Anna Genovés : “Mi primer objetivo es entretener al lector; hacerle reír o encontrarse a sí mismo”
Queridos lectores de EntreTanto Magazine, hoy quiero presentarles a Anna Genovés. Una escritora peculiar y con gran talento que acaba de publicar su libro La caja pública.
El motivo de este libro guarda cierta singularidad, pues su autora, siguiendo el consejo de numerosos amigos, decidió realizar una recopilación de relatos y microrrelatos escritos desde 2010 hasta la actualidad.
Muchos están editados en su blog personal u otras plataformas digitales. De ahí su nombre: La caja pública. Sin embargo, todos están mejorados para esta edición, que además, cuenta con una selección inédita muy sustancial.
A mí, me ha sorprendido La caja pública. Espero que a ustedes, lectores, también les sorprenda y les guste.
Me puse en contacto con Anna Genovés para entrevistarla y ella accedió con gusto. Podrán comprobar que desborda energía tanto en su forma de escribir como en persona.
Hola Anna, ¿Qué tal estás?
Hola, Alfonso. Bien, gracias.
Alonso, me llamo Alonso.
Eso he dicho. Alfonso.
No, Alonso. Mi nombre es Alonso. Bueno, da igual vamos con la entrevista.
¿Por qué decidiste hacerte escritora?
A ver, crecí en el seno de una familia trabajadora en un barrio muy valenciano. Donde la concentración de inmigrantes andaluces, aragoneses o castellano-manchegos era obvia. Y aunque soy introvertida y tímida; algo solitaria. Tengo muchísima imaginación. Sufro disgrafía disléxica. Pero desde bien chiquita, hacía unas redacciones fantásticas. Recuerdo que las profesoras de lenguaje se sorprendían muchísimo.
Estas peculiaridades, me marcaron de por vida. Me suena que siempre quise ser historiadora para poder relatar cuentos con un zócalo creíble. Mi tenacidad lo hizo posible. Me licencié en dos especialidades de Geografía e Historia; Historia Antigua, y, Prehistoria y Arqueología. Fueron unos años muy duros en plena juventud: por la mañana iba a la universidad y por las tardes trabajaba en un comercio. Por la noche escribía y si he de ser sincera: dormía muy poco.
Llegado un punto, tuve que elegir; o contribuía con la economía familiar o escribía. En mi familia, como en tantas otras, el trabajo de escritor parece algo como tocarse las narices o no estar en tus cabales. Tuve que decantarme por una ocupación remunerada. Y así pasaron los años. Ejerciendo distintas ocupaciones quiméricas. Nadie sospechaba que ninguna me agradaba.
¿En qué te inspiras para escribir?
Honestamente… En nada. Sin embargo, todo me fascina. Quiero decir, me siento frente al portátil y me pregunto a misma: “¿A ver qué tenemos hoy?”. Si estoy desarrollando un trabajo concreto… Sigo con la madeja y el proceso de desovillado. No pienso en nada que no sea la materia prima que discurre en el borrador. Se me olvidan hasta las necesidades básicas (risas). Es mi esposo quien me dice: “¡Ya vale! Mujer qué son las tantas y sigues en tu cueva, tecleando como una posesa”.
Al final de la jornada, suelo conectarme a las redes para saber que pasa en el mundo y saludar a los amigos. ¡Ah! Y tengo un vicio… Antes de cerrar el ordenador, siempre escribo uno o varios poemas. De aquello que me surge in situ. Es mi mundo.
¿Cómo definirías tu estilo?
No tengo un estilo propiamente definido. Sigo el dictamen de mi corazón en cada momento. Pero por otro lado, soy muy minuciosa con la escritura, y si siempre establezco un orden. Es como si estuviera esperando que tañera una campana enorme y me dijera: “No te desvíes. Tienes que ir por ahí”.
Soy una mujer juguetona, caprichosa, sumisa e indecisa. Mi alter ego es dominante, misterioso, delictivo, temeroso y hasta terrorífico. Quizás esta dualidad encumbra la novela El extraño caso del doctor Jekyll y el Mr. Hyde como una de mis preferidas. Puedo escribir igualmente un hardboiled, un thriller erótico o un thriller histórico-misterioso-cultural (todavía no se me conoce en este género). Si tuviera que hablar de un estilo único, te diría que me muevo dentro del negro criminal erótico afterpop. Evidentemente, muchas de mis influencias culturales provienen del ambiente Nocilla. Crecí en la España de aquella merendilla.
Tu libro La caja pública. Háblanos un poco sobre él: cómo surgió la idea, qué objetivos consideras que has cumplido tras su escritura, qué puede encontrar el lector en él.
Anteriormente publiqué dos novelas. La primera fue muy precipitada; debía haber madurado durante algún tiempo en una buena barrica de roble; de los accidentes se aprende. No obstante, se vislumbraban buenas líneas de acción. La segunda, Es la versión perfecta de la anterior. Quiero decir, la amplié un 100%. En términos arquitectónicos, le hice una reforma integral. Es un thriller erótico realista y sucio. Se diría que está a un 75% de un novela hardboiled. Pese a que el público se quedó más que satisfecho. Los amigos, me pidieron por activa y pasiva, que editara un libro con los relatos que publicaba en mi blog personal. No podía negarme. Elegí aquellos cuentos que más agradaron y añadí, un nuevo grupeto completamente inédito. Si tuviera que elogiarlos, diría que son muy descriptivos y llenos de diálogos frenéticos. Lo que introduce rápidamente al lector en cualquiera de las historias.
Mi primer objetivo es entretener al lector; hacerle reír o encontrarse a sí mismo. Y te aseguro que ‘La caja pública’ hará pasar un buen rato a quien lo lea. Está dirigida a todo tipo de lector devorador de relatos. Hacer feliz a las personas, es algo maravilloso.
¿Qué función y que utilidad crees que cumple tu literatura?
Todo aquel que tiene algo que contar o que mostrar a sus semejantes; debe hacerlo. ¿Qué sentido tiene guardarlo en tu interior? Ninguno. El arte, de primera o última fila, siempre nos muestra un aspecto diferente de aquello que teníamos preconcebido.
Utilizo modernismos tanto como sinónimos o antónimos. De igual modo, manejo vocabularios dispares, dependiendo de la escena que viven los personajes. Si describo una acción en los bajos fondos: soy muy sucia. Y si hablo de un ambiente cool llegó a altas cotas de refinamiento en las expresiones.
En resumidas cuentas, la lectura de La caja pública | relatos; está viva. Ha evolucionado a la par que la sociedad y enriquece al lector.
¿Qué es lo que te parece más difícil de tu profesión?
Soy consciente que para ocupar un lugar con un cierto pedigrí en el mundo literario, es imprescindible ganar un concurso importante y bien remunerado. Tener un buen padrino en alguna editorial significativa o un golpe de suerte. Por desgracia, carezco de esta trinidad tan esperanzadora. He llegado a una etapa de la vida, donde valoro cosas que antes pasaban completamente desapercibidas y viceversa. El dinero es necesario. Pero de momento, no me lucro lo más mínimo. Escribo porque me nace.
¿Qué consejo le darías a alguien que quisiera ser escritor?
Que piense por qué escribe. Se lo preguntaría honestamente… Si lo que pretende es poder subsistir de sus beneficios, lo lleva crudo. Pero no es imposible.
Partiendo de cero y teniendo juventud (al margen de la necesidad de escribir y leer a diario), le diría que lo primero que debía hacer, sería afiliarse a un partido político o/y amigarse con escritores, poetas y periodistas de un cierto nivel. Lo siguiente, acudir a todas las presentaciones de cierta relevancia, aunque no esté invitado y no conozca al autor. Comprar el libro, poemario, biografía, catalogo y etc. Fotografiarse con los asistentes. Y, por último, publicitarse muchísimo en todos los medios de comunicación que tenga a su alcance.
¿Qué escritor te gusta más o en el cual te inspires?
Creo que tengo el punto irónico del escritor Álvaro Retama. Un auténtico torbellino de un humor sui generis. Pero la oscuridad me tira; Edgar Allan Poe es mi mentor. Gustave Flaubert despertó mi sensualidad, junto a Victoria Holt. El encuentro con David Goodis, representó mi descenso a los infiernos. Cuando leí a Truman Capote me dio un toque chic. Matilde Asensi simboliza mi yo aventurero. Sucede, que cuando toco el calambur literario, tenemos un estilo parejo. Te cuento una historia: estaba leyendo una de sus novelas, en alto, a un amigo convaleciente. En un momento indeterminado, incluí una hoja de un manuscrito personal. Mi amigo no notó la diferencia y sigue sin averiguar mi columpiada. Por último, puedo decirte que Vicki Hendricks es mi látigo; corremos paralelas por la misma calzada.
¿Tienes algún proyecto literario en mente?
Lo primero que quisiera publicar, es un thriller de ficción histórico-religioso, donde la línea argumental se desarrolla entre un mundo de aventuras e intrigas palaciegas. Hubo un manuscrito, en su momento, que tuvo un contrato de tres años con la Agente literaria Antonia Kerrigan. Pero se quedó en agua de borrajas –digo yo que algo vería el águila de los Best Sellers— En fin, si te soy sincera era una persona muy ingenua. Soy consciente de haber perdido una oportunidad de oro o un tren hasta quién sabe dónde. No lo sé, igual me quedo en una “escribidora” (permíteme el sarcasmo) de por vida o a lo mejor, me sucede como a J. K. Rowling. Soñar es gratis.
De cara al año próximo, tengo muchos proyectos… Hace unos meses, finalicé la segunda parte de Tinta amarga. Posiblemente, andar por la ruta de James M. Cain, me sienta muy bien. Por último, hay dos novelas por restaurar y una por acabar. También, me apetecería publicar algún poemario.
Como verás, tengo proyectos, ilusión y fe. Los lectores son los mejores jueces. Como dijo R. L. Stevenson: “Las mentiras más crueles son dichas en silencio”.
Ha sido un placer estar con vosotros. Muchísimas gracias, Alfonso Barán, Cristina Cereceda y a todo el equipo de Entretanto Magazine. Os dejo el relato que abre el libro ‘La caja Pública’.
Qué me llamo, Alonso, Alonso. Ja ja ja ja.
Ha sido un placer, Anna. Mucha suerte.
Queridos lectores de Entretanto Magazine, a continuación pueden leer un relato de Anna Genovés. Espero que les guste.
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Anaïs 21
Anaïs no decaigas
eres el principio y el fin
la vida y la nada
Anaïs es una bloguera con ganas de comerse el mundo. Sin embargo, no sabe para dónde tirar. Escribe de todo. Su imaginación es un totum revolotum: cuentos eróticos, microrrelatos gore, novelas históricas, poemas, relatos góticos… Está hecha un lío.
Tras una noche loca con su novio, inventa un relato apasionado y directo; vamos, que no se muerde la lengua si tiene que explicar cómo hacer una felación, por ejemplo. La aceptación es rotunda: más de 5.000 visitas en un día.
Empero, no todo es satisfacción. Cuelgan vídeos porno en el muro de su facebook, recibe emails obscenos, insultos a tutiplén de anónimos fanáticos y le piden amistad beocios indecentes. Está hastiada de la falsedad del siglo 21. Un día telefonea a una amiga y le cuenta la verbena:
―¡Tía, qué no me dejan en paz. Se creerán que cuento mis affaires o que soy ninfómana. Yo qué sé! ―le dice.
―¡De dónde narices sales, preciosa. Bienvenida al gran teatro las redes sociales! Hay personas elegantes, discretas, agradables y otras con perfiles falsos… ―contesta la amiga.
―¡Menuda mierda! Si fuera un tío, seguro que nadie se metía conmigo. Pero tengo ovarios. No es lo mismo… ―se defiende ella.
―Anaïs el mundo es machista e hipócrita.
―Tienes razón. ¡Juro por Dios qué no volveré a escribir otro relato picante! Es mi suicidio erótico.
―Sólo por fastidiar a esos tíos casposos que piensan con la entrepierna y que cuando nadie los ve se la amasan a tu costa. O a esas urracas del mea culpa que te ponen verde y después utilizan vibradores hasta pulverizarlos. Haría todo lo contrario ―insinúa su confidente.
―¿Estás segura?
―Completamente.
―Pues, ¡qué les den! ―termina por decir Anaïs.
Caprichos del destino: triunfa como el Avecrem.
©Anna Genovés
Copyright © 2014 Anna Genovés
Todos los derechos reservados a su autora
Titulo de la edición: La caja pública
Autora: Anna Genovés
Propiedad intelectual:
V ― 488 ― 14
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