EL DESORDEN Y SUS PERSONALIDADES

Por Isabel Pérez de Villaamil. www.recoloca.com

Dicen que las personas desordenadas nunca cambian, que mantienen esa personalidad toda su vida. La verdad es que tanto el desorden como el orden, son cualidades que desarrollamos desde la infancia, y raro es ver un cambio de este tipo en un adulto. Pero yo creo que te puedes “volver ordenado” primero, sabiendo qué motivos te hacen actuar así y luego creando un hábito para combatirlo.

¿A qué grupo perteneces?

El acumulador: esto lo puedo necesitar algún día.

Este tipo de desordenados suelen tener inseguridades económicas o de otras clases y acumulan todo, da igual que ya tengan
suficientes unidades, acumulan más por si acaso. Tienen miedo de desprenderse de las cosas por si pudieran necesitarlas en el futuro.

Si consideras que entras dentro de este grupo, hazte la siguiente pregunta: ¿cuando lo utilizaste por última vez?, si tu respuesta es NUNCA o hace 5 años, tíralo.

El posponedor: mañana lo hago.

En este grupo entran aquellos que aún sabiendo que tienen que terminar de hacer algo, lo dejan a medias, se quedan tranquilos
porque piensan que al día siguiente lo acabarán. ¿Para qué vaciar el lavaplatos  si lo puedo poner mañana ? Lo que no saben es que mañana tendrán el mismo dilema y la misma energía. Además al día siguiente cuando vuelvan a hacer lo mismo, se sentirán culpables por no haberlo hecho antes.

Si entras dentro de este grupo, pregúntate que diferencia habrá al día siguiente para que las cosas cambien.

El inversor: es que me costó un dineral.

Aquí podemos meter a todos aquellos que sienten que han hecho una inversión al adquirir algo y que no pueden deshacerse de eso por el dinero que pagaron. Lo que no saben es que las cosas se  devalúan en el momento que las adquieres y que lo importante es el valor que tienen actualmente y su utilidad. Una solución para este grupo sería que supieran el valor que tienen lo que quieran mantener y su posterior  reventa, si sacaran algo de dinero en la venta de ese objeto, no se atarían a el de la misma manera.

El sentimental: fue de mi bisabuelo.

Los sentimientos y más los familiares  nos atan a los objetos que no necesitamos o queremos. Es necesario que aprendamos a diferenciar entre lo que heredamos y lo que acumulamos. En este caso pregúntate: ¿tengo algún recuerdo de ello? ¿la persona que me lo regaló lo tiene a su vez? o simplemente pasó por sus manos. ¿Lo vas a utilizar algún día? ¿quieres que alguien cercano a ti lo mantenga?

El perfeccionista: cuando ordene el armario lo dejo perfecto.

En este grupo podemos incluir a los que posponen el orden porque nunca tienen el tiempo suficiente para que quede perfecto, y si no lo pueden dejar de diez, no lo hacen. Si el papel del armario se está despegando, lo dejarán así porque no es suficiente con pegarlo, necesitan arrancar la tira, comprar otra nueva y volverlo a poner, por supuesto el color del papel va a variar porque es de otra tintada……

A estos desordenados hay que recordarles que no todo es blanco o negro, que existe una infinita variedad de grises que pueden solucionar sus problemas. Que dentro de su agenda hagan dos listas paralelas, una que diga algún día cuando tenga tiempo y dinero, y otra que diga mientras tanto…..

El eterno joven: esas gafas de sol las tengo desde la universidad.

Este tipo de desorden es producido por acumulación de objetos que nos trasladan a la juventud o a determinados momentos de nuestra vida. Si tuviéramos que mantener todo aquello que nos puede transportar a un determinado momento, no cabríamos en ningún lugar. Tu eres el recuerdo, no el objeto. Clasifica, elige lo más importante  y tira lo demás.

Todo vale: eso, lo utilizo mucho.

A este grupo no creo que pertenezca nadie más que mi hermana, que a la hora de tirar las cosas se imagina que las usa constantemente. Solución: tenerme a mi detrás tirando sin que me vea, al final siempre me lo agradece.

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