«Haute Couture»
por Minerva Santana
La alta costura de la primavera de 2012 dio comienzo el lunes con fuerza, el calendario del primer día venía con grandes nombres y muchas expectativas. Atelier Versace que tras cosechar éxitos en sus pases privados y exclusivas colecciones, decide reaparecer tras siete años de ausencia y lo hace abriendo la semana de la moda más admirada. Donatella elije una escalinata dorada como escenario ostentoso donde destacan siluetas muy femeninas, colores ácidos, atrevidos cortos, cuerpos armados y escotes marca de la casa reinventados con un toque futurista.
Atelier Versace Paris Haute Couture Spring 2012.
Se cumplía justo un año de aquel último desfile de John Galliano para Dior y la firma no termina de estar a la altura. Bill Gaytten, nos muestra un intento de recrear sombras del pasado en un desfile carente de aquella creatividad y teatralidad a la que nos habíamos acostumbrado. Sabemos que el listón se dejó muy alto. Está resultando imposible no comparar y muy complicado llegar a semejante nivel.
Christian Dior Paris Haute Couture Spring 2012
Alexis Mabille llevó el total look a nivel de colorterapia, mostrando modelos cuyas caras combinaban con el color de sus vestidos y tocados con volumen. Dando un punto de show que disfraza ciertos puntos débiles en su alta moda.
Alexis Mabille Paris Haute Couture Spring 2012.
Y llegó Valli. La segunda colección del italiano en la alta costura apareció para alegrarnos el día. Nos deleitó con un desfile elegante, donde predominó el blanco, sin prescindir de la presencia del elegante negro y dar la nota de color con estampados florales en tonalidades de rojo, vestidos largos de noche con tocado en fucsia y ciruela. Delicados encajes y transparencias, la presencia de lentejuelas perfectamente combinada. Un repertorio equilibrado e impecable, que bien vale pertenecer a la Chambre Syndicale de la moda francesa sin pasar por los cinco años que exigen.
Giambattista Valli Paris Haute Couture Spring 2012.
El segundo día despegó con un Chanel que desfilaba por el pasillo de una aerolínea creada por Karl donde no faltaba detalle para la clase más business. Un viaje en el que se hizo uso de ciento cincuenta tonalidades de azul y las azafatas con sus manos en los bolsillos paseaban con vestidos que marcaban cinturas más bajas, cuellos alargados y peinados con toques punk que cogían altura. Karl coincide con On Aura en darle un sutil protagonismo a detalles como las medias.
Chanel Paris Haute Couture Spring 2012.
Armani Privé coincidió con Versace en la tonalidad de ese verde ácido muy presente en la colección, acoplado a estampados de serpiente y texturas nacaradas . Givenchy, uno de los platos fuertes en la alta costura de los últimos años, puede hace alarde de ello y de su personal puesta en escena que gusta. Utilizando también el cocodrilo y una serie de colores mucho más oscura que el resto, elije como de inspiración el Art Decó, películas y temas musicales de los años veinte. Ellas carismáticas, compartían la particular argolla en la nariz con la que sus chicos aparecían hace una semana.
Armani Privé Paris Haute Couture Spring 2012.
Givenchy Paris Haute Couture spring 2012.
Como contrapunto el libanés Elie Saab presenta el muestrario eficaz de sus victoriosos vestidos, en una variada pero estricta paleta de colores pasteles con texturas brillantes.
Elie Saab Paris Haute Couture Spring 2012.
Jean Paul Gaultier hizo una oda a la fallecida Amy Whinehouse que incluyó hasta músicos en directo cantando A capella. Más espectáculo que alta costura definia la pasarela, en la que vimos los clásicos corsés del diseñador combinados con velos de tul y como en Versace colores ácidos y mucha pierna.
Jean Paul Gaultier Paris Haute Couture Spring 2012.
Valentino Paris Haute Couture Spring 2012.
Una sucesión de prendas delicadas y ligeras que parecía que podían levitar. Tonos neutros y estampados florales que se mezclan con gasas, organzas, encajes con cuellos y guantes bordados en relieves. Zapatos forrados a juego con el vestuario llamaron la atención porque en su mayoría fueran planos. Y la ausencia del rojo de la casa que apenas echamos de menos. Fue la forma de cerrar de Valentino esta alta costura parisina que despedimos hasta la próxima temporada con la esperanza de poder sufrir el Síndrome de Stendhal, que de eso se trata.
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