les prepara?
Iríamos al restaurante de abajo. No preparo cenas en casa, y menos si me exigen el menor protocolo.
—Su lugar para comer ideal.
Volvemos al mar: esa playa solitaria a la que he aludido antes. Comer ante el mar.
—¿Qué cambiaría de su casa?
Poca cosa, le añadiría una terraza y una piscina a salvo de miradas
— ¿Consigue rematar los muebles de IKEA?
En un 99,99%. Pero siempre queda ese fleco que me recuerda que el siguiente mueble podría resultarme inalcanzable.
— Un objeto de su casa que salvaría de un incendio.
Ningún objeto es imprescindible en mi vida. Tal vez el premio Nadal, que cambió mi vida.
— Una obra o monumento único, irrepetible.
Si aceptamos Machu Pichu como tal, diría que tiene más elementos mágicos y literarios que ningún otro lugar.
— Aquella casa que visitó y no ha olvidado.
Me gustaría hacer un viaje mágico: permanecer a solas durante unas horas en cada una de las casas en las que viví.
— Su prenda favorita.
El pantalón vaquero.
—Y la que no soporta.
Los pantalones no vaqueros.
—Lugar preferido para comprar ropa.
Una en la que haya poca gente y me dejen mirar sin atosigarme.
— Para usted la moda es…
Como la gloria: pasajera.
— Una combinación de colores que jamás llevarías.
No soy maniático, y me gusta disfrazarme, así que podría aceptar cualquiera. Creo que diría que las acepto todas, aunque cabe que al verme dijera: así no. Decidiría el vistazo final.
— ¿Ha plantado un árbol?
No.
— La planta favorita de su casa es…
No tengo plantas. No entra en mis planes.
—¿Preferiría perderse en una selva o en un desierto?
Interesante pregunta de ocio. ¿Morir de sed o de fiebres y devorado por alimañas? Hmm, no sé qué me apetece más. En este punto me cuesta decidirme.
—¿A quién mandaría a una isla desierta?
A nadie.
— Su rato o momento ocioso preferido
Un fin de semana encerrado en mi casa con el teléfono apagado.
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